miércoles, 17 de octubre de 2018

Trump habla de que Colombia debe invadir a Venezuela


Por Diego Olivera Evia:
Crisis humanitaria  y los continuos asesinatos de luchadores sociales

Las maniobras de EEUU para tratar de invadir a Venezuela, han fracasado para lograr una acción militar, ahora el presidente bipolar Donald Trump, habla de una acción del gobierno de Iván Duque manifestando que sea un conflicto de vecinos, una burla más de los gringos, que tienen desplazados en esta nación con más de 7 bases militares, con poder bélico. Estas acciones impulsados por el senador y ex presidente Álvaro Uribe, asesino confeso, narcotraficante, que habla de una nueva agresión a Venezuela, como lo intento contra el presidente Hugo Chávez, al afirmar que le faltó tiempo, para una operación ante la fallida, operación con para militares, con uniformes del ejército venezolano, que fueron detenidos y repatriados a Colombia.
Iván Duque, actual presidente electo de Colombia, enfrenta la que quizás sea la encrucijada que le dará su gobierno: siendo leal al ex presidente Álvaro Uribe el popular líder de su partido Centro Democrático y la fuente de buena parte de los votos que lo llevaron a la presidencia.

La Corte Suprema de Justicia de Colombia, abrió una investigación contra el ex presidente después de que se presentara evidencia que sugiere que Uribe habría intentado manipular testigos, por eso decidió llamarlo formalmente a indagatoria. Tras la noticia, Uribe, con la habilidad de un jugador consumado no es casualidad que sea la figura que ha dominado el escenario político colombiano en los últimos dieciséis años.
Su primera carta fue política. Anunció que renunciaría a su curul de senador para concentrarse en su defensa legal y de inmediato contraatacó a la Corte con la estrategia que ha usado siempre: acusarla infundadamente, vía redes sociales, de perseguirlo por razones políticas y de ser un instrumento de sus enemigos y opositores. Sus abogados, por otro lado, jugaron la carta jurídica al presentar una petición para remplazar, por supuestos impedimentos, a los magistrados que conocen del caso.

Estamos ante un estado forajido, manteniendo los paramilitares y controlando el mercado de drogas, podrá  Duque decide ser autónomo, sus políticas y su estilo de gobierno estarán más cercanos a una centroderecha institucionalista, tendría un gobierno neoliberal en materia económica y social, pero respetuoso de la separación de poderes y los derechos constitucionales. Pero los vínculos del presidente colombiano, con su familia de narcotraficantes, avalan una realidad de mecanismos criminales, logrando superar los Carteles de Cali y Medellín, ahora legalizados por el gobierno de Trump, que acepta los niveles más altos de drogas de cocaína, mariguana y otras yerbas.

La droga es la base del estado forajido
La droga en Colombia es un flagelo, y los nuevos carteles, permitieron de manera “legal” a niveles récord en los cultivos de coca y el potencial de producción de cocaína durante 2017, según lo acaba de revelar un informe de la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de Estados Unidos (Ondcp, por sus siglas inglés). Situación que el subdirector de la entidad, Jim Carroll, calificó de “inaceptable” y por la que exigió que el gobierno colombiano “debe hacer más”.

Las nuevas cifras apuntan a que las hectáreas cultivadas de hoja de coca aumentaron un 11%, pasando de 188.000 en 2016 a 209.000 en 2017. Y el escenario frente al potencial de producción de cocaína no es más alentador: con un incremento del 19%, el país llegó a las 921 toneladas métricas en 2017 frente a las 772 que se registraron en 2016. Este último indicador es una estimación con base en números de área cultivada con coca, número de cosechas por año y la productividad de los lotes de coca.

“El mensaje del presidente (Donald) Trump a Colombia es claro: el récord de crecimiento en la producción de cocaína debe revertirse”, advirtió Carroll. “A pesar de que los esfuerzos colombianos de erradicación mejoraron en 2017, fueron superados por la aceleración de la producción. El gobierno de Colombia debe hacer algo más para abordar este aumento”

Santos en su gobierno también señaló que “es muy fácil venir a criticar a Colombia, que por que se le aumentaron los cultivos ilícitos”, por eso pidió que se midieran otras circunstancia e indicadores como “la efectividad de las incautaciones, cuántos miembros de las mafias hemos extraditado, el esfuerzo inmenso que hemos hecho y que seguiremos haciendo”.

Por su parte, el Ministerio de Defensa e Colombia publicó en su cuenta de Twitter que en 2017 se ejecutó la erradicación más alta de la historia: 53.000 hectáreas de cultivos ilícitos destruidos. En otro tuit señaló que durante los últimos ocho años de gobierno, tiempo que lleva Santos en el cargo, se destruyeron 25.000 laboratorios de producción de drogas y se incautaron 2.000 toneladas de cocaína, una cifra récord, y porque ha crecido la demanda a EEUU.

Crisis humanitaria  y los continuos asesinatos de luchadores sociales
Los miembros de asociaciones de campesinos, de barequeros, mineros artesanales, campesinos cocaleros, líderes sociales, defensores de derechos humanos, excombatientes de Farc y sus familiares en territorio antioqueño son objeto de una sistemática persecución y víctimas de homicidios por parte de grupos armados al margen de la ley.

Esta comunidad denuncia la grave crisis humanitaria por la que atraviesa y confiesa el temor que la aborda por la falta de garantías y la inseguridad reinante en sus territorios, abandonados totalmente por el Estado, cuya presencia se limita a los patrullajes que realiza el Ejército. La problemática es igual en el Magdalena Medio, en el Bajo Cauca, en Urabá, en el Nordeste y el Norte de Antioquia. En esta última subregión, la red de organizaciones sociales y campesinas del Norte denuncia que se encuentran al alza las continuas violaciones a los Derechos Humanos.

 “En el año 2017 los grupos armados se asentaron en los municipios de Ituango y Briceño generando más de 20 asesinatos y cientos de desplazados”. “En el mismo año fueron asesinados varios líderes sociales, así como varios excombatientes de las Farc sin que el Estado adoptara las medidas de protección para las comunidades, las organizaciones sociales y sus líderes”.

“Durante este 2018 la situación de seguridad ha empeorado significativamente. Solo en Ituango se han presentado 42 muertes violentas, donde junio ha sido el mes más violento desde que inició el proceso de paz”. “En los últimos  días se produjeron los asesinatos de los presidentes de las Juntas de Acción Comunal de las veredas El Mandarino y Pascuita, además de un feminicidio en la vía que conduce del casco urbano al corregimiento de Santa Rita, hecho que se da presuntamente por sostener relaciones sentimentales con miembros de la Fuerza Pública y el asesinato de un miembro de una organización de pequeños mineros”.

 “Es alarmante la numerosa presencia de hombres armados circulando en las localidades del Norte de Antioquia, en donde esta singularidad no se registraba hacía más de 15 años y hoy circulan fuertemente armados y sin identificación por caminos, y carreteras de los diferentes municipios del Norte de Antioquia”. “No existe voluntad para dar respuesta sobre los asesinatos de líderes sociales y las amenazas a las organizaciones sociales pues aún no existe ningún señalamiento sobre responsabilidades en los hechos ampliamente narrados”.

 “Es evidente que seguimos en medio de disputas territoriales armadas de las cuales no podemos huir y que nos ponen en un deplorable estado de indefensión y abandono, ante el silencio complaciente de un Estado ajeno a las realidades territoriales y los dolores de sus habitantes, frente a esta punzante situación nos vemos abocados a preguntarnos: ¿Cuántos muertos más debemos llorar por querer un territorio en paz?, ¿Cuántos funerales más nos costará el deseo de habitar y construir territorios en donde todos podamos trabajar y vivir?”.

Estos índices de violencia de los grupos paramilitares y militares regulares de ejército Colombiano, ha creado un estado forajido, con partidos políticos corruptos y asesinos con Uribe, padre de los narcotraficantes y autor de los paramilitares, para controlar el mercado de las drogas, y tienen la inmoralidad de criticar a Venezuela, de ser un país en crisis y el hambre en Colombia, es más grave usando a los campesinos como productores de drogas, la inmoralidad de los presidentes en Colombia, es parte de una cultura de muerte, con sicarios y paracos.

diegojolivera@gmail.com

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