Por Diego Olivera Evia:
La crisis moral y ética de la acción del fascismo
latinoamericano
Ante el alud de críticas por lo que la opinión pública
percibió como una ‘mala gestión’ de la pandemia, algunos gobernantes argumentaron
también que la celeridad del ataque pandémico les había pillado por sorpresa…
Donald Trump, por ejemplo, no dudó en afirmar repetidas veces -cuando se
produjeron en su país las primeras muertes por coronavirus, meses después de
China o de Europa, que "nadie sabía que habría una pandemia o una
epidemia de esta proporción", y que se trataba de un "problema
imprevisible", "algo que nadie esperaba", "surgido de
ninguna parte.
Se pueden decir muchas cosas para explicar la escasa
preparación de las autoridades ante este brutal azote, pero el argumento de la
sorpresa no es de recibo. Primero, porque hay un proverbio famoso en salud
pública: "Los brotes son inevitables, las epidemias no". Segundo,
porque decenas de autores de ficción y de ciencia ficción -desde James Graham
Ballard a Stephen King pasando por Cormac McCarthy o el cineasta Steven
Soderbergh en su película Contagio (2011)- describieron en detalle la pesadilla
sanitaria apocalíptica que amenazaba al mundo. Tercero, porque personalidades
visionarias – Rosa Luxemburgo, Gandhi, Fidel Castro, Hans Jonas, Ivan Illich,
Jürgen Habermas- avisaron, desde hace tiempo, que el saqueo y el pillaje del
medio ambiente podrían tener consecuencias sanitarias nefastas.
Porque epidemias recientes como el SARS de 2002, la gripe
aviar de 2005[27], la gripe porcina de 2009[28] y el MERS de 2012 ya habían
alcanzado niveles de pandemia incontenible en algunos casos y habían causado
miles de muertos en todo el planeta. Quinto, porque cuando se produjo la
primera muerte por el nuevo coronavirus en Estados Unidos, el 10 de marzo de
2020 en Nueva Jersey -como ya hemos dicho-, hacía casi tres meses que la
epidemia había estallado en Wuhan y había desbordado rápidamente todo el
sistema sanitario tanto en China como en varias naciones europeas; o sea, hubo
tiempo para prepararse. Y sexto, porque decenas de perspectivistas y varios
informes recientes habían lanzado advertencias muy serias sobre la inminencia
del surgimiento de algún tipo de nuevo virus que podría causar algo así como la
madre de todas las epidemias.
El más importante quizás de estos análisis fue presentado,
en noviembre de 2008, por el National Intelligence Council (NIC), la oficina de
anticipación geopolítica de la CIA, que publicó para la Casa Blanca un informe
titulado «Global Trends 2025: A Transformed World». Este documento resultaba de
la puesta en común -revisada por las agencias de inteligencia de Estados
Unidos- de estudios elaborados por unos dos mil quinientos expertos
independientes de universidades de unos treinta y cinco países de Europa,
China, la India, África, América Latina, mundo árabe-musulmán, etc.
Con insólito sentido de anticipación, el documento
confidencial anunciaba, para antes de 2025, "la aparición de una
enfermedad respiratoria humana nueva, altamente transmisible y virulenta para
la cual no existen contramedidas adecuadas, y que se podría convertir en una
pandemia global". El informe avisaba que “la aparición de una enfermedad
pandémica depende de la mutación o del reordenamiento genético de cepas de
enfermedades que circulan actualmente, o de la aparición de un nuevo patógeno
en el ser humano que podría ser una cepa de influenza aviar altamente patógena
como el H5N1, u otros patógenos, como el SARS coronavirus, que también tienen
este potencial".
El informe advertía, con impresionante antelación, que
"si surgiera una enfermedad pandémica, probablemente ocurriría en un área
marcada por una alta densidad de población y una estrecha asociación entre
humanos y animales, como muchas áreas del sur de China y del sudeste de Asia,
donde no están reguladas las prácticas de cría de animales silvestres lo cual
podría permitir que un virus mute y provoque una enfermedad zoonótica
potencialmente pandémica…".
Los autores también preveían el riesgo de una respuesta
demasiado lenta de las autoridades: “Podrían pasar semanas antes de obtener
resultados de laboratorio definitivos que confirmen la existencia de una
enfermedad nueva con potencial pandémico. Mientras tanto, los enfermos
empezarían a aparecer en las ciudades del sureste asiático. A pesar de los
límites impuestos a los viajes internacionales, los viajeros con leves síntomas
o personas asintomáticas podrían transmitir la enfermedad a otros
continentes". De tal modo que “olas de nuevos casos ocurrirían en pocos
meses. La ausencia de una vacuna efectiva y la falta universal de inmunidad
convertiría a las poblaciones en vulnerables a la infección. En el peor de los
casos, de decenas a cientos de miles de estadounidenses, dentro de los Estados
Unidos, enfermarían, y las muertes, a escala mundial, se calcularían en
millones".
Como si ese documento no fuera suficiente, otro informe más
reciente, de enero de 2017, elaborado esta vez por el Pentágono y también
destinado al presidente de Estados Unidos (que ya era Donald Trump), alertó de
nuevo claramente que “la amenaza más probable y significativa para los
ciudadanos estadounidenses es una nueva enfermedad respiratoria” y que, en ese
escenario, "todos los países industrializados, incluido Estados Unidos, carecerían
de respiradores, medicamentos, camas hospitalarias, equipos de protección y
mascarillas para afrontar una posible pandemia..
A pesar de tan explícitas y repetidas advertencias, Donald
Trump no dudó en deshacerse, unos meses después de este último informe, del
Comité encargado -en el seno del Consejo de Seguridad Nacional- de la
Protección de la Salud Global y la Biodefensa, presidido por el almirante
Timothy Ziemer, un reconocido experto en epidemiología. Ese Comité de técnicos
era precisamente el que debía liderar la toma de decisiones en caso de una
nueva pandemia… "Pero –explica el periodista Lawrence Wright, que
entrevistó a Ziemer y a todos los miembros de ese Comité- Trump eliminó a
quienes más sabían sobre este asunto… Uno de tantos errores colosales del
presidente de Estados Unidos. Los anales mostrarán que ha sido responsable de
uno de los fallos de salud pública más catastróficos de la historia de este
país.
Si hubiera escuchado, hace meses, las advertencias de los
servicios de inteligencia y de los expertos en salud pública sobre la grave
amenaza que suponía el brote de coronavirus en China, la actual explosión de
casos de covid-19 podía haberse evitado. Hubiese bastado también que Trump y
otros dirigentes mundiales escucharan los repetidos avisos de alerta difundidos
por la propia OMS. En particular el grito de alarma que esta organización lanzó
en septiembre de 2019, o sea la víspera del primer ataque del nuevo coronavirus
en Wuhan. La OMS no dudaba en prevenir
que la próxima plaga podía ser apocalíptica: "Nos enfrentamos a la amenaza
muy real de una pandemia fulminante, sumamente mortífera, provocada por un
patógeno respiratorio que podría matar de 50 a 80 millones de personas y
liquidar casi el 5% de la economía mundial. Una pandemia mundial de esa escala
sería una catástrofe y desencadenaría caos, inestabilidad e inseguridad
generalizadas. El mundo no está preparado.
La crisis moral y ética de la acción del fascismo
latinoamericano
EEUU apoya los asesinatos en Chile, Bolivia, Ecuador y
Colombia
Para nadie es sorpresa la facilidad con la que el Gobierno
de los Estados Unidos -independiente de quién sea el que esté a la cabeza-
interviene en la política local de sus países “aliados” cuando ésta no coincide
con sus intereses. En esta línea es que el Secretario de Estado Norteamericano,
mano derecha del presidente Trump, Mike Pompeo, anunció este lunes que están
“trabajando para apoyar a los gobiernos” de América Latina. Para luego asegurar
que “Cuba y Venezuela” podrían intentar “secuestrar las protestas”.
Es preciso recalcar que el “mito cubano” es una de las
excusas más antiguas de los gobiernos estadounidenses para intervenir países
latinos. Fue precisamente para combatir el surgimiento de “una nueva Cuba” que
Estados Unidos intervino en el Golpe de Estado de 1973 a favor de los golpistas
con el empresariado chileno detrás. Sin embargo, a este mito se le ha sumado el
fantasma de Venezuela que ya incluso raya en la caricatura (no olvidar el
famoso #Chile zuela durante las elecciones de 2017). Lo que de conjunto no es
otra excusa para poder intervenir políticamente en la región.
No es solo Chile, fue Puerto Rico, es Ecuador, Colombia y el
golpe en Bolivia. El enorme y heroico alzamiento de las masas trabajadoras
contra sus condiciones de miseria sostenida por los gobiernos locales ha
asustado al gran capital norteamericano. La inestabilidad que enfrentan las
derechas locales no da confianza a los grandes dueños del mundo de que puedan
resolver las crisis de manera autónoma, sino que tiene que intervenir todo el
peso del imperialismo norteamericano.
Colombia la base de la droga y los asesinatos a indígenas y
luchadores sociales
La convocatoria a la protesta tuvo su origen en una
confluencia entre los sindicatos y varios movimientos sociales. Desde allí
creció y ahora suma a organizaciones de estudiantes, de campesinos, de mujeres,
de indígenas, de afrodescendientes y, por supuesto, a opositores del gobierno.
La hipocresía del presidente de Colombia, Duque ha creado una crisis política y
un ataque a los pueblos indígenas.
Entre las razones iniciales del descontento se encuentran
iniciativas como la propuesta de reducir el salario para los jóvenes hasta
ubicarlo en 75% del mínimo y los supuestos planes para eliminar la parte
pública del sistema de pensiones. También se acusa al gobierno de querer
privatizar empresas estatales como Ecopetrol.
El Ejecutivo de Duque ha negado la veracidad de muchas de
estas medidas, varias de ellas han sido esbozadas públicamente por personas u
organizaciones próximas al gobierno, incluyendo al expresidente y senador
Álvaro Uribe Vélez, líder del oficialista Partido Centro Democrático. Otros
señalamientos se basan en intenciones que sus críticos le atribuyen al
gobierno.
“Los organizadores del paro nacional dicen que se podría dar
una eliminación de la pensión cómo derecho de los trabajadores”, señala un
texto sobre “las 10 razones del paro nacional” publicado en la web de la
Escuela Nacional Sindical. En respuesta, desde el gobierno se afirma que la
convocatoria se basa en falsedades.
Plan Condor II
“Hay muchas voces que llaman a incendiar la sociedad y a la
violencia basados en mentiras”, señaló Duque la semana pasada. Los cambios
políticos en América Latina y el Caribe estos últimos años, se han visto
reflejados en un serio debilitamiento de los organismos multilaterales
regionales. Se reflotó la nefasta y retrógrada OEA, que, como simbolismo, es un
grave antecedente contra la soberanía regional y posiblemente ahora asistimos
al surgimiento del Plan Cóndor.
La creación del ‘Foro para el progreso de América del Sur’,
Prosur, el pasado 22 de febrero, no parece ser una improvisación y, entre más
repite el presidente chileno Sebastián Piñeira que “no es un foro ideológico”
menos creíble se hace. Lo que debe preocupar y ocupar a América Latina y el
Caribe es la discusión a puertas cerradas que sostuvieron esos presidentes de
Prosur. Si no hubiese planes oscuros de por medio, la reunión realizada en
Santiago de Chile habría sido transmitida por los medios de comunicación.
Preocupa más aún cuando el presidente de Brasil Jair
Bolsonaro acaba de visitar Estados Unidos donde además de reunirse con su
homólogo, realizó una sonada visita a la CIA. Los líderes del Foro Prosur
comparten profundas coincidencias, entre ellas: su sumisión y admiración por el
presidente Donald Trump, su deseo de hacer desaparecer cualquier movimiento
progresista, su odio a las ideas izquierdistas, su deseo de colaborar
militarmente con Estados Unidos y la OTAN, la decisión de restaurar las ideas
del neoliberalismo y las privatizaciones, entre otras.
Unasur bajo ataque
Entre sus tácticas para afincar su proyecto, utilizan el
método del descrédito. Argumentan que la Una sur ha fracasado aduciendo que hay
un “exceso de ideologismo y de burocracia”. Lo cierto es que, si la Una sur
está prácticamente inactiva hace más de tres años es por el sabotaje que
realizaron los representantes de algunos países, que intentaron imponer un
Secretario General, sabotearon la convocatoria a reuniones y no permitieron la
aprobación del presupuesto. El presidente colombiano Iván Duque dijo que la Una
sur será reemplazada por Prosur, y a esos ataques se sumó el vicepresidente de
Brasil, Hamilton Mourão, quien considera que la Una sur murió.
A más de eso, suenan cínicas las palabras del presidente
chileno Piñera cuando dijo que Prosur “está abierto a todos los países que
cumplan con dos requisitos esenciales. Primero, vigencia clara de la democracia
y del estado de derecho y segundo, respeto pleno a las libertades y a los
derechos humanos de sus habitantes”.
El presidente chileno nos quiere dar lecciones de democracia
y derechos humanos cuando él mismo hace unos años, expresó su profunda
solidaridad con el dictador Pinochet, quien fue uno de los líderes del Plan
Cóndor en Sudamérica, que ocasionó mucho dolor y muerte en el Cono Sur. La
pregunta clave que debemos hacernos luego de la creación de Prosur es: ¿qué hay
detrás de eso? La declaración firmada es apenas la fachada.
Estados Unidos y los gobiernos afines a Trump han puesto
todo su empeño para que la OEA sea el único el foro de discusión política en la
región; por otro lado, si de aranceles y comercio se trata, ahí están la
Asociación Latinoamericana de Integración Ala di, el Mercosur y la Comunidad
Andina. ¿Para qué entonces un nuevo foro? Algunas acciones, en especial del
presidente Bolsonaro, que al parecer ahora es el factor de cohesión del grupo,
podrían ayudarnos a entender.
La nueva realidad de América Latina bajo el mando de EEUU
La sociedad humana avanza hacia una crisis global, en el
marco del capitalismo, el resurgimiento del fascismo en Europa y América
Latina, impulsado por el modelo imperial de EEUU, con la presidencia del
magnate Donald Trump, que ha impuesto sus reglas del juego, logrando controlar
a la Unión Europea (UE), como a la OTAN el brazo militar de la UE, en ese mismo
sentido aplica mecanismos, para intentar controlar a la Organización de Estados
Americanos (OEA).
Un informe de la CELAC advertía los posibles efectos del
modelo gringo desde las promesas de campaña y a partir de la (inesperada)
asunción al Gobierno de Donald Trump suenan las alarmas sobre un “retorno al
proteccionismo” en Estados Unidos (EE. UU.) como amenaza al orden global
neoliberal.
Se ha renovado la discusión liberalismo-proteccionismo desde
una postura hegemónica que plantea ambas alternativas como contradictorias y en
la que el proteccionismo sería un lastre del “populismo de derecha” de Trump
que atenta contra los logros del neoliberalismo a nivel internacional. Así,
desde la prensa hegemónica -que se hace eco de las voces expertas más
calificadas- se viene advirtiendo sobre los perjuicios de los lineamientos
proteccionistas impulsados por el Gobierno, en particular, los efectos en la
economía y geopolítica internacional y, también, para América Latina y el
Caribe (ALC).
(*) Periodista, Historiador y Analista Internacional
diegojolivera@gmail.com
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