Por Julio A. Louis
Tres reflexiones sobre la praxis de Fidel
Es un creador. En América Latina, las fuerzas socialistas no
se apartaban en su teoría y acción de los límites de la democracia liberal.
Pero, cuando ésta era rota por fuerzas retrógradas en defensa de sus intereses
de clase, parecían inviables otras formas de resistencia, las que una y otra
vez habían sido vencidas, como la gesta sandinista (1927-1934) o la “república
socialista” de Chile (1932). Fidel, con audacia visionaria, acaudilla acciones
como el asalto del Cuartel Moncada (1953) o la expedición del Granma (1956) que
ubica a doce combatientes en la Sierra Maestra, actos tipificados de
“aventurerismo pequeño burgués” por los teóricos estalinistas. Con Fidel y su
guerra de guerrillas se abre una nueva etapa de resistencia anti imperialista,
de construcción socialista. Que se hayan intentado reproducir en escenarios que
no ofrecían condiciones similares, no es responsabilidad de los cubanos.
El derrocamiento de una tiranía pro imperialista –la de
Batista- se realiza por la única vía posible: la violencia revolucionaria,
presente como partera de la nueva sociedad a lo largo de los siglos, en
revoluciones de signo liberal, la de la independencia de Estados Unidos o la
Revolución Francesa, por ejemplo, o de signo socialista como la Revolución
Rusa, o la China. Una vez obtenido el poder, la acción contrarrevolucionaria,
obliga a mantener la violencia revolucionaria. La cubana no es excepción a
todas esas otras revoluciones y pretender la democracia liberal cuando la
contrarrevolución aplicaba su violencia, significaba la restauración pro
imperialista. El ejercicio del poder revolucionario y la obtención de la
hegemonía ideológica no están exentos de errores y pretender que la cubana
–como cualquier otra- esté exenta de ellos es desconocer el abc de lo que son
las revoluciones.
La creatividad de los revolucionarios cubanos incita a la
creatividad de los socialistas del siglo XXI para derrotar al sistema
capitalista. Fidel atisba el futuro: “¿Qué tipo de globalización tenemos hoy?
Una globalización neoliberal […] ¿es sostenible? No.¿Podría subsistir mucho
tiempo? Absolutamente no. ¿Cuestión de
siglos? Categóricamente no. ¿Durará décadas? Sí, sólo décadas. Pero más
temprano que tarde tendrá que dejar de existir […] ¿cómo se va a producir la
transición? No lo sabemos. ¿Mediante amplias revoluciones violentas o grandes
guerras? Parece improbable, irracional y suicida. ¿Mediante profundas y
catastróficas crisis? Desgraciadamente es lo más probable, casi casi
inevitable, y transcurrirá por muy diversas vías y formas de lucha. ¿Qué tipo
de globalización será? No podrá ser otra que solidaria, socialista, comunista,
o como ustedes quieran llamarla.”
Corresponde a las
nuevas generaciones dar respuestas a estas interrogantes. Para eso hay que ser
consciente que, si el capitalismo no extingue a la humanidad, el modo de
producción comunista –tras la transición socialista- ha de triunfar pese a las
derrotas habidas y los proto-socialismos degenerados en regímenes opresores,
teniendo presente que el modo capitalista se impuso después de siglos de
experiencias frustradas, y en un escenario muy diferente de aquel donde
surgiera inicialmente en el siglo XVI.
jlui@vera.com.uy
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