Por Leandro Albani
Junio de 2015 fue una nueva fecha de quiebre para el pueblo
kurdo. Las elecciones generales que se realizaron en Turquía tuvieron como
principal protagonista al Partido Democrático de los Pueblos (HDP, por sus
siglas originales). Esa formación -que reúne al movimiento kurdo de liberación,
a sectores de la izquierda turca y a minoría étnicas del país-, logró 80
diputados y diputadas para el Parlamento. La cifra, que fue calificada como
histórica por los kurdos, complicó los planes del presidente Recep Tayyip
Erdogan y su partido AKP, que tenían en mente extender de forma indefinida su
mandato.
Al no alcanzar la mayoría absoluta y sin poder formar un gobierno de
coalición, Erdogan llamó a nuevas elecciones para noviembre de ese año. Ese
llamado fue el quiebre, porque el Estado turco, al mismo tiempo que convocaba a
los comicios, desechaba otra vez las negociaciones de paz con el Partido de los
Trabajadores del Kurdistán (PKK) y desataba una represión masiva contra el
pueblo kurdo que habita el sureste del país. La historia de los kurdos, como
una repetición descarnada, se volvía a teñir de muertes y sangre.
Esos días son recordados por Eyyup Doru, representante del
HDP en Europa, como el inicio de una nueva guerra que todavía no finalizó.
Consultado telefónicamente, el dirigente asegura que cuando Erdogan vio que las
encuestas lo mostraban como perdedor en los comicios, “inició una guerra contra
el HDP y contra todos los representantes de nuestro pueblo. Empezó con las
provocaciones, con ataques en diferentes ciudades (como es el actual caso de
Nusaibyn), e incluso llegó a coordinar con el Estado Islámico (Daesh) para
cometer atentados contra las manifestaciones que el HDP organizó antes de las
elecciones”.
El plan de Erdogan era arrasar en las votaciones y erigirse
como líder indiscutido, pero el revés electoral lo decidió a rechazar los
resultados. “Para los comicios de noviembre (de 2015) nuestro partido no pudo
hacer campaña electoral, entonces todo fue un fraude, porque hubo ataques del
ejército en todas las zonas del Kurdistán. A nuestro partido no le dieron
oportunidad de hacer campaña de manera normal. A pesar de esto, alcanzamos un
buen resultado con el que logramos 59 diputados para el parlamento turco”,
explica Doru.
El representante del HDP es claro en resumir la metodología
del mandatario turco: “Erdogan ve a nuestro partido y a nuestro movimiento como
peligros ante su objetivo de crear su imperio en Turquía y en todo Medio
Oriente. Erdogan sueña con un régimen otomano del siglo XVI y piensa que es el
jefe de los seguidores de los Hermanos Musulmanes”.
La cacería desatada por el presidente turco, y que dura
hasta estos días, no sólo incluye los bombardeos de ciudades y pueblos, sino
que ordenó la detención de alcaldes y alcaldesas de regiones kurdas y de 11
legisladores, incluidos los co-presidentes del HDP, Selahattin Demirtas y Figen
Yüksekdag.
“Una de las razones por las que Erdogan lleva la guerra
contra nosotros es porque lo apoyan grupos fascistas anti-kurdos. Y su partido
pide arrestar a todos los diputados kurdos. La guerra abierta, con todo su
potencial militar, la usa para responder a las exigencias de los grupos de
extrema derecha”, sintetiza Doru.
El representante del HDP relata que las diputadas y los
diputados encarcelados fueron enviados a diferentes prisiones para mantenerlos
aislados, a lo que se suma que “todas las delegaciones parlamentarias del
Consejo de Europa, de los partidos socialdemócratas y de izquierda que hemos
enviados desde Europa no se han podido comunicar con los legisladores
encarcelados. Hay muchos diputados en Europa que han declarado su solidaridad,
pero hasta hoy todos los intentos de visitarlos no fueron posible porque el
gobierno turco no lo permite”.
Expandir la guerra
Desde el movimiento kurdo de liberación denunciaron en más
de una ocasión que los planes de Erdogan traspasan las fronteras de Turquía,
con la intensión de conquistar territorios vecinos. Pero al mismo tiempo, busca
“impedir que los kurdos de Rojava (norte de Siria) tengan un status político y
participen en las reuniones de paz en Ginebra”, que se desarrolan entre la
administración de Damasco y sectores de la oposición.
El ejemplo que brinda Doru sobre esta situación es por demás
de conocido: “Rusia y Estados Unidos dicen que Erdogan impide que el PYD
(Partido de la Unión Democrática) participe en las negociaciones en nombre de
los kurdos”. Al rechazo turco, Doru le suma la negativa de Arabia Saudí a que
los kurdos participen en las discusiones sobre la crisis siria.
“Hoy día el gobierno turco se prepara incluso para atacar el
Kurdistán de Irak, para ocupar la zona bajo la influencia política y militar
del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y también intenta ocupar
mucho espacio en el Kurdistán de Siria”, destaca.
Al ser consultado por el rol que juegan Estados Unidos y
Rusia, el representante del HDP afirma que el movimiento kurdo de Rojava
mantiene “relaciones diplomáticas” con ambos países. “Estados Unidos tiene a
los kurdos como aliados contra el Estado Islámico y los demás grupos que llevan
terror a la población en nombre del Islam –explica-. Rusia tiene sus relaciones
con el movimiento kurdo e intenta intermediar entre los kurdos y el gobierno
sirio. Pero los kurdos demandan una federación en el norte del país y las
propuestas de Rusia y Siria respecto a la cuestión kurda y de las otras minorías
que viven en esa región queda reducida a soluciones culturales sin soluciones
políticas, y los kurdos no aceptan esta proposición”.
Referéndum y polémica
El 10 de febrero pasado, Erdogan firmó el decreto para
convocar a un referéndum el 16 de abril para reformar la Constitución. La
propuesta había sido aprobada el 20 de enero por un cuestionado parlamento,
diezmado por las persecuciones y el encarcelamiento de sus integrantes. Con la
aprobación de la consulta, el mandatario intenta establecer un sistema
presidencialista, rechazado por varios sectores de Turquía.
Doru señala que la intensión de Erdogan es “convertir al
gobierno en un régimen totalmente dictatorial, dirigido por sólo una persona,
que controlará todos los poderes del Estado”. A lo que agrega: “Erdogan mismo
dice que no quiere la independencia de poderes, sino que quiere unir todos los
poderes del Estado en sus manos”.
Frente a este panorama, “la lucha de todos los demócratas en
Turquía y de los partidos políticos que mínimamente creen en una democracia
burguesa, tiene que ser contra ese referéndum que quiere legalizar la
dictadura. Nuestro partido lleva una campaña contra esa consulta, y si lo
llegamos a impedir eso puede obligar a Erdogan a liberar a todos nuestros
diputados y alcaldes encarcelados”, finaliza Doru.
leandroalbani@gmail.com
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