lunes, 11 de septiembre de 2017

Crónica del retroceso político ecuatoriano

Por Fernando Arellano Ortiz:
Debido a la felonía de un impostor

El alcalde neoliberal de Guayaquil, Jaime Nebot, (izq) celebra los acuerdos con su nuevo "socio" político, el mandatario ecuatoriano Lenin Moreno Garcés.



Un exmandatario colombiano estrechamente vinculado a Ecuador, con su ironía característica, señalaba en alguna oportunidad que la política en el mundo se divide en dos: la política como tal y la política ecuatoriana por su singularidad, complejidad, lo pintoresco y ductilidad de sus protagonistas. Pues bien, la actitud despreciable y ruin que ha asumido el presidente Lenin Moreno Garcés desde que asumió el poder en el Palacio de Carondelet el pasado 24 de mayo no solo confirma ese comentario sino que llama a escándalo porque no es más que la felonía, el desprecio y la ingratitud con un proyecto político progresista y emancipador sustentado en el movimiento Alianza País que durante la última década logró sacar a este país andino de la ruina moral y económica, liberándolo de la mafiosa y criminal partidocracia derechista ecuatoriana que lo sumió en esa profunda crisis, gracias al talante, energía y total entrega de su líder, Rafael Correa Delgado
.
Si hay algo sorprendente en este Lenin Moreno que, en mala hora lleva de nombre el seudónimo de ese genio excepcional de la política de inicios del siglo XX, Vladimir Ilich Ulianov, que tanto odia la supuesta "democracia liberal" de occidente y sus partidos de derecha, es su capacidad expedita de traicionar un proyecto político que lo hizo Presidente de la República. Tan solo a dos días de que fuera elegido, el 4 de abril de 2017, inició conversaciones con el propósito de buscar una inexplicable alianza política con un personaje no solo de ingrata recordación para los ecuatorianos sino alguien que caracteriza lo más prosaico y ruin de lo que es el ejercicio público, como es el excéntrico expresidente Abdalá Bucaram Ortiz, hasta hace poco exiliado en Panamá, por sus delitos más que comprobados en desarrollo de los seis meses que durante 1997 mal gobernó el Ecuador.

Ni siquiera guardó las apariencias sino que, con la disculpa de poner en práctica un hipócrita "diálogo nacional", el nuevo mandatario de manera artera y rápida entró en tratativas con los líderes de la derecha ecuatoriana, caracterizada por su conducta mafiosa y su visión neoliberal que durante 28 años, en el lapso comprendido entre 1979 y 2007, sumió a esa nación en una de las peores crisis sociales, económicas e institucionales que registre su historia, como consecuencia de haber aplicado una criminal fórmula de acumulación por desposesión, para usar la frase del geógrafo inglés David Harvey, que consistió, entre otros desafueros, en la convertibilidad por parte del gobierno de Osvaldo Hurtado Larrea (1981-1984) de la deuda privada de dólares a sucres (cuando el país contaba aún con soberanía monetaria) para favorecer a determinados grupos y familias de la decadente oligarquía del país, lo que significó una pérdida de aproximadamente 3 mil millones de dólares para el Estado; y un feriado bancario decretado por el presidente Jamil Mahuad (1998-2000) con el propósito de devolverles los favores de aportes económicos a su campaña a los especuladores financieros que lo apoyaron, el cual significó la desaparición de 8000 millones de dólares que fueron sustraídos de las cuentas de los ahorradores, en una operación gansteril que debió de asumir el erario.

Cabe anotar, además, que durante los gobiernos de la denominada partidocracia de derecha, el Estado ecuatoriano fue desmantelado, la mayor parte de sus activos públicos fueron privatizados; la inversión en un sector tan importante como la educación se redujo del 30% al 12%, el servicio de la deuda se incrementó del 16% a más del 40%, y perdió su autonomía monetaria al adoptar el dólar como su moneda oficial.

Al asumir Rafael Correa la Presidencia el 15 de enero de 2007 se juega la vida y su prestigio en refundar el Ecuador que los mafiosos partidos de derecha liderados por mandatarios que avergüenzan la historia de ese país como Osvaldo Hurtado, León Febres Cordero, Sixto Durán-Ballén, Abdalá Bucaram, Fabián Alarcón, Jamil Mahuad, Gustavo Noboa, Lucio Gutiérrez y Alfredo Palacio, dejaron en la ruina total, lo que originó que en la primera década del 2000 haya emigrado más de 2 millones de ecuatorianos.

Correa durante los diez años de su exitosa administración que denominó Revolución Ciudadana generó no solo una nueva arquitectura institucional mediante un proceso constituyente sino que cambió la matriz productiva, multiplicó la inversión pública, redujo históricamente los niveles de pobreza, desarrolló planes de vialidad que convierten al Ecuador en uno de los mejores países de América Latina en infraestructura física, dignificó el trabajo, elevó significativamente la calidad de la educación y de atención en salud, modernizó el Estado, construyó hidroeléctricas y ejecutó varios proyectos multipropósito. En definitiva, elevó la vida de los ecuatorianos como nunca antes se había visto. Pero sobre todo, logró modificar la correlación de fuerzas y por ello la furia y el odio que desató en sus opositores, tanto de derecha como de la seudo izquierda sustentada con recursos tanto de Washington como de Europa.

Restauración conservadora en Alianza con los más corruptos

Durante los últimos dos años se ha venido presentando un cambio de signo político en América Latina para lo cual ha movido sus hilos, como ha sido tradicional en la política de este hemisferio, el poder hegemónico de Washington. Paulatinamente los gobiernos denominados progresistas han sido derrotados vía elecciones como el caso argentino o mediante golpes parlamentarios como sucedió en Brasil con la presidenta Dilma Rousseff. Si bien Ecuador es un país pequeño sin mayor peso en la geopolítica de la región, cuenta con recursos naturales, principalmente energéticos, que lo hacen atractivo para el expolio del capital especulativo transnacional y el imperio no iba a dejar que el gobierno de Moreno Garcés siguiera siendo una piedra en el zapato para sus intereses y continuara además haciendo parte del eje Venezuela-Bolivia.

El hecho de que Moreno Garcés sea un político de bajo perfil, carente de liderazgo, sin consistencia política alguna y sin una sólida formación académica, que lo sacó del anonimato Rafael Correa para hacerlo su vicepresidente durante sus primeros seis años de gobierno, posibilitó que Washington y sus lacayos de la derecha en Ecuador, lo hayan cooptado rápidamente.

Lo único rescatable de Moreno que le ha permitido tener figuración pública es su condición de discapacidad, y como tal haber liderado desde la Vicepresidencia la exitosa Misión Solidaria Manuela Espejo que logró atender a millares de ecuatorianos con alguna limitación física gracias a la realización de una investigación social y clínica para hacerles seguimiento y registrarlos georreferencialmente y de esta manera, además, asignarles un bono económico.

La Misión Manuela Espejo, que el entonces presidente Correa le encomendó a Moreno para que ejecute desde la Vicepresidencia, fue una iniciativa promovida por el comandante Hugo Chávez, quien la había creado como una de las tantas Misiones venezolanas. Su nombre original fue "Misión José Gregorio Hernández". El bono también fue creación del presidente Chávez y Moreno le dio la denominación de "Joaquín Gallegos Lara".

Al carecer de consistencia política y de ética, adolecer de principios, visión estratégica y demostrar debilidad de carácter, la derecha le lanzó algunos cantos de sirena y Moreno se ha creído el cuento según el cual él tiene las condiciones políticas y el liderazgo para "unir" a la sociedad ecuatoriana, reducir ostensiblemente la polarización, y hacer un gobierno con todos. Como si la política no fuera un campo de batalla en el que se disputan intereses.

Este Tartufo de la mezquina política ecuatoriana que engañó a Correa, a Alianza País y por supuesto a su electorado, está abonando el terreno para la restauración conservadora en el país andino concretando acuerdos secretos y haciendo alianzas con lo más corrupto de los partidos de la ultraderecha, mediante la entrega de sectores estratégicos como la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) a la inescrupulosa familia Bucaram y Aduanas al Partido Social Cristiano del cuestionado alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, como cuotas burocráticas y reparto de botín.

octavaestrella@yahoo.es

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