Por Sergio Rodríguez Gelfenstein:
En varios de mis artículos he dicho que es muy pronto para
hacer predicciones respecto de lo que pudiera ocurrir en la post pandemia
cuando todavía la primera potencia mundial no ha logrado controlar el virus y
en el mayor país de la región se encuentra en plena expansión.
La capacidad que tengan los gobiernos de ambos países en el
sometimiento de la pandemia va a influir en gran medida en la vida del planeta
y de nuestro continente. De ahí que me parece aún prematuro esbozar un punto de
vista acabado sobre las perspectivas que se vislumbran en el futuro cercano y
un poco más allá.
No obstante eso, varios lectores me han escrito para decirme
que intente una suerte de análisis simple de variables que permitan hacer una
proyección de la situación creada por el Covid19 y sus consecuencias.
Habiendo dicho eso, me atreveré a formular algunas
impresiones que podrán servir como aproximaciones para el estudio, nunca como
ideas selladas sobre este asunto, considerando que aún está en pleno progreso.
Tal vez lo primero que habría que decir es que entre los
bloques de poder mundial el que saldrá menos golpeado de la pandemia será
China. Si hacemos un símil con el fin de la segunda guerra mundial de la que
Estados Unidos emergió en las mejores condiciones económicas tras no haber sido
golpeado por el conflicto, podríamos proyectar que ahora China tendrá una
capacidad análoga de superar las consecuencias de la crisis e incluso seguir
desarrollando un “Plan Marshall” que ya estaba en pleno funcionamiento antes de
que apareciera el primer caso de Covid19, me refiero a la Iniciativa de la
franja y la Ruta de la Seda”.
Si nos atenemos a que ya en abril la exportación de bienes
desde China comenzó su recuperación al tener un crecimiento del 8,2% interanual
en comparación con la caída de 11,4% en el primer trimestre, se podría mirar el
futuro con esperanza si se acepta que estas cifras son expresión de la “fuerte
resistencia de la economía china y la sólida demanda externa de productos
fabricados en China” como apuntó Zhuang Rui, vicepresidenta del Instituto de
Economía Internacional de la Universidad de Comercio y Economía Internacional
de Beijing.
Sin embargo, vale decir que durante este mismo mes las
importaciones se contrajeron en un 10,2%, lo que si bien es cierto eso
significó un superávit comercial de 44,38 mil millones de dólares, se refleja
una tendencia que no apunta hacia una posible tracción de la economía mundial a
partir del mejoramiento de la situación económica de China. Por esta situación,
el comercio exterior chino se contrajo en abril en un 0,7% interanual lo que
sin embargo significa una ostensible mejoría si se le compara con la caída de
6,4% del primer trimestre. Si se suma el primer trimestre con abril, la
contracción es de 4,9%
Empero, hay que resaltar que el comercio de China con la
totalidad de los países de la Franja y la Ruta creció un 0,9% para llegar a
casi 385 mil millones de dólares, ocupando un 30,4% total del comercio
internacional y alcanzando un crecimiento interanual de 1,7%
En cuanto a las importaciones y exportaciones de bienes de
China con la Unión Europea, Estados Unidos y Japón se redujeron durante el
período, según los datos de la administración. Sin embargo, el transporte de
carga hacia la Unión Europea por vía férrea se ha transformado en un sustituto
vital tras la paralización de una parte importante del transporte aéreo. De
enero a abril, un total de 2.920 trenes de carga realizaron el recorrido
China-Europa, es decir, un 24 % más respecto del mismo período en 2019,
haciendo crecer en un 27 % interanual de este tipo de carga.
Con todo, el primer ministro Li Keqiang fue muy cauto al
ofrecer una perspectiva para la economía durante este año. Todas las previsiones iniciales han ido a la
baja, sin embargo, se pronostica un crecimiento de alrededor del 1,2% al
finalizar el año, lo cual resulta muy positivo si se considera que la
contracción de la economía del primer trimestre llegó a un 6,8%. Vale decir que
no obstante esto, China se propone difíciles metas en materia de empleo (9
millones en comparación de los 13,2 millones de 2019), de inflación (3,5
%frente al 2,9% de 2019), de déficit público (por encima del 3,6), lo que no ha
obviado la mantención de los objetivos más cruciales para el desarrollo y para
la preservación del nivel de vida alcanzado. Vale decir que el FMI ha previsto
un crecimiento de 9,2% para la economía china en 2021 lo cual resulta muy
alentador.
Como apunta el analista español Xulio Ríos: “Parece
improbable que China alcance algunos objetivos del XIII Plan Quinquenal, en
concreto, la duplicación del PIB y del PIB per cápita en este año con respecto
a los niveles de 2010. Menos dudas ofrece el objetivo de erradicación total de
la pobreza extrema y la sociedad modestamente acomodada, dos prioridades que el
Partido Comunista de China estableció de cara a su primer centenario a
celebrarse en 2021” y que se mantienen como logros a obtener durante este año.
Del otro lado del Pacífico, la perspectiva de mejoramiento
de la economía de Estados Unidos no ofrece cifras alentadoras ni en el corto ni
en el mediano plazo. El índice de desempleo en abril según cifras aportadas por
el Departamento de Trabajo de Estados Unidos en un informe presentado el pasado
11 de mayo no tiene precedentes históricos.
Ese día la caída en el nivel de empleo llegó a 20,5 millones
de personas. Este es el mayor colapso mensual en la historia. No solo eso, sino que también superó el
récord previo en más de 10 veces. La tasa de desempleo oficial aumentó de menos
de 4% a 14,7%, mucho más que cualquier índice desde la Gran Depresión de 1929.
Estas cifras no consideran a los millones que perdieron sus
empleos durante las últimas tres semanas que hace que alrededor de 33,5
millones de ciudadanos hayan solicitado beneficios por desempleo desde el
comienzo de la cuarentena hace un poco más de dos meses atrás. Según el
informe: “6,4 millones de trabajadores más dejaron la fuerza laboral en su
conjunto y no se muestran como desempleados, llevando la tasa de participación
laboral a su nivel más bajo desde 1973. Otros 11 millones de trabajadores
reportaron estar trabajando a tiempo parcial porque no encontraron un empleo a
tiempo completo, un aumento de 7 millones desde antes de la pandemia”. Esto
lleva a afirmar que aproximadamente una tercera parte de la fuerza laboral se
encuentra sin trabajo. Muy difícil que el “America First” propuesto por Trump
pueda ser cumplido por mucho que se siga activando la maquinita de hacer
dinero.
En contraste, se mismo día 11 de mayo, el mercado bursátil
tuvo un manifiesto crecimiento lo cual da cuenta de que en condiciones de
pandemia la economía especulativa continúa su “éxito” en detrimento de la
economía productiva que tanto necesita el país y que es el centro del proyecto
político del presidente Trump. En otras palabras, los casi cien mil muertos y
más de millón y medio de contaminados por Covid19 no son óbice para paralizar o
estancar a Wall Street, aunque la economía real siga dando tumbos. Al
contrario, los multimillonarios han sido beneficiados por el Covid 19 logrando
un incremento sustancial y acelerado de sus ganancias.
Ni la administración republicana ni la oposición demócrata
parecen tener idea de cómo manejar el asunto más allá de una retórica que solo
apunta a ganar votos en las próximas elecciones No hay propuestas de corto
plazo para recuperar le economía. Trump ha dicho que no tiene prisa para
aprobar una ley que proporcione instrumentos para avanzar en ese sentido y su
principal asesor económico Larry Kudlow, apuntó que las conversaciones sobre
más medidas de “estímulo” están “en una tregua ahora mismo”.
Por su parte, los demócratas a quienes las circunstancias le
han dado oxígeno para una elección que tenían perdida a comienzos de año,
mencionan ayudas adicionales que saben no serán aprobadas por el Congreso, pero
que publicitan con desmesura en la búsqueda de votos para un senil y
desprestigiado Joe Biden quien no ofrece mejores perspectivas que Trump en caso
de llegar a la Casa Blanca. En el fondo, la clase política estadounidense se
encuentra paralizada e indiferente frente a la crisis y frente a la
recuperación de la economía, ofreciendo así oscuras perspectivas,
independientemente de quien ocupe la más alta magistratura del Estado a partir
del próximo enero.
Pero una situación más patética aún, es la que ofrece la
Unión Europea. En la reciente cumbre virtual realizada el pasado 6 de mayo con
participación de los jefes de Estado y gobierno de sus 27 miembros no se
transmitieron buenas noticias. Además de hacer patente su desesperación por
sentirse secuestrados por Estados Unidos y la OTAN y sabiendo que en caso de
una hipotética contienda nuclear con Rusia no tienen ninguna opción de
victoria, los gobernantes europeos no ofrecen comprensibles respuestas frente a
la obsesión estadounidense de llevar al Viejo Continente a una confrontación
innecesaria y absurda con Moscú. Aunque la “doctrina De Gaulle” de
independencia de Europa de cualquier otro poder mundial, ha vuelto a aparecer en
el horizonte, salvo algunos temas muy puntuales, los líderes actuales
parecieran no tener la suficiente entereza para retar la dominación
estadounidense y avanzar en un camino propio que los lleve a una política
exterior autónoma favorable a la solución de las necesidades de sus pueblos.
Europa hoy esta permeada de divisiones, no sólo por la
retirada de Gran Bretaña, también por las diferencias entre países deudores y
acreedores que es lo mismo que decir entre aquellos que imponen las normas y
los que las acatan, como se hizo patente con el reciente fallo del Tribunal
Constitucional de Alemania que declaró inconstitucional el programa de compra
de bonos de deuda del Banco Central Europeo generando una explosión en los
cimientos de la alianza que tiene su sede en Bruselas.
En una encuesta realizada por el periódico español La
Vanguardia se señala que el 88,89% de los participantes opinaron que ha habido
falta de solidaridad en la Unión Europea para el manejo de la pandemia. Así
mismo, el 94, 92% cree que el Covid19 hará más daño a la Unión Europea que el
Brexit. Ambas cifras son clara expresión del estado de ánimo de un conglomerado
que parece desvanecerse.
Sobre este tema, valdría la pena exponer la opinión del
influyente diario parisino Le Monde recogida en un editorial de los primeros
días de este mes de mayo, en la que se afirma que Europa no "resistió el asalto del
coronavirus", toda vez que quedó “desarmada ante una pandemia que no ha
podido ver venir, no ha logrado organizar la solidaridad para los estados
miembros más afectados", agregando que el "egoísmo" de los
países miembros y el retorno de las fronteras "han puesto en peligro dos
pilares de la Unión Europea": el espacio Schengen y el mercado único.
Vale remembrar las dramáticas declaraciones del presidente
serbio Aleksandar Vucic quien elogiara la cooperación de China sosteniendo que
"la solidaridad europea no existe". En fecha tan temprana como marzo,
Vucic dijo que: "Le hemos pedido todo a China. Hemos pedido a China hasta
que nos envíen médicos". Al referirse al presidente de la nación asiática
confesó que confiaba en “mi hermano y amigo Xi, y confío en la ayuda china.
Añadió que: “El único país que puede ayudarnos es China. Y los otros, pues
muchas gracias" señalando finalmente que: "Ya entienden que la gran
solidaridad internacional de hecho no existe. La solidaridad europea no existe.
Fue un cuento de hadas sobre el papel".
El mencionado editorial de Le Monde enuncia que la Europa
abandonada por Estados Unidos, codiciada por China y fría con Rusia
"todavía cree en el multilateralismo", pero advierte que si quiere
ejercer alguna influencia en el orden mundial de un futuro post pandemia
"debe comenzar organizando su propia reconstrucción económica, en
solidaridad y decididamente".
En referencia al orden mundial que emergerá del control del
Covid19, que es el origen de la inquietud de los lectores que me escribieron
motivando este artículo, vale la pena también analizar la opinión del periódico
francés, vocero de las élites de ese país que afirma que ante la crisis global
producida por el Covid19 y las transformaciones geopolíticas que esta produce,
Estados Unidos ha perdido su papel de liderazgo mundial.
En el mencionado editorial se afirma que el orden
internacional existente desde el fin de la segunda guerra mundial era débil
incluso antes del inicio de la pandemia y que el mismo "ya no se adapta a
la realidad del equilibrio de poder del siglo XXI". Además, asegura que
habría que retrotraerse al fin del mundo bipolar para entender el colapso del
sistema actual asumiendo que el fin de la Guerra Fría, la desaparición de la
Unión Soviética y el surgimiento de China como potencia económica global
“desequilibraron gradualmente" un mundo basado en la dualidad
estadounidense-soviética, de manera que "el orden bipolar fue sucedido por
un desorden multipolar”.
De igual manera, Le Monde establece que esta crisis también
enseña que Estados Unidos ya no puede ejercer el papel de liderazgo global que
se había auto asignado en el siglo XX.
Como dije al comienzo, este panorama puede aportar algunas
pistas de hacia dónde se orienta el mundo en el futuro de la post-pandemia.
Cada quien debe sacar sus propias conclusiones.
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