sábado, 16 de noviembre de 2019

Ayer La Haya hoy la OEA: tropezándonos dos veces en la misma traición



Por Rolando Prudencio Briancon:
Los límites que la democracia liberal representativa ha impuesto para impedir el avance de los gobiernos progresistas, son desde ya algo que los regímenes de esta naturaleza; ya deberíamos haber tomado muy en cuenta para no tropezar dos veces en la misma trampa.

Y es que no sólo son las reglas de la democracia formal las que inviabilizan el avance del progresismo, sino la ingenua idea de creer en la credibilidad de estos organismos internacionales, que no son sino las correas de transmisión para que el sistema democrático liberal siga siendo el chaleco de fuerza para que los gobiernos progresistas no profundicen más allá de lo enteramente formal lo que es, o se pretende que sea una democracia real.


Es en ese sentido que el papel de Judas jugado por ambas organizaciones; por un lado la Corte Internacional de Justicia de La Haya con el desconcertante fallo desfavorable con nuestra demanda marítima interpuesta el 2013 al estado chileno para que honre sus múltiples compromisos de otorgar una salida al mar; como es hoy el resultado de la auditoría realizada por la OEA de las elecciones del pasado 20 de octubre que le dieron inicialmente el triunfo a Evo Morales; debería habernos servido para entender que la instituciones de naturaleza “neutral” no son confiables: “Ni un tantico así; nada”.

Por esa elemental razón es que con el fallo adverso de La Haya que ya teníamos la idea que estando casi todo asegurado para esperar un fallo favorable en nuestra demanda, no sólo por la argumentación de peso del cumplimiento de la palabra empeñada que son ley entre partes por lo establecido en la máxima del derecho internacional como es el: “Pact sunt servanda” (Lo que se pacta se cumple); sino porque hasta el propio estado, como la misma opinión pública chilena tenía la certeza de que el fallo sería favorable a nosotros, pero de manera inaudita resultó siendo favorable a los intereses chilenos, y que es lo que nos explica que la corte de La Haya nos jugó sucio.

En el caso de la reciente auditoría de la OEA ha ocurrido algo sintomáticamente similar, ya que, pese a que fue el presidente Evo Morales quien mostrando un exceso de confianza en el papel “imparcial” de la OEA, como a los halagos de Almagro, facilitó fatalmente su participación, que como en el caso de La Haya, los resultados fueron un revés para todos nosotros.

Y es que estábamos advertidos que por el papel de “ministerio de colonias” de los EE. UU que cumple la OEA., como la sentenció el Che que es un secreto a voces que la OEA se ha comprometido en esta conjura; precisamente para que los EE.UU., recobre espacio en su patio trasero, después de una recuperación de los gobiernos progresistas que se viene dándose otra vez el Latinoamérica.
prudenprusiano@gmail.com

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