miércoles, 29 de julio de 2020

¿Hay relación entre sanciones económicas y las actuales condiciones de vida de venezolanos?



Por Carlos Luna Arvelo:
“En la era de las fake news y de los extremos políticos e ideológicos la verdad se ha convertido en un concepto utópico en el que resulta difícil definir de manera objetiva qué es real y qué no…” TEKCRISPI noticias son falsas o sesgadas?

A pesar de los datos que sobre contagios y fallecimientos por COVID-19 oficialmente cada día ofrece el gobierno, aún estamos lejos de los 4.000 infectados diarios que la ACFIMAN pronosticó para el pico de la pandemia. Lo incuestionable al día de hoy es que las cifras de infectados se han disparado y amenazan con agudizar la “crisis” que, mucho antes de la pandemia, padecemos los venezolanos.


En Venezuela ya se vivía una “terrible crisis”. Crisis que, sin llegar a ser, la “crisis humanitaria” que hace tiempo vienen prefigurando e imponiendo desde fuera factores que dicen estar interesados por el destino de los venezolanos, no deja de ser una crisis terrible. Esos mismos factores que están dispuestos hasta a invadirnos, si fuera necesario, para derrocar al gobierno actual acusado de ser el único responsable de lo que se vive en el país, según el relato que han construido y repiten incesantemente a través de sus aparatos mediáticos trasnacionales.

Me permito una extensa cita del artículo EE UU interviene para evitar la crisis migratoria que causa Maduro, publicado en el año 2017 en Aporrea, en el cual se recoge parte de la estrategia intervencionista contra Venezuela por parte de los EE UU.

“…en 2016 el Comando Sur abiertamente expresaba entre las 12 detallas recomendaciones para intervenir en Venezuela, como parte de “planes estratégicos” de EE UU: “mantener la campaña ofensiva en el terreno propagandístico, fomentando un clima de desconfianza, incitando temores, haciendo ingobernable la situación…”; “la explotación de los temas como la escasez de agua, de alimentos y de electricidad, teniendo éste último aspecto un carácter grave para el gobierno, ya que la sequía ha generado una amenaza de colapso de los embalses y debemos prepararnos para explotarlo al máximo desde el punto de vista político, reforzando la matriz mediática que ubica la crisis como responsabilidad exclusiva de Maduro”; “posicionar la matriz mediática de que Venezuela entra en una etapa de crisis humanitaria por falta de alimentos, agua y medicamentos, hay que continuar con el manejo del escenario donde Venezuela está cerca del colapso y de implosionar demandando de la comunidad internacional una intervención humanitaria para mantener la paz y salvar vidas”; “No se puede dejar de lado el esfuerzo que hemos venido haciendo para vincular al gobierno de Maduro en la corrupción y en el lavado de dinero…hay que desarrollar campañas mediáticas con los testigos protegidos que colaboran con la aplicación del Decreto del 9 de marzo de 2015”1    
Este relato de “crisis humanitaria venezolana” cada día se perfecciona y si bien no necesariamente permanece ceñido a las recomendaciones que en 2016 hiciera el Comando Sur, siempre encontramos coincidencia en los objetivos finales.

Recientemente apareció otro nuevo elemento que viene a brindarle “sustento teórico- científico” a la crisis humanitaria venezolana, para que nadie diga que la academia no ha dejado de arrimar la brasa para su sardina. Ya la ACFIMAN, con su pronóstico de miles de contagiados diarios de COVID -19, a principios del mes de mayo.  

La primera semana de julio la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), presentó resultados de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2019-2020 (ENCOVI), investigación que  entre algunas de sus conclusiones arroja que “Venezuela se ubica como el país más pobre de América Latina y el segundo más desigual de la región”.
En presentación telemática de los resultados se especificó que la investigación abordó el tema de la emigración de los venezolanos, pero incluso para estar más al día no dejaron por fuera el impacto del COVID-19 sobre el ingreso y el empleo de los venezolanos.

Lo que no aparece, por ningún lado, en esta minuciosa investigación, fueron datos acerca de cómo impactan las sanciones económicas y comerciales impuestas por los Estados Unidos en la crisis que padecemos.
Tampoco se planteó en la investigación conocer la opinión de la gente acerca de cómo impacta el hecho de que un valioso patrimonio de la República en el exterior esté siendo ilegalmente embargado, con la complicidad de políticos venezolanos de derecha, imposibilitando que con dichos recursos se obtengan alimentos y medicinas para la población en crisis. Caso puntual el de las 31 toneladas de oro que permanecían depositadas en el Banco de Inglaterra y que ahora se niegan a restituirse a la República, sin dejar por fuera las medidas contra CITGO en los EE UU.

Claro que en Venezuela estamos en una crisis, mucho antes de que el coronavirus apareciera como la guinda de la torta. Crisis estructural asociada a debilidades estructurales de un modelo capitalista rentístico dependiente. Claro que quienes gobiernan tienen cuotas de responsabilidades que honestamente muchas veces tampoco reconocen con toda la franqueza que la realidad obliga.
Pero negar que las sanciones impuestas a nuestro país han profundizado la crisis que padecemos, es como negar que después del día viene inexorablemente la noche, es negar el sentido común.
Como hemos dicho antes, la ciencia nunca ha sido neutra y a pesar de la mentada objetividad a la que invoca siempre, todo investigador tiene su “corazoncito” y sus valores y creencias siempre tienden a influir en lo que investiga, en cómo lo investiga.

Sino que lo diga quien dirige el Proyecto Pobreza de la UCAB y la directora del Instituto de investigaciones Económicas y Sociales de la misma universidad.
1 plan de Estados Unidos para intervenir en Venezuela (Documento del Comando Sur): Operación Venezuela Freedom-2, fuente
 https://kenzocaspi.wordpress.com/category/uncategorized/
carloslunarvelo72@gmail.com

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