Por Sergio Rodríguez Gelfenstein:
Cuando era niño, todo era muy simple: se circunscribía a los
buenos y los malos, sin importar si la referencia estaba relacionada con la
segunda guerra mundial, el lejano oeste, el correcaminos o las telenovelas. Tal
vez, ello estaba vinculado a los tiempos de guerra fría y al mundo bipolar, lo
cual tenía un evidente influjo en el cine y la televisión. De hecho, el
análisis en esta época era menos complejo que en la actualidad, se ajustaba a
la simpleza de que lo que era bueno para uno, era malo para el otro y
viceversa. Sin embargo, el mundo unipolar que emergió tras el 11 de septiembre
de 2001 y los intentos de Estados Unidos por perpetuarlos por un lado, y las resistencias
que eso ha generado, por el otro, han
complicado la determinación de las variables positivas y negativas en el
estudio de la dinámica internacional.
No obstante lo anterior, si hay un elemento que no se ha
modificado un ápice, es el papel agresivo de Estados Unidos y su persistencia
en la utilización del conflicto y la guerra como principal instrumento de su
política exterior. Los días recientes además, han sido testigos ya no sólo de
su perseverante búsqueda de cauces violentos para dirimir los trances de la
política, sino que ahora han agregado una obsesiva intencionalidad de impedir a
toda costa cualquier atisbo de negociación, diálogo y demanda de paz, a través
de formas civilizadas, democráticas y ajustadas al derecho internacional.
El 29 de enero se realizó en Sochi, Rusia, el Congreso del
Diálogo Nacional Sirio, con la participación de 1.393 delegados de la muy
variada sociedad siria, incluyendo dirigentes de oposición que asistieron a
título individual, así como miembros de las minorías kurdas, yazidíes, drusas y
turcomanas, para reunirse a fin de hacer un esfuerzo en pos de una solución
pacífica a la crisis del país, además de impulsar los trabajos para la
redacción de una nueva Constitución.
Junto a Turquía, Irán y Rusia (países del grupo de Astaná garantes del
alto al fuego en Siria, estuvieron presentes como observadores, representantes
de Egipto, Jordania, Irak, Kazajistán, Líbano y Arabia Saudita, la que sin
embargo dio órdenes de no asistir, a las fuerzas bajo su control agrupadas en
la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN), que a su vez forma parte de
la Coalición Nacional Siria (CNS), alianza en la que confluyen fuerzas
políticas y organizaciones terroristas armadas y financiadas por Estados
Unidos. Empero, estuvo presente el enviado especial de Naciones Unidas para
Siria, Staffan de Mistura, llevando la palabra del secretario general de la
ONU, Antonio Guterres, quien manifestó que el evento sería “una contribución
importante a un proceso de conversaciones revivido dentro de Siria bajo los
auspicios de las Naciones Unidas en Ginebra, basado en la plena aplicación del
Comunicado de Ginebra (2012) y de la resolución 2254 del Consejo de Seguridad
(2015)". Sin embargo, Estados Unidos además de no asistir, opinó que era
una reunión innecesaria porque sus acuerdos serían “por una única vez”. Solo
unos días después las organizaciones terroristas Fuerzas Democráticas Sirias
(FDS) Y Estado Islámico (EI), lanzaron un ataque en el este del país en la
provincia de Deir Ezzor, con la participación de fuerzas terrestres y apoyo
aéreo estadounidenses, causando la muerte de unas 100 personas miembros de
fuerzas locales que combaten al terrorismo. Esto podía dar la pista de porque
Estados Unidos rechaza el dialogo y asume que los acuerdos logrados no tendrán
efectos.
Otro escenario con una situación similar es Corea. Los
juegos olímpicos de invierno que se desarrollan en la localidad de Pyeongchang
en Corea del Sur, han servido para producir un impensado acercamiento entre las
dos partes de la península. La República Popular Democrática de Corea (RPDC)
envió al evento, además de una delegación deportiva, otra cultural y una de
alto nivel estatal encabezada por el presidente de la Asamblea Suprema del
Pueblo de la RPDC Kim Yong-nam y por Kim Yo-hong, hermana del líder Kim
Jong-un. El acontecimiento posibilitó varios intercambios amistosos que
derivaron en la invitación al presidente surcoreano, Moon Jae-in, para visitar
Pyongyang "lo antes posible". Moon aceptó la invitación, afirmando
que acudirá a la capital del país vecino una vez se realicen los preparativos
necesarios. Ante esta posibilidad, el líder norcoreano afirmó que "Es
importante seguir obteniendo buenos resultados, alentando aún más el clima
cálido de reconciliación y diálogo creado por las fuertes ganas y la voluntad
común del Norte y el Sur, que aprovecharon los Juegos Olímpicos de Invierno
como un impulso". Tales declaraciones produjeron indudable jolgorio en la
mayor parte del mundo y una sensación de distensión que augura la posibilidad
de iniciar un camino de paz. No
obstante, en Washington la impresión fue diferente: la Subsecretaria de Estado
para Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico, Susan Thornton hablando sobre el
tema, expuso que el objetivo de Estados Unidos era lograr la desnuclearización
de la península, en ningún momento mencionó la retirada del gigantesco
contingente militar de su país de corea del Sur, verdadera causa de la tensión
en la región. Pero, Thornton fue incluso más allá: en tono amenazante aseguró que
alcanzarían ese objetivo “de una forma u otra”, contrariando así el proyecto de
paz de China y Rusia que apunta a ambas acciones, es decir lo que se ha dado en
llamar un “plan de doble congelación”. Reafirmando la opinión de la
subsecretaria, el vicepresidente de la belicista nación, Mike Pence afirmó que
Estados Unidos se propone seguir presionando a Pyongyang a través de “elevadas
y crecientes sanciones” hasta que de "pasos claros" hacia la
desnuclearización, insistiendo en que: "La idea es que no quitaremos la
presión hasta que realmente estén haciendo algo significativo hacia la
desnuclearización", a partir de lo cual "… la campaña de presión
máxima continuará y se intensificará. Pero si quieren hablar, hablaremos".
Vistas así las cosas, no hay porque sorprenderse ante la
llamada de teléfono que le hicieran Tillerson y Santos desde Bogotá, al
representante de la oposición venezolana Julio Borges, obligándolo a no firmar
el acuerdo al que habían llegado con el gobierno, teniendo como testigos al
presidente de República Dominicana Danilo Medina y al ex presidente español
José Luis Rodríguez Zapatero. Al igual que en los dos casos anteriores, la
actuación del canciller imperial sigue una norma de conducta de su gobierno,
para lo cual utiliza a Santos, un militarista confeso, que ya dirigió un ataque
armado contra otro país, hecho del cual se vanagloria públicamente mientras le
disputa a Uribe su autoría intelectual.
Cuando observo estos hechos, siempre recuerdo al periodista
británico George Monbiot, columnista del periódico londinense The Guardián,
quien en los días previos a la invasión de la OTAN a Irak afirmó que: “Si
Estados Unidos no se estuviera preparando para atacar Irak, se estaría
preparando para atacar otra nación. Estados Unidos irá a la guerra porque
necesita un país con el cual ir a la guerra”.
sergioro07@hotmail.com
0 comentarios:
Publicar un comentario