Por Sergio Ortiz:
Mientras sobrelleva relativamente bien la pandemia de
Covid-19, el país bolivariano sufre muchísimo en lo económico. Hay novedades
políticas en el gobierno y la oposición.
Venezuela viene siendo castigada por el coronavirus. De
todos modos, y eso le duele mucho a la administración Trump, el Cartel de Lima
y la OEA, sus registros son bastante mejores que los de otros países. Ayer
tenía 55.563 contagios y sólo 444 muertos. En vez de tomar nota de esta buena
performance y sacar algunas enseñanzas, esos gobiernos y organizaciones
reaccionarias niegan la realidad. Dicen que son estadísticas mentirosas del
«dictador» Nicolás Maduro.
Les duele que los números de EEUU, Brasil, Perú (sede del Cartel de Lima), Ecuador y Colombia sean tétricos. Venezuela está mucho mejor y encima – como parte de sus acuerdos políticos y comerciales con la Rusia de Vladimir Putin – pronto tendrá lotes masivos de la vacuna Sputnik V.
No sólo la salud de los venezolanos anda bastante bien,
sobre todo en contraste con sus malos vecinos. También la salud del presidente
bolivariano que se fortaleció luego de desbaratar en forma rápida el intento de
invasión, «Operativo Gedeón», que apuntaba a asesinarlo. Eso ocurrió el 3 y 4
de mayo pasado. Aglutinaba a militares y paramilitares venezolanos
antichavistas y colombianos, organizados por una empresa «de seguridad»
norteamericana. Vinieron de sus bases de operaciones en suelo colombiano,
financiados por Juan Guaidó, el «presidente encargado». O sea, por Donald
Trump.
Es la economía.
Donde las cosas no mejoran, o si lo hacen es poco
perceptible, es en lo económico. Pese a la llegada de cuatro barcos iraníes con
combustible, que desafiaron el bloqueo estadounidense, no hay mejoría en la
provisión de naftas en gran parte del país, sobre todo el interior. Es una
traba grande al comercio y los servicios esenciales; la población tiene dificultades
para su circulación y aumentan los precios de productos transportados. No deja
de ser una cruel paradoja en un país petrolero que antes producía 3 millones de
barriles de crudo por día y ahora entre 400.000 y 700.000.
Esa última carencia tiene mucho que ver las sanciones
imperialistas de EE UU y Europa, en tiempos de Barack Obama y acentuadas por
Trump. Se quedaron con Citgo y sucursales de Petróleos de Venezuela SA (Pdvsa)
en EEUU, incautaron fondos millonarios depositados en ese país, robaron literalmente
depósitos de oro venezolano en Londres, penalizaron a empresas de terceros
países por comerciar con Caracas (caso de la petrolera rusa Rosneft, que opera
en el país) etcétera.
Si bien esas sanciones injustas son la base del problema, en
los malos resultados de Pdvsa en particular y la economía en general también
influyen problemas propios del gobierno. Existen fenómenos de burocracia
gubernamental y en empresas estatales, malas decisiones de autoridades y
directivos, corrupción y negocios de la «boliburguesía», incompetencia para
poner en marcha pozos y refinerías, privatizaciones, bajos salarios, etcétera.
Algunos sectores bolivarianos de izquierda cuestionaron que
el gobierno de Maduro eximiera desde 2018 a Pdvsa y sus socios multinacionales
el pago del Impuesto Sobre la Renta (ISLR). Según esos críticos, «las sucesivas
exoneraciones del ISLR, para Empresas Mixtas donde los socios son empresas
rusas, chinas y norteamericanas, han hecho que el Estado, dejase de percibir,
alrededor de 2.068 millones de dólares». Ese cálculo fue en base a 9 empresas
mixtas, pero éstas son 42 y la pérdida sería mucho mayor.
Esos favores a las petroleras, mixtas y asociadas a la
estatal, es la contracara de los mayores sacrificios que vinieron haciendo los
venezolanos de a pie y eso explica en parte la fractura en la coalición
gubernamental Gran Polo Patriótico.
El Partido Comunista de Venezuela, Patria Para Todos,
Tupamaros y otros han conformado la Alianza Popular Revolucionaria y van a
competir en diciembre por fuera del oficialista Partido Socialista Unificado de
Venezuela (PSUV). No fue algo súbito: en abril le pidieron reunión a Maduro y
no se la dieron, en mayo presentaron una carta crítica en Miraflores y en
agosto decidieron formar APR.
División en la contra.
Si bien esa fracción por izquierda en el Gran Polo
Patriótico debe preocupar a Maduro y Diosdado Cabello, hombres fuertes del
gobierno, las novedades en el campamento de la oposición los alegró mucho. Y el
saldo que les quedó fue positivo.
Es que el lunes 31/8 el presidente indultó a 110 políticos
opositores que estaban presos o exiliados, entre ellos 26 diputados. Entre los
pocos que no tuvieron ese beneficio están el líder de Voluntad Popular,
Leopoldo López y otro extremista, Julio Borges. Accedieron al indulto
personajes nefastos como Henry Ramos Allup, Freddy Guevara, Freddy Superlano,
José Guerra, Tomas Guanipa y Gilber Caro. También salió de la cárcel el
diputado Juan Requesens, participante del atentado fallido para matar al
presidente en agosto de 2018.
El argumento de Maduro fue facilitar la concordia nacional
y, en los hechos, impulsar a que los partidos de oposición se presenten a los
comicios del 6 de diciembre. En agosto el referente devaluado de ese sector,
Juan Guaidó, había firmado un pacto de 27 agrupaciones comprometiéndose a no
participar. El argumento fue que ir a las urnas fortalecería a «la dictadura».
El indulto fue bien recibido por el centenar de políticos
presos, familiares y allegados. La Unión Europea expresó su beneplácito por
medio de su comisionado de Asuntos Exteriores, Josep Borrell. También lo
avalaron la alta comisionada de DDHH, Michelle Bachelet, y Felipe Solá, quien
incurrió en contradicción. Si estaba bien ese indulto de Maduro, «¿por qué
Alberto Fernández no firma uno para los 41 presos políticos de Argentina?», le
preguntó Luis D’Elía.
Los efectos de la medicina no demoraron. Hernán Capriles (de
Primero Justicia), dos veces candidato presidencial de la oposición derechista,
en 2012 contra Hugo Chávez y luego contra Maduro, propuso participar de las
elecciones. Dijo que sería un grave error regalar la Asamblea Legislativa a
Maduro y que no se gobierna por Internet (palo al ausente Guaidó). Los partidos
opositores Acción Democrática, Copei, Cambiemos, Avanzada Progresista y El
Cambio, se sumaron a la táctica de intervenir. Piensan en estas legislativas y
también en las de alcaldes y senadores de 2021.
La participación aumenta. La presidenta del Consejo Nacional
Electoral, Indira Alfonzo, detalló que 107 organizaciones políticas presentaron
14.000 candidaturas. Las de diciembre serán las elecciones número 25 desde que
Chávez comenzó a gobernar. El sistema electoral fue juzgado como excelente por
observadores internacionales, incluido el expresidente James Carter, a prueba
de fraudes.
Sin embargo la oposición alterna el erróneo boicot con el
mezquino no reconocimiento de sus derrotas cuando participar y le gana el
chavismo. Si va dividida, como parece, tendrá otro merecido revés.
ortizserg@gmail.com
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