sábado, 11 de febrero de 2017

Los precios de los alimentos: Venezuela y el resto del mundo

Por: Yacarlys Arienta

En un artículo anterior pude abordar, grosso modo, el desenvolvimiento de los precios de los alimentos en el mundo, los cuales experimentaron una ligera caída por quinto año consecutivo, y se dio además un panorama del caso contrario representado por nuestro país.


En esta edición, quisiera centrarme en explicar las causas de ello.
El índice de precios de los alimentos según la FAO está constituido por cinco grupos de alimentos:
1. Cereales, entre los que destacan el arroz y el maíz, los cuales experimentaron un ligero aumento de precio, por un tema de perspectivas en cuanto a condiciones meteorológicas y aumento de la demanda; sin embargo, con el trigo sucedió lo contrario, por estimaciones de sobreproducción.
2. Aceites vegetales, los cuales mostraron un aumento significativo con respecto a años anteriores, motivado a aumento de la demanda y disminución de la oferta (caso del aceite de palma), las perspectivas meteorológicas y perspectivas de aumento del uso de biocombustibles hicieron su parte en esta subida del índice.
3. Productos lácteos, quienes registraron alzas moderadas en algunas presentaciones, dado que la demanda de estos rubros se mantuvo en ascenso; sin embargo el índice demuestra disminución con respecto al año anterior.
4. Carne, se dieron caídas en las cotizaciones de carne de ovino, bovino, porcino y aves de corral, lo que se tradujo en disminución del índice con respecto al año anterior.
5. Azúcar, aunque en diciembre mostró una abrupta caída motivada a la devaluación del real brasileño frente al dólar, originándose una sobreoferta por parte del Brasil como mayor exportador y productor de este rubro, el índice del año 2016 cerró en alza con respecto al año anterior, como consecuencia de la escasez de suministros en los países productores.

En síntesis, el mercado mundial de alimentos experimenta descensos o aumentos de precios por las llamadas leyes de la oferta y la demanda, las perspectivas en cuanto a las condiciones meteorológicas de los principales productores y el valor del dólar con respecto a otras monedas.

Pero, ¿cuáles son las causas de aumentos de precios de los alimentos en Venezuela? Podríamos perdernos enumerando un listado si de eso se tratase, podríamos discutir todas las teorías existentes sobre la inflación y se generarían aún más dudas, o, como intentaré hacer, podemos centrarnos en algunos rasgos distintivos de nuestra economía, para explicar el “incontrolable fenómeno” de aumento generalizado de precios.
La (no) producción de alimentos: es conocido por todos que Venezuela no es precisamente una potencia en producción agrícola y/o agroindustrial, nos centramos en la producción y exportación de hidrocarburos, los cuales, además, registraron una caída significativa de precios desde 2014, lo que ha disminuido significativamente nuestros ingresos en divisas y se traduce inmediatamente en desaceleración del ritmo de importaciones de alimentos a los que estábamos acostumbrados en tiempos de altos precios petroleros. Por aquí reservaremos una variable, disminución de la oferta de alimentos.

Control de las cadenas de distribución-comercialización en manos privadas: aunado a las condiciones de no producción, nos encontramos con una burguesía empresarial del sector que apuesta (típico del capitalismo) a la maximización de las ganancias, y es dueña de la manufactura en sus plantas (empaque y procesamiento de materia prima), enajena el verdadero trabajo productivo campesino adueñándose de su plusvalía, es dueña de almacenes, centros de distribución y también del eslabón de la comercialización. Tenemos otra variable a la cual atribuirle el aumento de precios, los canales de distribución. Es importante señalar que a pesar de los esfuerzos de la Misión Alimentación por liderar este renglón, no se encuentra ni cerca del control que ejerce el sector privado que ronda el 70%.

Señala el economista indio y Premio Nobel de Economía en 1998, Amartya Kumar Sen, en su trabajo más destacado, Pobreza y hambruna, que las desigualdades en los mecanismos de distribución de alimentos son los responsables del hambre, y no directamente la escasez de alimentos.

Y quien tiene un papel preponderante, el fenómeno especulativo, que se expresa en los cambios bruscos de precios en tiempos tan estrechos que no responden a hechos concretos de comportamiento de variables económicas (oferta, demanda, liquidez, producción, tipo de cambio).

Aun cuando no descarto la influencia que puede tener el aumento de la masa monetaria en el incremento de la inflación, no tengo un enfoque monocular al respecto. Incluso, analizar las economía venezolana en su conjunto se hace cada día más cuesta arriba, ya sea por la no disponibilidad de datos oficiales o por el comportamiento mismo de la economía real, que no se corresponde con teoría alguna. Se hace necesario, por tanto, establecer análisis multivariables para entender y explicar el comportamiento de la inflación.
Quien pretenda analizar el aumento generalizado y constante de los precios de bienes y servicios desde la perspectiva monetarista y atribuir al crecimiento de la masa monetaria la inflación, tiene una visión sesgada para analizar un fenómeno muy complejo. Es importante aclarar que la masa monetaria y la inflación son variables que se alimentan entre sí, tienen una relación bidireccional y tienen una alta correlación. Pero sería muy ingenuo pensar que en Venezuela, de no crecer o disminuir la masa monetaria, los precios no crecerían, o inclusive podrían disminuir. No, no es así. Y no es de esa forma porque otras variables intervienen de forma simultánea. Lo mismo ocurre con la tasa del tipo de cambio del dólar paralelo, ¿quién puede pensar que de restringir o reducir la cantidad de bolívares circulantes disminuiría el precio del dólar today? En nuestro país esa relación que quieren atribuir algunos economistas, de que si aumenta la liquidez se origina inflación, es inversa, al menos en los últimos años. Aquí aumentan los precios y el gobierno buscando garantizar el poder adquisitivo de los trabajadores ordena el aumento de salarios.

Otro dato importante con respecto a ese componente especulativo tiene que ver con el gran diferencial observado en precios internacionales de productos alimenticios y el valor de esos mismos bienes en nuestro país, que se puede fundamentar incluso con prácticas del comercio a menudo usada por este sector para incrementar los precios de manera fraudulenta, como es el caso de la sobrefacturación o el mecanismo de precios de transferencia que en nuestro caso se da, sobre todo, con las empresas transnacionales que tienen como método de fijación el siguiente:

Precio de transferencia = precio de costo + beneficio a la casa matriz [1] + precio de reventa
Pero en el precio denominado de reventa generalmente las partes relacionadas en Venezuela no respetan los márgenes establecidos por nuestra legislación, además los precios de transferencia, por lo general, son empleados como un mecanismo de transmisión encubierta de beneficios que vulneran la recaudación fiscal.
Asimismo, la convivencia de varios tipos de cambio, y la no claridad en los diferentes acuerdos cambiarios establecidos por el BCV que no hacen distinción en cuanto a rubros alimenticios específicos, deja mucho margen a la imaginación de los importadores, por lo que le otorga una gran libertad a la hora de establecer precios.

Recientemente, el Ministerio del Poder Popular para la Salud, a través de la publicación en Gaceta Oficial N° 40.959 del 4 de agosto de 2016, autorizó la libre venta y comercialización en el territorio nacional de distintos grupos de alimentos importados, los cuales podemos ver desde entonces en los anaqueles a precios con diferenciales exorbitantes comparados con los establecidos para los productos nacionales que se encuentran en el sistema de control de precios, y esto se debe a esa ausencia de claridad en los contratos, o lo ya mencionado sobre la facturación artificial, o los precios de transferencia.

En síntesis, la inflación venezolana del sector alimentos tiene un gran componente estructural que puede coquetear con alguna teoría como la de Juan Noyola [2] o incluso con los mecanismos de reproducción de Kalecki y su hipótesis de formación de precios diferenciada por sectores [3]. La disminución de la oferta que se da por la baja productividad del sector agrícola, sumada a la no compensación por vía de importaciones, restringe la oferta y da paso al componente especulativo de quienes controlan el sector a través de prácticas de escasez inducida, sobrefacturación, incorporación o traslado del aumento del precio del dólar ilegal a toda la economía de manera lineal (pero no sucede lo contrario si este precio disminuye), en conclusión, lógica capitalista de maximizar ganancias.
“Al capital le horroriza la ausencia de beneficio. Cuando siente un beneficio razonable, se enorgullece. Al 20%, se entusiasma. Al 50%, es temerario. Al 100%, arrasa todas las leyes humanas, y al 300%, no se detiene ante ningún crimen”. Karl Marx.
[1] En forma de royalty.
[2] Economista, reconocido como el autor original de la teoría estructuralista latinoamericana de la inflación.
[3] Michael Kalecki (1983). Las ecuaciones marxistas de reproducción y la economía moderna.
Los precios de los alimentos: Venezuela y el resto del mundo
Por: Yacarlys Arienta
En un artículo anterior pude abordar, grosso modo, el desenvolvimiento de los precios de los alimentos en el mundo, los cuales experimentaron una ligera caída por quinto año consecutivo, y se dio además un panorama del caso contrario representado por nuestro país.
En esta edición, quisiera centrarme en explicar las causas de ello.
El índice de precios de los alimentos según la FAO está constituido por cinco grupos de alimentos:
1. Cereales, entre los que destacan el arroz y el maíz, los cuales experimentaron un ligero aumento de precio, por un tema de perspectivas en cuanto a condiciones meteorológicas y aumento de la demanda; sin embargo, con el trigo sucedió lo contrario, por estimaciones de sobreproducción.
2. Aceites vegetales, los cuales mostraron un aumento significativo con respecto a años anteriores, motivado a aumento de la demanda y disminución de la oferta (caso del aceite de palma), las perspectivas meteorológicas y perspectivas de aumento del uso de biocombustibles hicieron su parte en esta subida del índice.
3. Productos lácteos, quienes registraron alzas moderadas en algunas presentaciones, dado que la demanda de estos rubros se mantuvo en ascenso; sin embargo el índice demuestra disminución con respecto al año anterior.
4. Carne, se dieron caídas en las cotizaciones de carne de ovino, bovino, porcino y aves de corral, lo que se tradujo en disminución del índice con respecto al año anterior.

5. Azúcar, aunque en diciembre mostró una abrupta caída motivada a la devaluación del real brasileño frente al dólar, originándose una sobreoferta por parte del Brasil como mayor exportador y productor de este rubro, el índice del año 2016 cerró en alza con respecto al año anterior, como consecuencia de la escasez de suministros en los países productores.

En síntesis, el mercado mundial de alimentos experimenta descensos o aumentos de precios por las llamadas leyes de la oferta y la demanda, las perspectivas en cuanto a las condiciones meteorológicas de los principales productores y el valor del dólar con respecto a otras monedas.

Pero, ¿cuáles son las causas de aumentos de precios de los alimentos en Venezuela? Podríamos perdernos enumerando un listado si de eso se tratase, podríamos discutir todas las teorías existentes sobre la inflación y se generarían aún más dudas, o, como intentaré hacer, podemos centrarnos en algunos rasgos distintivos de nuestra economía, para explicar el “incontrolable fenómeno” de aumento generalizado de precios.

La (no) producción de alimentos: es conocido por todos que Venezuela no es precisamente una potencia en producción agrícola y/o agroindustrial, nos centramos en la producción y exportación de hidrocarburos, los cuales, además, registraron una caída significativa de precios desde 2014, lo que ha disminuido significativamente nuestros ingresos en divisas y se traduce inmediatamente en desaceleración del ritmo de importaciones de alimentos a los que estábamos acostumbrados en tiempos de altos precios petroleros. Por aquí reservaremos una variable, disminución de la oferta de alimentos.

Control de las cadenas de distribución-comercialización en manos privadas: aunado a las condiciones de no producción, nos encontramos con una burguesía empresarial del sector que apuesta (típico del capitalismo) a la maximización de las ganancias, y es dueña de la manufactura en sus plantas (empaque y procesamiento de materia prima), enajena el verdadero trabajo productivo campesino adueñándose de su plusvalía, es dueña de almacenes, centros de distribución y también del eslabón de la comercialización. Tenemos otra variable a la cual atribuirle el aumento de precios, los canales de distribución. Es importante señalar que a pesar de los esfuerzos de la Misión Alimentación por liderar este renglón, no se encuentra ni cerca del control que ejerce el sector privado que ronda el 70%.

Señala el economista indio y Premio Nobel de Economía en 1998, Amartya Kumar Sen, en su trabajo más destacado, Pobreza y hambruna, que las desigualdades en los mecanismos de distribución de alimentos son los responsables del hambre, y no directamente la escasez de alimentos.

Y quien tiene un papel preponderante, el fenómeno especulativo, que se expresa en los cambios bruscos de precios en tiempos tan estrechos que no responden a hechos concretos de comportamiento de variables económicas (oferta, demanda, liquidez, producción, tipo de cambio).

Aun cuando no descarto la influencia que puede tener el aumento de la masa monetaria en el incremento de la inflación, no tengo un enfoque monocular al respecto. Incluso, analizar las economía venezolana en su conjunto se hace cada día más cuesta arriba, ya sea por la no disponibilidad de datos oficiales o por el comportamiento mismo de la economía real, que no se corresponde con teoría alguna. Se hace necesario, por tanto, establecer análisis multivariables para entender y explicar el comportamiento de la inflación.
Quien pretenda analizar el aumento generalizado y constante de los precios de bienes y servicios desde la perspectiva monetarista y atribuir al crecimiento de la masa monetaria la inflación, tiene una visión sesgada para analizar un fenómeno muy complejo. Es importante aclarar que la masa monetaria y la inflación son variables que se alimentan entre sí, tienen una relación bidireccional y tienen una alta correlación. Pero sería muy ingenuo pensar que en Venezuela, de no crecer o disminuir la masa monetaria, los precios no crecerían, o inclusive podrían disminuir. No, no es así. Y no es de esa forma porque otras variables intervienen de forma simultánea. Lo mismo ocurre con la tasa del tipo de cambio del dólar paralelo, ¿quién puede pensar que de restringir o reducir la cantidad de bolívares circulantes disminuiría el precio del dólar today? En nuestro país esa relación que quieren atribuir algunos economistas, de que si aumenta la liquidez se origina inflación, es inversa, al menos en los últimos años. Aquí aumentan los precios y el gobierno buscando garantizar el poder adquisitivo de los trabajadores ordena el aumento de salarios.

Otro dato importante con respecto a ese componente especulativo tiene que ver con el gran diferencial observado en precios internacionales de productos alimenticios y el valor de esos mismos bienes en nuestro país, que se puede fundamentar incluso con prácticas del comercio a menudo usada por este sector para incrementar los precios de manera fraudulenta, como es el caso de la sobrefacturación o el mecanismo de precios de transferencia que en nuestro caso se da, sobre todo, con las empresas transnacionales que tienen como método de fijación el siguiente:
Precio de transferencia = precio de costo + beneficio a la casa matriz [1] + precio de reventa
Pero en el precio denominado de reventa generalmente las partes relacionadas en Venezuela no respetan los márgenes establecidos por nuestra legislación, además los precios de transferencia, por lo general, son empleados como un mecanismo de transmisión encubierta de beneficios que vulneran la recaudación fiscal.
Asimismo, la convivencia de varios tipos de cambio, y la no claridad en los diferentes acuerdos cambiarios establecidos por el BCV que no hacen distinción en cuanto a rubros alimenticios específicos, deja mucho margen a la imaginación de los importadores, por lo que le otorga una gran libertad a la hora de establecer precios.

Recientemente, el Ministerio del Poder Popular para la Salud, a través de la publicación en Gaceta Oficial N° 40.959 del 4 de agosto de 2016, autorizó la libre venta y comercialización en el territorio nacional de distintos grupos de alimentos importados, los cuales podemos ver desde entonces en los anaqueles a precios con diferenciales exorbitantes comparados con los establecidos para los productos nacionales que se encuentran en el sistema de control de precios, y esto se debe a esa ausencia de claridad en los contratos, o lo ya mencionado sobre la facturación artificial, o los precios de transferencia.

En síntesis, la inflación venezolana del sector alimentos tiene un gran componente estructural que puede coquetear con alguna teoría como la de Juan Noyola [2] o incluso con los mecanismos de reproducción de Kalecki y su hipótesis de formación de precios diferenciada por sectores [3]. La disminución de la oferta que se da por la baja productividad del sector agrícola, sumada a la no compensación por vía de importaciones, restringe la oferta y da paso al componente especulativo de quienes controlan el sector a través de prácticas de escasez inducida, sobrefacturación, incorporación o traslado del aumento del precio del dólar ilegal a toda la economía de manera lineal (pero no sucede lo contrario si este precio disminuye), en conclusión, lógica capitalista de maximizar ganancias.

“Al capital le horroriza la ausencia de beneficio. Cuando siente un beneficio razonable, se enorgullece. Al 20%, se entusiasma. Al 50%, es temerario. Al 100%, arrasa todas las leyes humanas, y al 300%, no se detiene ante ningún crimen”. Karl Marx.
[1] En forma de royalty.
[2] Economista, reconocido como el autor original de la teoría estructuralista latinoamericana de la inflación.
[3] Michael Kalecki (1983). Las ecuaciones marxistas de reproducción y la economía moderna.

cruiz7@gmail.com



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