Ayer se cumplieron 26 años del atentado contra la AMIA.
Directivos de la entidad sacaron pésimas conclusiones de ese hecho. Y el
coronavirus no dio tregua, pese a lo cual, contradictoriamente, el AMBA fue
flexibilizado.
Con puntualidad, ayer desde las 9 y 53 horas, - en rigor
desde días antes – los directivos de la AMIA recordaron el hecho luctuoso de
veintiséis años atrás.
En Pasteur 633 murieron 85 personas y fueron heridas otras
151. El amplio espectro de las víctimas denota que ese atentado, si bien fue
enfilado políticamente contra la mutual judía, tuvo de blanco al pueblo
argentino, al margen de sus creencias religiosas o no.
Los actos terroristas son repudiables, pero hay algunos más
repudiables que otros. Cuando los dos aviones conducidos por extremistas que
enlodaron la religión musulmana se estrellaron contra las Torres Gemelas, en el
mundo hubo muchos que se alegraron de la caída de un símbolo del imperio.
Otros, sin alegrarse, íntimamente lo vieron con simpatía.
En cambio, no se conoce ninguna postura favorable al
atentado en el Once. Execrable por donde se lo mire: por atentar contra una
mutual, por hacerlo en la calle, por la hora que aumentó las víctimas, etc.
A diferencia de los delitos de lesa humanidad cometidos por
la dictadura militar-cívica, los muertos de la AMIA no tuvieron justicia. En el
otro caso, bien que con demora y superando intentos políticos y jurídicos de
brindar impunidad, se logró juicio y castigo para muchos de sus responsables y
autores mediatos (más para los que vistieron uniformes y muchísimo menos entre
quienes calzaban trajes o sotanas).
Esa diferencia entre una justicia que no llegó y otra que
acudió, aunque demorada, radica en que en el bombazo en la AMIA se falló en
identificar a los autores. Se falseó deliberadamente la cuestión para inculpar
injustamente a Irán y Hezbollah.
Eso no fue casual ni inocente. Pareció copiado de las malas
artes del almirante Emilio Massera cuando en la ESMA hizo fotografiar bajo una
bandera de Montoneros a las dos monjas francesas secuestradas en 1977 en la
Iglesia de la Santa Cruz. Entre los escombros de la AMIA sembraron piezas de
una Traffic para ocultar otra similar, empleada para llevar los explosivos y
acusar a un funcionario de la embajada de Irán. Fue como plantar la bandera de
la República Islámica: vinieron los agentes del Mossad y la CIA a descubrirla
junto al motor y otras pruebas puestas para acusar a inocentes.
No hubo justicia por el encubrimiento por parte del gobierno
del hoy senador momia a punto de volver a casarse a los 90 años, de su SIDE, de
jueces como Galeano y fiscales como Mullen, Barbaccia y Nisman. Este último
andaba de putas con los fondos de la UFI AMIA en vez de investigar. El nulo
resultado no es fruto de la falta de colaboración de Irán sino de la pésima
justicia y aún peor agencia de inteligencia locales que obedecieron al falso
libreto de Israel y Estados Unidos. No querían saber la verdad de lo ocurrido,
simplemente demonizar a Irán. Así fueron los nulos resultados.
¿Cuál reforma?
No conformes con acusar sin pruebas a Teherán, esos círculos
sionistas redoblaron sus falsas acusaciones cuando el gobierno K firmó en enero
de 2013 un Memorando de Entendimiento con Irán. En el período macrista de
lawfare y con jueces como Claudio Bonadío y fiscales como Germán Moldes, se
reabrieron causas cerradas por la justicia para volver a acusar a CFK, a su
excanciller Héctor Timerman y otros políticos. Aseguraron que al firmar aquel
acuerdo con Irán su intención fue encubrir el atentado a la AMIA. Y peor aún,
se incurrió en el delito de “traición a la patria”.
Muchos de esos acusados fueron a la cárcel, Timerman murió
de cáncer y de angustia y Cristina se salvó raspando, por sus fueros. Estos
sufrimientos deben sumarse a la sangre derramada en Pasteur 633, pero las
cúpulas de AMIA y DAIA no lloraron ni una lágrima de cocodrilo por Timerman y
esas víctimas.
En este 26 aniversario el titular de la primera entidad,
Ariel Eichbaum, volvió a acusar a Irán e Hezbollah como autores del atentado,
sin ninguna prueba. También se quejó de que no hay avances en la causa de la
muerte de Nisman, que calificó de “asesinato”, sin elementos para desmentir un
evidente suicidio.
Los mismos que embarraron la cancha, admitieron la
injerencia de potencias extranjeras en el encubrimiento del atentado, hicieron
falsas denuncias, aceptaron que se pagara con fondos reservados a detenidos
para acusar falsamente a otros de ser la “conexión local”, reabrieron causas
para perseguir a rivales políticos, etc., ¡ahora se quejan de la falta de justicia
en la causa AMIA! Cosecharás lo que siembras…
Quizás lo más grave de este aniversario es lo que directivos
y abogados de la AMIA han planteado como reclamos legales. Por caso, exigieron
una nueva ley antiterrorista mucho más amplia que la votada bajo gobierno
kirchnerista. Esto podría ampliar la esfera de las agencias de inteligencia que
hoy distan mucho de estar democratizadas, con tantos agentes que actuaron bajo
el mando de Gustavo Arribas y Silvia Majdalani.
También pidieron se reforme el Código Penal para crear el
“juicio en ausencia”, un despropósito para entendidos en Derecho y no sólo
garantistas.
Apoyaron al erróneo criterio de Alberto Fernández de
mantener a Hezbollah en el registro de organizaciones terroristas donde la
introdujeron las administraciones Macri-Trump. Y reclamaron acciones enérgicas
contra este partido legal libanés. Ya lo hicieron Macri y Patricia Bullrich,
cuando – tras una denuncia de la DAIA - detuvieron en marzo de 2019 a los
hermanos musulmanes Abraham Salomón acusados de terrorismo porque uno había
viajado al Líbano…
AMIA y la DAIA son pésimas consejeras para el gobierno de
los Fernández en materia política y judicial. Esas entidades se atribuyen el
mérito de reformas como la figura del arrepentido, el agente encubierto por
causas de terrorismo y el testigo de identidad reservada. Las causas que hoy
investigan el espionaje de la AFI macrista demuestran que esas reformas fueron
una porquería. Una inundación del sótano podrido de la democracia y las cloacas
de Inodoro Py.
Finalmente, un dato duro, sin consideraciones políticas. Se
dice que el atentado a la AMIA fue el más grave de la historia argentina.
Error. El más grave fue el bombardeo gorila a Plaza de Mayo, en junio de 1955:
308 muertos.
Contradicciones
El miércoles 15 fue hasta ahora la peor jornada de la
pandemia porque hubo un récord de 82 muertes. El viernes se batió la marca de
nuevos contagios, 4.518 casos, con 26 nuevas muertes.
Así las cosas, hasta ayer el país registraba 119.301
contagios y 2.204 muertos, la mayoría de los cuales en el AMBA. Allí las camas
de terapia intensiva ocupadas está en el 64 por ciento.
El daño que viene haciendo la pandemia está en aumento y se
está entrando en el famoso “pico” de contagios.
Por eso luce como contradictorio que el viernes el
presidente AF, con la compañía de Horacio Rodríguez Larreta, su amigo, y Axel
Kicillof, hubiera comunicado una flexibilización de las condiciones vigentes en
ese sector. Por caso, las industrias de 35 municipios bonaerenses que no estaban
funcionando fueron habilitadas para abrir. ¡Hasta los runners podrán correr en
CABA, incluso sin barbijos!
La consigna larretista de que hay que aprender a convivir
con el virus, pero con responsabilidad, parece una mala copia del gobierno
sueco, que fracasó alevosamente.
Especialistas recordaron que, además de otros factores
preocupantes, el frío invernal será un condimento extra a favor del virus.
En ese marco, el cronista discrepa respetuosamente con las
decisiones del trío de Olivos. Y tiene dudas sobre las razones que motivaron
esa flexibilización. ¿Fue para atender la situación de sectores populares
necesitados de salir a la calle para conseguir una changa porque con la cuota
del IFE no alcanza?
¿O más bien fue una respuesta amigable a la presión de las
cámaras monopolistas del G-6, invitados especiales y contradictorios en Olivos
el 9 de Julio?
No sólo la lucha contra el coronavirus está entrando en una
fase decisiva. También sucede eso con la negociación de la deuda externa, que
por diferencias entre lo mucho ofrecido por el gobierno y lo muchísimo que
pretenden BlackRock y Monarch, va a seguir después del 4 de agosto.
En esa negociación AF busca una ayuda de Trump, el Tesoro
yanqui y el FMI, donde Washington talla como el socio mayor. Eso pesó en el
cálculo oportunista que impregnó las posiciones de Argentina en la Comisión de
Derechos Humanos de la ONU, el miércoles 15 en Ginebra. Allí el delegado
argentino compartió el injusto informe de la Alta Comisionada Michelle Bachelet
contra el gobierno de Nicolás Maduro, acusándolo de violar los DD HH.
Ante las protestas que esa postura pro-estadounidense generó
en sectores progresistas, el presidente forzó un reportaje con Víctor Hugo.
Allí se puso otra vez al medio, cuestionando a Maduro, pero reconociéndolo como
el mandatario legítimo.
“Fue una vergüenza la postura contra Venezuela”, dijo el
relator de los goles con el “ta ta ta”. Prescindiendo del VAR, fue un planeado
gol en contra del arco venezolano y latinoamericano. Massa y Solá, las dos
líneas, corrieron felices hacia la mitad de la cancha, dándolo por bueno.
ortizserg@gmail.com
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