martes, 7 de marzo de 2017

Qué es la unidad nacional hoy

Por Luciano Alermi

La escalada que en los últimos años fue teniendo la llamada crisis mundial fue construyendo un nuevo esquema global de valorización financiera, de organización político-institucional de los territorios y de dominación cultural. Si esa es una marca fundamental del actual escenario, también lo son la aparición de nuevos bloques económicos y polos de poder mundial, los procesos regionales de integración y los persistentes focos de resistencia al imperialismo.


Pero la crisis sigue escalando y ha abierto la puerta a una nueva etapa en el orden mundial.
Lo que vemos con los ojos es crisis de todo tipo, en todos los órdenes y por todos lados: político-institucional, de representaciones partidarias y sectoriales, de los gobiernos nacionales, en los gobiernos nacionales, de los estados-nación y dentro de los territorios de los estados-nación. Estancamiento de las economías nacionales producto de los vaivenes de la economía mundial, guerras entre banderas y descomposición social. El sentido común y la vida cotidiana dice crisis!!!!  Dice recesión, dice ruptura de los aparatos productivos y pérdidas de empleo.

Sin embargo el proceso de centralización del capital se acrecienta aún más: el mercado de papeles y derivados financieros son 40 veces más grandes que la riqueza material. Y allí dentro, las operaciones diarias en el mercado de divisas-monedas son 26 veces superiores al mercado global de acciones.
Los registros contables nacionales en nuestros países muestran la aceleración del extractivismo financiero y productivo.

Los resultados electorales en EEUU y el Brexit británico se suman ahora al concierto de las reacciones políticas que desde hace un tiempo vienen ocurriendo también en Nuestra América.
Los modelos desarrollistas empujados por políticas de gobiernos nacionales en nuestros países han demostrado en ese marco no poder más que lo que pudieron. Y esto, con independencia de si quería o no querían ir más allá.

El planteo de la integración institucional latinoamericana, incluso vista como un solo mercado interno de producción e intercambio, no tiene posibilidades de llegar a ser tal sin retomar una posición estratégica: la integración de los pueblos en lucha contra un enemigo común. Así, desde esa posición, pueden en todo en todo caso impulsar políticas nacionales en ese mismo sentido y dirección.

Es un momento bisagra, de síntesis: el adentro se resuelve afuera y el afuera se resuelve adentro.
Bien lo entendió la alianza neoliberal que erosionó por dentro -aislando primero el plan económico de cada país- el camino de la unidad iniciado en la última década del siglo pasado. Lejos de detenerse, la globalización del capital se radicaliza más al punto tal que desgarra todo lo local. Y en lo particular se lucha lo general.

A grandes rasgos, el contexto latinoamericano desde el punto de vista del pueblo, ha demostrado no haber podido sortear aspectos estructurales que se reflejan actualmente en la vida política cotidiana de cada país.
Lo inter-imperialista nos interpela ahora tanto por arriba (nos somete a escenarios completamente ajenos), por el costado (nos convida a ser parte de uno u otro bloque económico) y por abajo (nos convida a la unidad nacional).
Así aparecen incluso las opciones democrático-institucionales-electorales, y sus propuestas de diplomacia, para el presente y los años venideros.

Quienes luchamos por la liberación social y política pasamos a tener un rol más directo en la vida política impulsando un programa de alianzas sin las cuales el lugar de oposición o de gobierno que podamos ocupar no conduce sino a administrar -quizás mejor- los factores de la nueva dominación.

Lo particular es ahora central para delinear lo general. Ahí va nuestra posición de movimiento en prácticas concretas (mucho chiquito), anónimas, sin bambalinas, con humildad militante, con grandeza estratégica, juntando lo que hay q juntar donde hay que juntarlo.

La dominación va al mercado y mide la valorización de su producto-servicio y las expectativas de los consumidores-electores. Nosotros medimos la acumulación de fuerza social: pueblo en movimiento luchando organizado.

Sin nuestra estrategia en práctica, lo pretendidamente "táctico" se impone "naturalmente" y conduce hacia ese escenario que, en apariencias, siempre es y seguirá siendo el único posible.
lucianosalerni@gmail.com


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