Por Rubén Alexis Hernández:
Todo imperio o potencia en la historia de la humanidad ha
tenido su fin, y el caso de Estados Unidos no será la excepción. Y esto parece
estar cada vez más cerca, considerando la complicada situación interna de la
nación norteamericana y su indudable pérdida de dominio global, en particular
en el ámbito económico.
Está claro, sobre todo en el contexto de la pandemia por
COVID-19 y los estragos derivados de ésta en todo el orbe, que la realidad ha
demostrado que Estados Unidos se encuentra en franca decadencia; no obstante,
los líderes del aún imperio estadounidense intentan seguir mostrando músculo
ante potencias como China y Rusia, lo que para algunos analistas parece más
bien ser una muestra de miedo y debilidad.
Y en efecto, la debilidad y el temor de las élites
estadounidenses y los lobbies externos que las apoyan, pudieran verse
reflejados, por ejemplo, en la insistencia de formar alianzas para detener la
“amenaza” china para sus intereses y para la seguridad, la paz, los derechos
humanos, la democracia y la libertad en el mundo. Hasta ahora se ha dado una
guerra en aspectos como el comercial, diplomático, tecnológico y
comunicacional, pero todo apunta a una confrontación militar directa.
Claro que no sorprende la postura de Estados Unidos frente a
China, considerando que el gigante asiático es uno de sus mayores contendientes
por la hegemonía mundial, con intereses en todo el orbe, situación que
evidentemente no le ha caído en gracia a la élite económica estadounidense y a
su administración política. Incluso China parece ser una de las pocas naciones
con crecimiento económico en medio de la pandemia por el coronavirus, mientras
que la economía de Estados Unidos ha tenido un evidente decrecimiento, aún
antes de la crisis sanitaria mencionada. La influencia de China es tal en el
mundo, que, en el caso de América Latina, otrora patio trasero exclusivo del
águila norteña, sus inversiones han tenido un repunte extraordinario.
De manera que China y
otras potencias globales sí representan una amenaza para los intereses
estadounidenses, pero más por su presencia económica cada vez más fuerte en
cada rincón de la Tierra, que, por las amenazas para la paz, la seguridad, la
libertad y los derechos humanos en el globo.
Considerando entonces el oscuro panorama de Estados Unidos
en el ámbito interno y en el ámbito externo, es evidente que ya es insostenible
para esta nación mantener esa clara hegemonía de otros tiempos, y en este
sentido apela a amenazas y sanciones de todo tipo incluso contra algunos de sus
propios aliados históricos, quienes por beneficios económicos han comerciado en
un nivel significativo con potencias como China y Rusia.
Por cierto, que estas naciones están tratando, como
respuesta a la prepotencia y arrogancia del país norteamericano, de deslindarse
poco a poco del dólar, desplazando progresivamente al mismo en su comercio y
finanzas globales y acumulando oro en grandes cantidades.
Más aún, China logró irónicamente que diversas corporaciones
estadounidenses invirtieran en grande en su territorio, debido entre otras
cosas a la presencia de mano de obra barata. He aquí el porqué del insistente
llamado de la élite política estadounidense y sus lobbies externos a parte de
la comunidad internacional, en cuanto a que haya una alianza-unión para
combatir la amenaza china. Y la cereza del pastel para intentar originar un
conflicto militar ha sido la de culpar a China por la pandemia de COVID-19, (el
Gobierno de Trump ha hecho referencia en varias ocasiones al virus chino).
Y si bien dicha insistencia pudiera obedecer, según algunos,
a una simple propaganda para ayudar a Donald Trump a ganar puntos en plena
campaña electoral para las elecciones presidenciales de este 2020, haciendo
creer mediáticamente a buena parte del pueblo estadounidense que China es un
peligroso enemigo para la libertad y la democracia en Estados Unidos, aunque
sólo de la boca para afuera, también es cierto que hay una clara determinación
de enfrentar al gigante asiático por todas las vías, incluso por la militar.
Y no es nada descabellado que suceda esto último, pues al
fin y al cabo la casi totalidad de las guerras a lo largo de la historia, no
fueron más que conflictos de entidades político-territoriales en defensa de sus
intereses o de los intereses de la élite económica. De manera que hay una
confrontación a la vista, que está siendo azuzada con intensidad y desespero
por Estados Unidos, cuyos enemigos parecen ser claramente China, Rusia, Irán,
Corea del Norte, Turquía y Venezuela a la cabeza, mientras que los
estadounidenses contarían con Brasil, Colombia, Israel, Corea del Sur, India e
Inglaterra como principales potencias. Ahora bien, de una u otra manera todo el
mundo se vería involucrado en este derramamiento de sangre internacional.
En resumen, Estados Unidos quiere a como dé lugar generar
una guerra mundial convencional de alto impacto, con graves consecuencias para
la humanidad, pero es la última carta que le quedaría creyendo que así
defendería sus intereses, golpearía a sus enemigos con fuerza y mantendría su
liderazgo planetario, aunque la verdad es que las posibilidades de una victoria
son mínimas, con todo y el apoyo de sus aliados, que también perderían mucho
con la derrota, en especial el Estado terrorista de Israel, cuya influencia en
el país norteamericano es notable.
Y cuyo reinado de terror en el Cercano Oriente se ha
mantenido gracias al apoyo estadounidense. Como todo imperio en decadencia con
graves problemas internos y externos, y queriendo evitar el inminente
derrumbamiento del dólar como referente financiero en el orbe, y por tanto el
colapso de su economía en general, Estados Unidos desesperadamente llama a
parte de la comunidad internacional a una especie de cruzada contra los
“comunistas” chinos y su banda de “terroristas”, incluyendo a Venezuela, nación
suramericana que por tener una importante alianza con China, Rusia e Irán,
sería sin duda alguna uno de los epicentros de este conflicto global, y
tristemente sufriría peores consecuencias que otras entidades, debido a la dura
crisis socioeconómica que viene padeciendo desde hace varios años.
A continuación, la advertencia de un congresista
estadounidense acerca del inminente conflicto militar entre Estados Unidos,
China y sus respectivos aliados:
“Un congresista
estadounidense advierte de un conflicto militar entre Estados Unidos y China en
los próximos tres a seis meses, con una cifra muy alta de muertos. ‘Yo
auguraría que habrá un enfrentamiento en los próximos tres a seis meses’, dijo
al diario Washington Examiner el director del Subcomité Republicano en la
Cámara de Asuntos Exteriores para Asia, Ted Yoho, en una entrevista publicada
el sábado.
Los comentarios de Yoho confirman los derroteros por donde
han ido las relaciones entre EE.UU. y China en los últimos años, en torno a las
cuales funcionarios de inteligencia del país norteamericano evalúan que el
mayor poder asiático está librando una guerra fría contra Washington.
Durante la entrevista, mientras Yoho discutía los ejercicios
navales estadounidenses en el mar de la China Meridional, afirmó que ‘el
Gobierno chino busca reforzar el control de las rutas marítimas alrededor de
sus fronteras y creo que lo que harían es embestir uno de nuestros barcos y
decir que fue un error’.
‘Creo en todas esas posibilidades’, dijo Yoho. “Atacar
cualquiera de nuestros barcos sería un gran error, pero creo que están
dispuestos a arriesgarse para probar las aguas” y “desafortunadamente, morirá
gente”.
Al citar el potencial armamentístico estadounidense, Yoho
aseveró que ‘EE.UU. está dispuesto a hacerles frente y eso puede forzar la mano
de China’, para luego alertar que, si no se hace nada al respecto, ello
impulsará más a China a seguir haciendo lo que está haciendo.
Desde China han advertido, a su vez, de la posibilidad de
una confrontación militar con EE.UU. si no se resuelven las disputas entre
ambas potencias. Ante tal coyuntura, el presidente chino, Xi Jinping, ha
ordenado a su Ejército estar listo para el peor de los escenarios”
https://www.hispantv.com/noticias/ee-uu-/471173/guerra-china-eeuu-tension
ruhergeohist@yahoo.com
Los potenciales militares de EE.UU. y China son algo superiores a EE.UU., y la posición del RU creo que no sería de confiar. Y Rusia sería el principaL beneficiado, si se mantiene en una posición aparentemente neutral.
ResponderEliminarLos chinos lo saben, Putin también, y por supuesto EE.UU. Y Rusia tendría una oportunidad ideal: la del aparente "neutral", ya que -a no dudar- definiría el enfrentamiento al apoyar uno dos los dos bandos:
¿A cuál? Al que se vislumbre ganador en el enfrentamiento...
Y si yo fuera "China", la mejor opción, superada una "negociación", sería atacar por sorpresa...
Y utlizar algún virus a "medida", si es que ya no lo está haciendo. Son más peligrosos que los aviones de los portaaviones, los misiles y sus cargas portantes... y que las bombas "A", "N" o "L" (láser", si es que no aparece otra vocal o consonante para designar algún engendro tecnológico nuevo.
Mi recomendación válida sólo para astronautas: será bueno estar en órbita, pero tengan en cuanta que tienen que regresar.
ROM