Por. Tony López R (*):
La corresponsalía de la BBC Mundo en Colombia, apuntaba que
“las cacerolas y bocinas que sonaron en la noche del martes en algunas partes
de Colombia no eran todas para celebrar la orden de prisión preventiva para
Álvaro Uribe, tampoco la larga fila de autos haciendo sonar sus bocinas en
Bogotá no eran para mostrar apoyo a la Corte Suprema de Justicia”.
No, la interpretación de semejante demostración está muy
clara, la oligarquía colombiana no permitirá perder el poder, pero no puede
esconder que la crisis política, económica y social, agravada por la Pandemia
del Covid-19, ha puesto de manifiesto que el sistema está en terapia intensiva
y ya se advierten las fuertes contradicciones internas entre un sector liberal-conservador autoritario, con sesgos
fascista y narco paramilitar en el gobierno y un sector liberal-conservador de
derecha, supuestamente opositor, que defiende el sistema neoliberal y se
proclaman “democráticos”.
Teniendo en cuenta lo arriba señalado, podemos explicarnos
porque la conformación de un movimiento que se autoproclama de
“centroizquierda” teniendo a Humberto de La Calle, como su posible candidato a
las elecciones del 2022, evidentemente, este proyecto está diseñado para
dividir a la propia y real centroizquierda y por supuesto arrebatarle sectores
que hoy están vinculados al Centro Democrático y al uribismo.
De la Calle, tiene todas las condiciones específicas, para
presentarse como el candidato y mimetizarse como “centroizquierda” es un hombre
que tiene una buena imagen hacia los sectores progresistas, la seudo izquierda
y los reformistas. Él, se presenta como
un hombre de paz, pero una paz sin cambios estructurales, democrático, defensor del Estado de Derecho, pero su papel estratégico es dar garantías al
sistema, él es un hombre de derecha y defensor del modelo neoliberal,
trasparente en sus posiciones y lo dejó muy claro en el discurso que hizo en
Oslo, Noruega, al dejar iniciada la Mesa de Paz y dialogo con las FARC-EP, al
subrayar que el modelo económico y político colombiano no sería modificado.
Pero tampoco, ni él, ni el alto Comisionado de Paz Sergio
Jaramillo, aceptaron la propuesta de las FARC-EP, de realizar una Asamblea Nacional Constituyente Corporativa,
y someter los Acuerdos de La Habana, al soberano y que fuera el que aprobara los acuerdos, una
vez aprobado se convertían en una política de Estado y no prestarse al show del
plebiscito del 2 de octubre del 2016, supuestamente “democrático”, manipulado y
satanizado por Álvaro Uribe y el Centro Democrático y sus aliados, respaldado
por una prensa corrupta y uribista, que llegó a decir, que el triunfo del SÍ permitiría
que la Casa de Nariño, estaría ocupada por
las FARC-EP y el Castro-Chavismo. Y lo más simpático es que miles de
colombianos se creyeron el cuento.
Es primera vez en la historia mundial, que un pueblo se
niega a votar a favor de la paz, de haber sometidos los Acuerdos de La Habana,
a una Constituyente, ni Uribe ni Duque, podrían haber hecho trizas dichos
acuerdos y tal vez hoy, otra hubiera sido la historia, decir hoy que los
Acuerdos se están cumpliendo es una gran farsa y es hacerle el juego al gobierno
de Duque, lo único que está funcionado y no en su integralidad es la Justicia
Especial de Paz, (JEP) no por parte de sus
integrantes, sino por los palos en la rueda que coloca el uribismo,
la senadora Paloma Valencia, es
la que está llevando hoy la vocería de reformar la justicia y acabar con las
Cortes, incluyendo la JEP, esa reforma es la que les conviene a los uribistas
para continuar en la impunidad.
De otra parte, los sectores de la izquierda colombiana y los
Partidos y Movimientos políticos, no han logrado trazar un proyecto estratégico
y táctico unitario de carácter nacional, que los lleve a disputarle el poder a
la derecha, ahora disfrazada de “centroizquierda” y que sin duda causará
estragos y divisiones en los sectores progresistas, reformistas e incluso de la
izquierda.
Está movida política electoral de la derecha
liberal-conservadora llevando de candidato a De la Calle con un discurso
“popular” y de grandes propuestas sociales con tintes de izquierda, es la que
lo puede llevarlo a un posible triunfo, pero si la maquinaria electoral
narco-política mafiosa, continúa existiendo, no creo que pueda ganar, es en
este terreno donde está el debate interno de la oligarquía liberal conservadora
colombiana. Esa mafia ha sido la que llevó a Uribe Vélez en el 2002 a la
presidencia y a Duque en el 2018, según, denunció con gran valentía el senador
Gustavo Petro, en cada uno de esos momentos, y está última denuncia continua en
firme, de que Duque es presidente gracias a un fraude.
Los cacerolazos y los bocinazos están dirigidos contra la
Corte Suprema, por el fallo judicial que tiene en prisión domiciliaria al ex
presidente y senador Uribe Vélez, es una expresión orgánica del Centro
Democrático, dirigido a promover el apoyo de la propuesta de un plebiscito que
apruebe concentrar en una sola Corte de Justicia y un sistema judicial
único, lo que cortaría la independencia y de alguna forma el Poder Judicial se
subordinaría al Poder Ejecutivo y lógicamente cercenaría la Constitución de
1991, aprobada por el soberano y resultado del proceso de paz que comenzó en
1989-90 con el M-19 en el gobierno de
Virgilio Barco y la AD-M19.
Desde que ganó el plebiscito del 2016 que primó el NO a la
paz y el SÍ a la guerra, Uribe, ha
enfocado sus cañones contra la Justicia Especial de Paz, (JEP) sin lograrlo,
hasta hoy, pero siguen luchando desde el
Centro Democrático y es lógico que así
lo haga Uribe, él tiene actualmente 28 causas pendientes para ser juzgadas por
la Corte Suprema de Justicia, por manipulación de testigos, fraude procesal,
soborno y conformación de grupos paramilitares y 56 acusaciones ante la
Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representante, por violaciones a los
derechos humanos, masacres, paramilitarismo y homicidio, aún pendientes de
ejecutarse.
Pero sí los cacerolazos y bocinazos están en función de
solidarizarse con Uribe Vélez, es más grave, porque esos sectores estarían
legitimando los gravísimos delitos y crímenes cometidos por el expresidente y
que, hasta el momento, no han sido encarado por la Corte Suprema de Justicia.
Lo que indica la pasividad o impunidad existente en Colombia, en realidad lo
que realmente falta juzgar son las diversas acusaciones que se han realizado
contra Uribe Vélez y su gobierno y el ejercicio de lo que fue realmente la
llamada Seguridad Democrática aplicada por Uribe bajo la consigna de “Mano
Firme, Corazón Grande”. Que llevó al país al desplazamiento de unos 4 millones
200 mil colombianos de los cuales 3 millones de ellos encontraron refugio en
Venezuela
Por tanto si lo que apuntamos en el párrafo anterior es
acertado, estamos en presencia de un sector de la sociedad que avala y
reivindica esa política de impunidad, violencia y violatoria de los derechos
humanos, de corrupción y del uso de las
bandas criminales, llamadas paramilitares, apoyadas por sectores de las FF:MM,
que se expresa en los hechos que han sido denunciados, incluso, algunas
acciones, no solo internos de Colombia, sino los que han atentados y violado el
derecho internacional y que debemos tener en cuenta, recordar y reconocer estos
brutales acontecimientos.
Comencemos por que se juzgue y se aclare exhaustivamente el
asesinato en 1997, durante la gobernación de Uribe Vélez en Antioquia, el
asesinato de 15 campesinos, en Ituango, departamento de Antioquia, conocida
como la masacre del Aro. Expediente judicial aún sin esclarecer. Por los 80
desaparecidos de la Comuna 13 de Medellín, en el 2002, liderada por el General
Mario Montoya, jefe de la 4ta brigada y conocida como la operación Orión, con
la aprobación del presidente Uribe Vélez, y que la JEP hoy tiene conocimiento
de ese hecho.
Como echo inaudito, el ex presidente Uribe tiene un
importante récord de que 48 alto funcionarios de sus dos gobiernos están
presos, ex ministros, generales, secretarios del despacho de la presidencia y
asesores jurídicos, todos por corrupción, cohecho, chuzadas (intercepción
telefónica a magistrados y líderes de la oposición) masacres, entre otros, mientras cables desclasificado en EE.UU dan a
conocer que Washington sabía que Álvaro Uribe, estaba vinculado al cartel de
Medellín que por su subordinación a
Estados Unidos se convirtió en un intocable, con más de 180 demandas tiene por
paramilitarismo, narcotráfico, espionaje, corrupción y genocidio.
Está pendiente esclarecer y juzgar los 5200 torturados,
asesinados y descuartizados en Cúcuta entre el 2002 y el 2005, a manos de los
paramilitares y con apoyo de sectores integrantes de las Fuerzas Militares y de
policía, y conocida por los Fiscales de Justicia y Paz, en plena presidencia de
Uribe, masacres de las cuales tuvo a Salvatore Mancuso como uno de sus
ejecutores, según él mismo declaró.
Los cerca de 4300 jóvenes inocentes asesinados por las
Fuerzas Militares, vestidos con uniforme de camuflado y brazalete de las guerrillas,
FARC-EP y ELN, que presentaban como caídos en combate, para recibir la
recompensa monetaria que el presidente les ofrecía, conocidos como
falsos-positivos y hechos hoy reconocidos, por algunos altos mandos militares,
que pagan cárcel y señalan que la orden de matarlos las impartió el presidente
Uribe. Acción por la cual la CPI tiene abierto un expediente contra los máximos
responsables del país de estos crímenes considerados de Lesa Humanidad
El 12 de septiembre de 2017 la Corte Suprema de Justicia sentenció
a 7 años de prisión a Jorge Nogueras, ex director del Departamento
Administrativo de Seguridad (DAS), cargo ejercido durante la presidencia de
Álvaro Uribe Vélez, por el delito de intervenir ilegalmente los teléfonos de
políticos opositores, algunos
magistrados de las Cortes de Justicia, dirigentes de Organizaciones de Derechos
Humanos, y congresistas entre ellos Gustavo Petro, Iván Cepeda y el
Representante a la Cámara del Polo
Democrático, Alirio Uribe Muñoz.
La Corte Suprema decidió, además de condenar a Nogueras,
enviar al Congreso de la Nación la documentación probatoria para que se inicie
un juicio en la Comisión de Acusaciones, al actual senador y ex presidente
Álvaro Uribe Vélez, por el mismo acto por el que fue condenado Nogueras, el tema
nunca fue tomado en cuenta por la Comisión de Acusaciones.
Uribe Vélez, enterado de dicho fallo, respondió por la vía
de su Twitter y acusó al parlamentario Alirio Uribe Muñoz de ser un defensor de
las FARC-EP, al conocer las declaraciones de éste y ser uno de los que
denunció, que el ex presidente Uribe convirtió durante su mandato al DAS, en
una entidad criminal penetrada por el paramilitarismo y ejecutar graves
acciones criminales, así también lo hizo público Rafael García, quien cumple
prisión en Estados Unidos y quien era, el director de información del
Departamento Administrativo de Seguridad
(DA).
Durante el gobierno del doctor Álvaro Uribe Vélez, también
se desarrollaron acciones de carácter internacional que violaron las normas y
la convivencia pacífica con los países vecinos, como lo fue ordenar el
secuestro del miembro de las FARC-EP Rodrigo Granda en Venezuela y el bombardeo
y ataque militar contra el campamento del comandante guerrillero Raúl Reyes en
Angostura, departamento de Sucumbió territorio ecuatoriano.
En ese bombardeo perecieron 25 personas, de ellos 2
mexicanos y un ecuatoriano, de los siete extranjeros que se encontraban de
visita algunos heridos como el caso del comandante Raúl Reyes, capturado vivo y
luego rematado, prueba de ese crimen lo tienen los dirigentes de las FARC y
testigo las guerrilleras y visitantes que sobrevivieron a la masacre. Y cuyo
objetivo de esos extranjeros era sostener un encuentro con el comandante Raúl
Reyes para recibir una propuesta de Paz, que la insurgencia proponía se llevara
al Foro Internacional de la Coordinadora Bolivariana de los Pueblos, evento que
se desarrollaba en Quito, Ecuador, en esa semana y hacerla llegar al gobierno
de Uribe Vélez.
Este alevoso ataque,
con nocturnidad e indefensión de las víctimas,
lo tipifica como un delito de crimen de guerra y de
lesa humanidad, así como la violación de
la frontera y bombardeo en territorio de un país limítrofe, sin la debida
coordinación e información al país agredido, se agrava como fue conocido
públicamente con él engaño del presidente Álvaro Uribe Vélez, al Jefe
de Estado Rafael Correa, este hecho
provocó una grave y tensa situación entre ambas naciones y la ruptura
diplomática con Colombia de Ecuador,
Venezuela y Nicaragua, ello ponía en riesgo a
su propio pueblo, solo la prudencia
del presidente Rafael Correa y la mediación del presidente Hugo Chávez, se logró darle una salida
pacífica, pero no totalmente concluida.
Este bombardeo ocurrió el 1 de marzo del año 2008, hace doce
años. Teniendo en cuenta que los delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra
no prescriben, el gobierno colombiano y los autores de tales hechos, según los
tratados internacionales, deben rendir cuenta por este horroroso y vandálico
episodio, que aún mantiene heridas
abiertas, sin que la Justicia Internacional y sobre todo la ecuatoriana, exija
juzgamiento, reparación a las víctimas y perdón de los culpables por la
humillación a que fue sometido el estado y pueblo ecuatoriano. Lejos de eso han
perseguido y querido criminalizar algunos de estos jóvenes, a quienes el
gobierno colombiano de Uribe les monto la historia de que eran “terroristas”,
cuando en realidad terroristas fueron los que atacaron ese campamento, que
violaron todas las leyes internacionales y ocasionaron destrucción y muerte.
Si los manifestantes de las cacerolas y bocinazos, desean
continuar desafiando a la Corte Suprema de Justicia, y defendiendo a su
encarcelado “líder” serán consciente que defienden a un personaje que ha
cometido graves delitos y están del lado, de quien tanto daño, le ha causado a
su pueblo. Es evidente la polarización, por eso Colombia se debate con este
caso de Uribe, entre la impunidad y la justicia.
Esperemos que la Corte Suprema de Justicia, desempolven las
causas pendientes y vayan a la profundidad del problema, si realmente están en
disposición de actuar apegado a derecho y triunfe la Justicia.
(*) Periodista, politólogo y analista internacional.
jorgarcia726@gmail.com
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