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miércoles, 6 de noviembre de 2019

Chile una nación en Lucha



Por Dr. Carlos Pérez Morales:
Chile está localizado al Sureste del continente americano. Es un país que al igual que otras naciones latinoamericanas comenzó su vida independiente con gobiernos totalitarios. Posteriormente y después de la presión ejercida por los diferentes partidos políticos, el gobierno de Chile se convirtió en una democracia mediatizada por un gobierno presidencial. Siguiendo el modelo de otras repúblicas latinoamericanas, su régimen de gobierno fue cambiado a uno parlamentario. Toda la actividad política estaba controlada por la élite social y económica de la sociedad chilena. Aún así se fue desarrollando el mito de la democracia en Chile. Siendo un país muy rico en recursos naturales, los mismos han sido explotados por compañías extranjeras como chilenas. Esta explotación de recursos ha llevado a que Chile tenga uno de los más altos niveles de vida, con elevados índices de alfabetización, un sistema educativo nacional y buenos programas de salud.

Chile no tiene la sociedad tranquila e idílica que muchos creen. Desde su fundación se han desatado muchos movimientos sociales y políticos violentos. En muchas ocasiones estos movimientos han sido suprimidos con muchas personas masacradas por las autoridades militares. También diversos gobiernos de Chile se han impuesto mediante golpes militares. En el 1891, se desató una guerra civil causada por fuertes diferencias entre el presidente y el parlamento. Poco después su presidente Balmaceda se suicidó,  luego de refugiarse en la delegación argentina.

El Siglo XX fue testigo de varios golpes militares, siendo el peor de éstos, el perpetrado por el general Augusto Pinochet contra el gobierno socialistas de Salvador Allende Este golpe fue orquestado y respaldado política y económicamente por Estados Unidos a comienzo de la década de los setenta ('70).  Durante la dictadura de Augusto Pinochet fueron asesinados varios miles de chilenos y docenas de miles fueron encarcelados. Esta dictadura fue la causante de una masiva emigración política de chilenos. Con todos estos sucesos ha continuado el mito de la democracia chilena.

En Chile existe una gran desigualdad social. El índice de pobreza registrado en Chile por ingreso, es de más 20% (2015). El índice de pobreza multidimensional (es el que verdaderamente mide la pobreza) es de cerca de un 25%.

Fue durante la dictadura de Pinochet que se ensayó en Chile el neoliberalismo económico. Este fue producto del asesoramiento de jóvenes economistas graduados de la Universidad de Chicago, mejor conocidos como los "Chicago Boys. El neoliberalismo en Chile al igual que en otros países latinoamericanos, es la causa de una amplia desigualdad social, de un rápido empobrecimiento y de la pérdida de derechos adquiridos por la clase trabajadora. Estas condiciones sociales en muchas ocasiones son el detonante para la violencia.

A partir del año 2006 han ocurrido múltiples protestas callejeras contra decisiones políticas y económicas arbitrarias. En estos días de octubre de 2019, ha ocurrido un estallido popular con protestas en todo Chile, provocado por un grave aumento en el costo de vida. Las protestas comenzaron en Santiago después de que el gobierno propuso aumentar el precio de los boletos de Metro. El presidente de Chile, Salvador Pineda, títere de Estados Unidos, está enajenado de los principales problemas económicos de la sociedad chilena y ha desatado una fuerte represión militar y policíaca contra los que protestan. El presidente chileno declaró el viernes el estado de emergencia en el país y desplegó incluso al Ejército a raíz de las protestas desatadas inicialmente por la subida del precio del metro. Hasta la fecha esta represión ha causado 18 muertes, varios centenares de heridos y continúa.

Analista Geopolítico
carlosperezmorales@hotmail.com

miércoles, 30 de octubre de 2019

Chile Abriendo las grandes Alamedas



Por Eduardo Contreras:
Hasta la prensa más reaccionaria de Chile, “El Mercurio”, “La Tercera” y otros, así como los medios televisivos y radiales del más variado espectro, han debido reconocer que las manifestaciones de protesta en curso del pueblo chileno son las más grandes registradas en toda su historia. No pueden ocultarlo. Un hecho reconocido por todos es que el viernes 25 de octubre fueron más de 2 millones de personas las que desfilaron por el centro de Santiago mientras en provincias se registraban a la par las demostraciones más entusiastas y masivas de todos los tiempos, hasta en pueblos pequeños.


Es la inmensa mayoría del pueblo chileno la que está en pie de lucha protestando por lo esencial: la mantención del modelo económico y social privatizador y expoliador de los derechos fundamentales de la ciudadanía impuesto por la dictadura de Pinochet sobre la base de miles y miles de asesinados, detenidos desaparecidos, torturados, prisioneros, exiliados, a partir de septiembre de 1973.

Un modelo que todos los gobiernos posteriores, aunque democráticamente electos, no han modificado en lo esencial. Tanto es así que Chile continúa rigiéndose por la Constitución Política impuesta precisamente por la dictadura y que sólo ha tenido leves modificaciones que no van al fondo del problema.
¿Y cuál es el fondo del problema? ¿Por qué lucha hoy el pueblo? ¿Por qué el tema constitucional está en el centro de sus demandas?

Porque esa ley suprema de la sociedad chilena que es la constitución pinochetista consagra un modelo económico que en los hechos terminó con el rol del Estado en materias esenciales para entregárselas al sector privado y transformar entonces los derechos esenciales de las personas en meros negocios de un pequeño grupo de empresarios chilenos y a empresas extranjeras.

En Chile hace 46 años que se privatizó la Salud, la Previsión Social, la Educación, el Transporte y las grandes empresas estatales, como Soquimich, entregada a un yerno de Pinochet. El Estado no tiene los recursos necesarios para resolver los grandes problemas de la gente y nadie se atreve a tocar a los privados. Eso no está en el imaginario de los gobernantes, son intocables.

Un ejemplo claro es la “agenda social” con la que respondió Piñera, sólo un par de migajas, ¡¡ah!! Pero sin tocar un centavo de los grandes empresarios. Obviamente el sujeto no está a la altura de los acontecimientos. Detengámonos un momento en esto.

Principal orador en los actos en defensa de Pinochet cuando el dictador estaba arrestado en Londres, constituye una vergüenza para chilenas y chilenos haber elegido en dos oportunidades como presidente de la República a un individuo como éste que registra una orden de detención y su calidad de prófugo por el delito de estafa al Banco de Talca, que fue el origen de su fortuna, hoy estratosférica. Si alguien duda, puede ya buscar su historia en Google y hay copias del expediente judicial.

Un personaje así no tiene altura para enfrentar situaciones como las que se viven y, si tuviera un mínimo de honestidad, que no parece ser el caso, debiera renunciar al cargo, ya ahora y dar paso a convocar a nuevas elecciones. Habrá acusación constitucional en su contra.

Su respuesta real ha sido la violencia brutal. Muertos, desaparecidos, torturados, prisioneros ilegales marcan estos días y hacen recordar otros hechos que suele olvidarse y es que estricto rigor la historia de Chile está signada por la violencia, las masacres contra el pueblo. Desde el nacimiento de la república y hasta hoy son decenas y decenas de sucesos funestos en que la burguesía gobernante – usando como hoy a militares y carabineros - ha dado muertes a miles de hombres y mujeres de la patria de todas las edades. Desde luego vienen a la memoria las masacres de comienzos del siglo pasado en el norte, aunque todo ese horror habría de ser dolorosamente mayor con Pinochet.

No está de más señalar que a los mandos de las FFAA y Carabineros la convulsión social en que sus tropas participan brutalmente de algún modo les ayuda a que pasen a segundo plano los procesos judiciales por estafas y latrocinios que hoy afectan a varios de sus ex jefes superiores. Ni está de más señalar que la violencia haya sido claramente más dura y sostenida en contra de dirigentes políticos y sociales, en especial en contra de dirigentes adultos y juveniles que son reconocidos como militantes comunistas. Hay varios y claros ejemplos de lo que denunciamos.

En este contexto y a la luz de la realidad del actual gobierno, no deja de llamar la atención que Chile sea sede de eventos internacionales y que alguna vez se haya dicho que éste era un país de bienestar económico. Eso es enteramente falso. Como ha dicho con razón la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, que es sin duda una institución fundamental de la República, “aun cuando nuestro país ha tenido un significativo desarrollo material en las últimas décadas, éste ha venido acompañado de niveles crecientes de desigualdad, abuso de privilegios, segregación e injusticia, que han motivado el profundo malestar que se expresa en esta crisis.”

Así es en efecto, y como señalaron en su artículo “La Propaganda Engañosa sobre Chile. Agotamiento Relativo del Capitalismo Neoliberal” escrito por los economistas Graciela Galarce y Orlando Caputo en el año 2011, “Las estadísticas oficiales muestran que Chile creció 7,8% en el período 1987-1997. En los últimos 12 años (1998-2009) ha tenido un crecimiento de sólo 3,2%.  Sin considerar la crisis de 2009, el crecimiento 1998-2008 fue de sólo de 3,7%. “y agregaron “Con cifras oficiales mostraremos también que Chile tiene una de las peores distribuciones del ingreso del mundo y niveles de pobreza que superan el 30%, porcentaje 50% mayor a los niveles de pobreza previa y durante el gobierno de Allende. Es decir, una pobreza mucho mayor en el modelo neoliberal del desarrollo hacia afuera que en el modelo de desarrollo hacia adentro”.

Y concluyeron señalando que: “Una verdad científica incontrarrestable pero que el control de los medios de comunicación y las mentiras sobre la economía chilena de economistas, autoridades internacionales y de máximas autoridades de Israel y de Estados Unidos se encargan de ocultar”. En rigor el llamado “crecimiento económico” del país sólo guarda relación con las fabulosas ganancias de las grandes empresas por más que se trate de disfrazar la verdad.
El movimiento actual estalla por el alza del pasaje del Metro, pero el fondo de su proyección va mucho más allá y expresa un malestar contenido durante ya muchos años y dice relación con el sistema de vida en su conjunto,

Es cierto que el movimiento carece de una dirección única y que es tarea de las organizaciones políticas y sociales asumir el compromiso de encausar la hermosa lucha en función de lograr objetivos reales. Es la tarea del momento de la Izquierda chilena. Pero claro está ya la prensa de derecha recoge denuncias del gobierno norteamericano en el sentido que hay fuerzas y personajes de países extranjeros que estarían dirigiendo el movimiento en Chile. Habrá que poner atención a todo tipo de provocaciones que tienden a abortar con violencia este histórico proceso.

El pueblo entre tanto recoge en sus luchas la hermosa herencia de los que dieron su vida por el bienestar de todos.  No es casual, por ejemplo, que en Chile y el exterior, todos los días conozcamos de actividades en que en el centro está la interpretación de canciones del gran Víctor Jara horrorosamente torturado y asesinado por la dictadura de la derecha chilena. Su exigencia del “Derecho a Vivir en Paz” está permanentemente presente. Ni es casual que el grito central de las manifestaciones es el mismo de varias decenas de años y desde antes de la dictadura: “ El pueblo unido jamás será vencido”
Es decir que pese al cambio generacional hay principios unitarios que siguen orientando al clamor popular. Bien lo sabía el propio presidente Salvador Allende cuando nos dijo en sus palabras finales, que “Puesto en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo. La historia es nuestra y la hacen los pueblos. Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y su destino.

Superarán otros hombres este momento gris y amargo en que la traición parece imponerse. Sigan ustedes sabiendo que más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas para que pase el hombre libre para construír una sociedad mejor”.

Eso y no otra cosa es lo que ha empezado a suceder en Chile y estas grandes batallas darán sus frutos en días ya no tan lejanos. La unidad y la combatividad que hoy apreciamos llega para quedarse y con esos valores y la solidaridad internacional todo es posible. Ahora o muy pronto.

eduardocontreras2@gmail.com