Por Diego Olivera Evia:
Trump y el terrorismo global crean guerras permanentes
La realidad de la pandemia se transformó en una mentira
desde enero, donde las naciones del mundo, apostaron a la aplicación de una
nueva realidad, y los médicos italianos han encontrado la posibilidad de
demostrar, que nos es un problema pulmonar y más del 9 por ciento de los
contagiados por coronavirus son operadores sanitarios, que han logrado
demostrar que el tema no pulmonar, sino problemas sanguíneos y no pulmonares,
lo que demuestra que la Organización mundial
de la Salud (OMS), no logro una respuesta a la pandemia y a los efectos
para alcanzar una salida coherente y la posibilidad de una nueva salida, como
están logrando los médicos italianos en un posible para controlar esta crisis
viral.
Bérgamo es el epicentro de la pandemia del coronavirus en
Italia. Es la provincia con más infectados del país y la mayoría de ellos pasan
por el hospital Papa Juan XXIII, donde trabaja el doctor Lorenzo Grazioli,
médico especialista de la unidad de anestesia y reanimación cardioquirúrgica,
que advierte que la enfermedad afecta “a personas sanas de 40 años”.
“Es muy conmovedor lo que está pasando, pero nosotros solos
no podemos. Somos capaces de salvar a un cierto número de personas, pero la
gente tiene que quedarse en casa para que no haya tantos contagiados, porque no
sabemos cuánto podremos aguantar más. Con su comportamiento salvan vidas”.
En uno de sus escasos momentos de descanso de las últimas
semanas, el doctor Grazioli atiende por teléfono a este diario para lanzar un
mensaje a la población: sólo restringiendo al máximo los contactos personales
se podrá salvar el sistema sanitario, que en Bérgamo está ya al borde de sus
capacidades. Lo mismo ocurre en otras zonas de la región norteña de Lombardía,
a la que pertenece esta rica provincia.
“El riesgo de colapso es verdadero. El único modo de que los
hospitales sobrevivan es que las personas permanezcan en sus viviendas”, cuenta
este médico de 41 años que confiesa que está afrontando la experiencia “más
dura de su vida” y que espera “no tener que repetir nunca”.
Con 5.100 de los más de 47.000 contagiados del país, de los
que 5.000 se han curado y 4.000 han fallecido, Bérgamo se ha convertido en la
zona más golpeada por el coronavirus por encima de Brescia, Milán o Lodi. En
esa última provincia fue donde surgió el foco inicial del coronavirus hace ya
casi un mes, pero también donde antes se impusieron las restricciones a la
movilidad de sus habitantes. Aquellas medidas han dado frutos y los contagios
se han frenado.
“Tenemos ingresados a unos 450 pacientes con coronavirus.
Hemos tenido que aumentar los puestos en la Uci y reconvertir otras áreas
porque nos llegan cada día muchísimos enfermos. Es gente que está mal. El 20
por ciento de los infectados por coronavirus que ingresan necesitan que los pongamos
en terapia intensiva, donde se pasan de media unos 10 días. Sólo se le hace la
prueba a quien tiene síntomas, pero la cifra de contagiados debe ser mucho más
grande. Eso amplia el número de personas que puedan infectar a otros”, advierte
el doctor Grazioli.
“Es como un tiempo de guerra. Nuestra potencia de fuego
podría aumentar con más medios materiales y personales. Necesitamos más
respiradores y sistemas de protección individual para los sanitarios. Y también
ayuda humana, pero no es fácil. Hemos contratado a los alumnos que estaban en
el último año de especialización. Y hará falta contratar a más médicos, pero
por desgracia es una enfermedad muy compleja y la terapia intensiva exige
cierta experiencia”.
Trump y el terrorismo global crean guerras permanentes
La extraordinaria preocupación del gobierno de Estados
Unidos por los asuntos de seguridad interior no es un asunto nuevo, no es una
idea que nace con el presidente Trump. Esta situación representa una política
de estado, planificada concienzudamente unas seis décadas atrás. Un plan
estratégico que se ha venido desarrollando desde aquella época y que ha servido
para mantener a la nación norteamericana cohesionada y en la cúspide del poder
mundial, hasta ahora.
Durante los años 60 un experto en temas nucleares, el famoso
estratega norteamericano Herman Kahn, fundó el Instituto Hudson como
"paraguas" para realizar un sinnúmero de estudios teóricos sobre una
guerra total con la Unión Soviética, y recomendar formas para mejorar la
supervivencia ante sus devastadoras consecuencias. Pero también realizó otros
trabajos estratégicos sobre el futuro de Estados Unidos, más allá de un
potencial conflicto nuclear.
El objetivo de los otros trabajos fue determinar, con una
gran dosis de realismo, la naturaleza de los problemas y oportunidades que
debería enfrentar Estados Unidos ante una futura situación de paz permanente -
en el largo plazo -, y planificar una estrategia conducente a manejar esta
situación. Algunas conclusiones de estos trabajos se conocieron a través de
revelaciones de prensa en los años 60 y 70, donde se entregaba una visión muy
acertada del pensamiento estratégico estadounidense.
La conclusión más importante de los estudios estratégicos
fue que para mantener la cohesión social y la organización política de una
nación tan compleja como Estados Unidos, era necesaria la existencia de un
permanente conflicto o amenaza exterior. Se plantea así lo que se conocería
como el "sistema de guerra", el cual permitía un gobierno estable de
la sociedad norteamericana al crear una amenaza externa duradera, facilitando
el manejo de la política interna del país.
La seguridad nacional ahora está en jaque - planteamiento
estratégico constante de Donald Trump, con múltiples variables -, lo cual
significa que los diversos intereses internos que compiten entre sí deben ser
controlados, para garantizar la supervivencia nacional. De esta manera, se
establece la vigilancia interior, el control sobre los inmigrantes, la
legislación especial para "emergencias"; aparecen con fuerza el
terrorismo doméstico, de características étnicas y xenófobas, y la nueva
democracia protegida que se va instalando poco a poco, cuyas consecuencias son
difíciles de predecir. Estados Unidos ya no va a la guerra, sino que permanece
en guerra, fuera y dentro de sus fronteras. La soberanía nacional la necesita,
la estructura social la pide y la potencia armamentista depende de ella.
(*) Periodista, Historiador y Analista Internacional
diegojolivera@gmail.com
EE.UU. con Trump, con Biden, o con quién sea, es un Imperio que CAMINA AMORTAJADO HACIA SU PROPIO FUNERAL . Es solo cuestión de tiempo...
ResponderEliminarEl eje Geopolítico Post Pandemia, o con Ella, se desplaza apresuradamente hacia la Europa del Este y hacia la eterna Asia, que como haya lejos y hace tiempo el Kaiser Alemán, llamó: " EL PELIGRO AMARILLO ... "
Doctor Adrián de Kroon ( de ascendencia Holandesa y Vikinga )
email: - vempie82@gmail.com