martes, 11 de julio de 2017

Las revoluciones Rusia, España y Venezuela

Por Jorge Aniceto Molinari

Las revoluciones responden a necesidades sociales ante crisis que se hacen insostenibles para las grandes masas. Y las puede haber del más diverso tipo, hasta aquellas que son solo revueltas y no tienen posibilidades de cristalizar.

El problema es que ante este tipo de fenómenos, han nacido como respuesta los teóricos de la revolución como la revolución misma y que han aprovechado circunstancias muy particulares como lo fue para los stalinistas la revolución rusa.-  


El socialismo no nace así de un desarrollo social necesario para superar el capitalismo sino de la voluntad de los revolucionarios de construir una sociedad superior y alternativa al capitalismo. Y en esto han pululado las más diversas teorías partiendo de las concepciones voluntaristas de cómo se construye el socialismo en cada país.- Aunque ninguna de estas teorizaciones van más allá de las estatizaciones nacionales y de proyectos regionales para el desarrollo de una forma de capitalismo de Estado, que piensan –cada vez menos- pueda competir con el desarrollo capitalista a nivel mundial.

Ahora esto luego de la derrota de Lenin en 1924 tiene vicisitudes que es necesario intentar aclarar.
Todas las revoluciones expresan una necesidad y avanzan, e imponen derechos en las realidades de los pueblos, su desarrollo posterior conoce entonces avances y retrocesos originados fundamentalmente por el rol que cumplen en estos procesos los sectores ubicados dentro de la lumpen burguesía y del lumpen proletariado.

El estudio de la revolución rusa en este terreno ofrece un material inmejorable para comprender el fenómeno actual de los problemas que se presentan a nivel del desarrollo empresarial de distintas áreas en los Estados.
La revolución española, aporta todo lo que no se debe hacer en el terreno de la conducción revolucionaria, junto con la necesidad de actuar es necesario saber en cada momento para donde se va; España ofrecía todas las variables posibles de vías muertas.

La revolución bolivariana, hoy ofrece otra realidad. El proyecto de Chávez, formidable con su contenido de participación, necesitaba de un marco internacional propicio que hoy es extremadamente contradictorio. Más cuando su realidad económica es manejada en el abastecimiento de la gente con instrumentos que no son posibles manejar en forma independiente a nivel de un Estado, como es la moneda.

Muchos han utilizado la condena a los crímenes de Stalin para condenar la revolución rusa, y contradictoriamente algunos de los que justificaron esos crímenes condenan al gobierno de Maduro, que se defiende de la agresión económica que ha tenido como resultado el deterioro de su apoyo electoral. La derecha quiere a Maduro derrocado ya; Maduro por su parte trata de utilizar todos los elementos legales posibles para revertir la situación, la Constituyente es uno de ellos.

Los que piden elecciones ya, en medio de una guerra civil no declarada, en que se comenten actos delictivos por ambos bandos (recordemos la guerra civil española), no reparan que eso no evita la guerra civil declarada a menos que uno de los bandos se rinda, y aún así, acá no va a existir ningún bando ganador, porque el quehacer social ya hoy impone circunstancias como las que está viviendo Brasil, y de alguna manera Argentina donde las maniobras con el dólar fueron claras y a la vista de todo el mundo, donde el accionar del otrora imperialismo norteamericano a través de los servicios militares y policiales de estos países ya no les responde aunque siga existiendo.

El Papa Francisco, el gobierno de Uruguay han tenido una actitud prudente y una prédica por la paz que es imprescindible, aunque no suficiente.

Lo que no alcanzan son las respuestas políticas que hasta hoy se han dado. Aunque podríamos decir que prácticamente no existen, y entonces están los que condenan sesgadamente de acuerdo a la teoría de “mejor en democracia”, o los que justifican con que así son las revoluciones.

Mujica en setiembre del 2013 trató de insinuar un camino, ahora quien agarra esa antorcha para trasladarla al debate de una salida no solo para Venezuela, para el mundo. Más grave aún cuando el propio ex presidente no ha mostrado comprender la propia importancia de su planteo en un mundo que necesita encontrar el camino de la paz, en medio de un desarrollo demencial de la industria de guerra, que además se utiliza como desahogo capitalista a la crisis, como lo fue en las dos guerras mundiales anteriores.
sipagola@adinet.com.uy



0 comentarios:

Publicar un comentario