Por Homar Garcés
En la era actual, a millones de personas a nivel mundial
poco les importa constatar el origen y veracidad de las informaciones que
conocen a diario por vía de la prensa escrita, la radio, la televisión o las
redes sociales existentes en Internet, tampoco interpretar los hechos que estas
difunden, aun las más increíbles o absurdas. Esto ha dado origen a lo que
muchos llaman falsa información, des-información o post verdad, coincidiendo en
que ésta se ha convertido en una herramienta muy eficaz a la hora de
descalificar a cualquier movimiento (político o social), persona o gobierno,
según el parecer de los agentes imperialistas.
En este caso, la falsa información, des-información o post
verdad cumple un propósito abiertamente desestabilizador contra gobiernos y
naciones que son foco de la atención de los poderes hegemónicos, encabezados
por el imperialismo gringo y sus acólitos de Europa occidental (agrupados en la
OTAN), interesados en lograr el control de estos y utilizarlos en beneficio de
su conglomerado de corporaciones globales capitalistas. Iraq, Afganistán, Libia
y Siria han sido pasto de esta des-información -al igual que ha ocurrido con
los gobiernos de Bolivia, Ecuador y Venezuela-, señalándoseles de cometer toda
clase de barbaridades, a fin de obtener el visto bueno de la opinión pública
local e internacional para, luego, iniciar un ataque más frontal, esta vez de
naturaleza militar. Mediante esta estrategia, se instigan coyunturas
insostenibles y comportamientos completamente disociados que, pese a quitársele
la máscara a las mentiras divulgadas, continuarán su curso, pues de lo que se
trata es de justificar sus acciones, violentas o no, contra determinado régimen
o país.
Esto lo ha refrendado el nuevo gobierno de Estados Unidos al
disponer la creación de un “Centro de Compromiso Global”, cuyo objetivo es
tutelar, sincronizar y conjugar los esfuerzos del gobierno federal para
reconocer, comprender, exponer y contrarrestar, en perfecta sincronización con
sus aliados de la OTAN, toda la propaganda y desinformación emanada de parte de
-potenciales o declarados- Estados enemigos, lo mismo que de actores sociales y
políticos, que representen una amenaza a “sus intereses de seguridad nacional”.
Con ello pretenden afectar a su favor la opinión y las emociones de los
receptores de su mensaje, de una forma que Paul Joseph Goebbels, ministro para
la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich nazi, o George Orwell,
autor de la novela distópica “1984”, con su personaje del Big Brother (o Gran
Hermano), jamás hubieran concebido en su momento la posibilidad de una
perfeccionada y masiva manipulación mediática como la que se halla en curso.
Frente a ello,
en su análisis “Homo Post-verdadero”, Rodrigo
Fresán apunta que “las `masas silenciosas´ ya no hacen lo que se espera de
ellas por lógica y tradición. Se actúa por reflejo y no por reflexión. Se
dispara primero y se apunta después. Se comment(a) antes de informarse. Y el
modo de informarse previamente pasa por lo no verificado ni autenticado, pero
sí por lo más post-verdadero. Es decir: por lo más gracioso, ocurrente, loco,
imprevisible. Por el rumor, el insulto, la descalificación, lo falso y lo
chistoso y pesado antes que por lo certero y auténtico”. Dicha realidad,
justamente, es un campo abonado para que los poderes fácticos logren -en
distintos grados- sus objetivos de dominación y de manipulación, aun cuando
muchos aleguen que sus decisiones y reacciones ante acontecimientos que apenas
conocen sean independientes, no sujetas al control de ninguna industria
ideológica. A ello se agrega el hecho que la plataforma tecnológica utilizada,
en el caso específico de Internet, no se origina en las naciones que son
blancos de esta manipulación, manteniendo al respecto una dependencia que
constantemente conspira en su contra.-
mandingarebelde@gmail.com
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