domingo, 23 de octubre de 2016

Colombia No más dilación

Por Alejandro Rivera Camero
 Radio Ciudadana

Esta semana es fundamental para superar la incertidumbre jurídica y política que emerge tras el resultado negativo del Plebiscito refrendatorio de los Acuerdos de paz, firmados entre el gobierno colombiano y la insurgencia de las FARC- EP. Sus efectos vienen siendo analizados ampliamente; sin duda el hecho ha sido descrito desde muchos ángulos que dejan ver la persistencia de viejas costumbres políticas profundamente arraigadas en la cultura y en la mentalidad de la nación; pero que a su vez, contrastan con la irrupción de una Colombia joven, poderosa y alineada con los 6 millones de víctimas que deja el conflicto armado y social. La posibilidad de un regreso a la guerra en Colombia no es una ficción, es un verdadero peligro. La Paz es un derecho ciudadano y es obligación del Estado prodigarla. No más dilación.



La refrendación vía Plebiscito de la decisión política más importante en la historia reciente del país, es el producto del pulso entre el gobierno colombiano y la dirigencia de las FARC-EP. El Secretariado prefería el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente y no el Plebiscito. Una jugada que resultó suicida, dada la impopularidad de ambos actores frente a la Opinión Pública nacional, e innecesaria, pues los 7.816.986 de votos obtenidos en la segunda vuelta de la Campaña Presidencial el 7 de junio de 2014 provenían, en gran medida, del apoyo al Proceso de Paz. No tanto así, a la figura del Presidente Juan Manuel Santos Calderón.
La Estrategia comunicativa del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, implementada durante el periodo 2002 -2010, construyó desde los medios masivos de comunicación y a través de una retórica emocional, un imaginario que convierte a las FARC-EP en el gran enemigo del país, en el demonio. El trabajo académico Ficciones del Poder del investigador de la Comunicación Política, Fabio López de la Roche, subraya la manera cómo ese discurso que él denomina antifariano o Pedagogía del odio hacia las FARC-EP, privilegia una sobreexposición de las víctimas de las FARC por encima de otras víctimas y a su vez ubica a la insurgencia como la principal victimaria sobre otros actores del conflicto armado. Por supuesto, a ello contribuyó también el accionar armado de esta guerrilla.

Además, se subestimó la fuerza electoral de sectores políticos de una derecha representada en la figura del Expresidente y hoy Senador Uribe Vélez, en un país que viene de un giro marcado hacia esa tendencia política.
La estrategia de la campaña opositora, centrada en la exacerbación del odio y no en el conocimiento de los Acuerdos establecidos en La Habana,  posteriormente jugó en contra de los ganadores. Sus demandas sobre el Acuerdo son percibidas como improvisadas en unos casos o inaceptables en otros. Más aun, la derecha decente del país también comparte esa percepción.
Esta circunstancia parece dar razón a la tesis de que lo que estaba en juego en el tablero político no era la legitimidad del Acuerdo, sino una tensión irresoluta entre el Ex Presidente Uribe Vélez y su heredero político, Juan Manuel Santos. Éste último, empeñado en causar una nueva derrota electoral a su oponente y, a su vez, el Senador Uribe preparando su regreso al poder en el 2018, de la mano del Ex Procurador General, Alejandro Ordoñez; el mismo funcionario que inhabilitó políticamente por 12 años a la Ex Senadora Piedad Córdoba, al Profesor Guillermo Raúl Asprilla, Secretario de Gobierno del Ex Alcalde Gustavo Petro y recientemente al mismo Petro. 12 años de inhabilidad son equivalentes a una cadena perpetua decía Guillermo Asprilla Coronado. La historia ha demostrado la perversidad de estas condenas, que responden a intereses del mismo grupo político que hoy pretende dilatar la decisión del fin de la guerra en Colombia.
La catarata de propuestas para desenredar la firma del Acuerdo es infinita, pero la exigencia de la gente en la calle requiere de una solución de corto plazo para iniciar la implementación de lo acordado lo más pronto posible. Aun cuando la insurgencia ha ratificado su vocación de paz y el cese bilateral al fuego ha sido extendido, la amenaza de un primer tiro es latente. 
 
Aquí no hay tiempo para complacer a todo el mundo, ni para argucias jurídicas. La prensa local registra cómo, luego de una semana de explicaciones sobre el tema del enfoque de género, la oposición (la uribista), no la oposición informada y seria, sigue remarcando la tal ideología de género con unos argumentos que además de sorpresa, generan pena. Resulta bochornoso  escuchar al Señor Fernando Londoño- cuadro uribista- defender, el pasado 10 de octubre en su programa de Radio para la empresa RCN, la necesidad de: “mandar a Humberto De La Calle a La Habana a hablar con esos bandidos y que corrijan esos  Acuerdos y los reduzcan a unas 26 páginas”. ¿Eso es serio?

La perspectiva de género concebida en el Acuerdo está relacionada con temas como el derecho a la igualdad o la violencia sexual ejercida contra niñas y mujeres inermes. En una de las jornadas pedagógicas sobre la paz, organizada por el Movimiento Poder Ciudadano en la localidad de Ciudad Bolívar en Bogotá, se escuchó el relato escalofriante de una líder local que narra la historia de algunas adolescentes y mujeres que jamás volvieron a pronunciar una palabra luego de violaciones sexuales brutales que, además de las heridas emocionales, les dejaron severas discapacidades físicas, como  consecuencia de reconstrucciones pélvicas motivadas por el ataque. El Auto 092 de la Corte Constitucional sobre violencia sexual en el conflicto armado colombiano, identifica 142 casos en el periodo 1990-2010, de los cuales 129 (93%) fueron perpetrados por grupos paramilitares. Las dimensiones de este tema deben mirarse a profundidad. El sufrimiento en Colombia ha sido enorme.

La oposición uribista propone modificaciones que resultan ser estructurales en el Acuerdo. Por ejemplo, renegociar puntos relacionados con la participación política de los desmovilizados, la conformación de una Justicia Especial de Paz y los temas de despojo de tierras. No existe la menor posibilidad de que la insurgencia de las FARC.EP se desmovilice y haga una dejación de armas para que su dirigencia se vaya a la cárcel y renuncié al ejercicio político democrático. No hay que olvidar que esta guerrilla no fue derrotada militarmente, aunque si seriamente debilitada tras la pérdida reciente de por lo menos tres de sus figuras emblemáticas.

El investigador colombiano Francisco Gutiérrez Sanín, sostiene que la participación política de la guerrilla desmovilizada no es un disparate de los Acuerdos; es uno de sus más grandes aciertos. En sus palabras, democratiza el poder y es una condición fundamental para una paz sostenible.

La idea de modificar los acuerdos en términos del despojo de tierras es delicada,  el origen de las FARC está ligado a la demanda de un Programa Agrario que sigue defendiendo desde 1964. Es tan complejo el tema del despojo de tierras en Colombia que el propio Presidente Juan Manuel Santos hizo recientemente un llamado a la Fiscalía General de la Nación, para que resuelva los crímenes contra líderes reclamantes de tierras, que se estiman en al menos 400 durante la última década. 400!!!!

Desmontar la Justicia Transicional, por un Tribunal dentro de la estructura de la Rama Judicial ordinaria y negar la intervención internacional en esos procesos, parece temerario. Sus contradictores han señalado que su interés en estos temas responde a expectativas personales y de su más cercano grupo político, al punto, inclusive, de pretender ocultar la verdad de los horrores de la guerra en Colombia.

En este marco de turbulencia, intentar desatar el nudo mediante la designación  de comisiones, mesas de trabajo, nombramientos de comités, Tribunales etc., etc., puede ser un desacierto. Casi todo lo que se encargué por esa vía en el país, termina en una gran decepción. A no ser que trate de trabajos académicos.
La revisión de aquello que sea renegociable puede liderarlo el propio Presidente Juan Manuel Santos, de frente al país con fecha de inicio y fecha de terminación.  La Gobernabilidad es un ejercicio de poder. ¡Hágalo Presidente!
radiociudadanaonline@gmail.com

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