Por Antonio Mora Vélez:
La llamada pandemia del Coronavirus se ha convertido en una
noticia permanente en todos los noticieros de radio y TV del mundo. Varios de
los cuales, los de occidente, insisten en afirmar que su origen fue en la
ciudad china de Wuhan, en donde existe un centro de investigación de
infectología y en el cual fue creado el virus de marras que terminó, por culpa
de la costumbre que tienen los chinos de comer todo lo que se mueve, infectando
al país y al mundo.
En mi opinión, basada en hechos y circunstancias que
constituyen indicios, su origen puede estar en algún laboratorio de los EEUU, y
con la intención de regar el virus por el mundo para cumplir dos funciones: 1)
Siguiendo las directrices de la élite mundial que se agrupa en el llamado Club
de Bilderberg, disminuir la población mundial, que alcanzará la cantidad de
nueve mil millones de seres en el año 2030, una población insostenible para
entonces por la casi extinción de muchos de los recursos naturales necesarios
para lograrlo, y 2) Frenar el impetuoso desarrollo de China para que esta
nación asiática no los desplace del primer lugar como potencia económica
mundial. País que, al parecer, ha descubierto la manera de coordinar el
desarrollo económico sostenible sin necesidad de recurrir a la disminución de
su población.
Se me podrá decir que los chinos también tenían el interés
de reducir su numerosa población, pero el eficiente trabajo adelantado por sus
médicos y enfermeras, por sus obreros y por su gobierno, y la disciplina de sus
habitantes, para enfrentar la epidemia, y las pocas muertes que tuvieron
gracias a su eficiencia -menos del 1% de su población- lo descartan. Ningún
otro país del planeta es capaz de construir un hospital con mil camas en diez
días ni una fábrica de tapabocas en seis. Y ya hoy, mientras escribo este
comentario y el resto del mundo vive en la incertidumbre por el crecimiento de
la pandemia, el sistema de salud de China ha dado por concluido el peligro de
expansión del virus en su inmenso país. Además, se ha comprobado por
científicos japoneses que en China solo se ha encontrado una cepa del virus y
no las cuatro restantes que se conocen, lo que descarta su origen en el
laboratorio de Wuhan.
Pero antes de entrar en el campo de los indicios que me
llevan a pensar en este origen posible del virus, debo aclararle a los muchos
lectores que no son abogados y que, a lo mejor, no han oído hablar del tema,
que el indicio es una prueba judicial, de las más recurridas y de las más
controvertidas por su naturaleza inferencial, lógica, deductiva, que no señala
directamente al autor del suceso o delito sino que pone al juez en la tarea de
descubrirlo, con base en datos, hechos y situaciones o circunstancias que
conducen a identificarlo.
Veamos lo que afirman algunos tratadistas. Sergio García
Ramírez dice: “Los indicios son hechos, datos o circunstancias ciertos y
conocidos de los que se desprende, mediante elaboración lógica, la existencia
de otras circunstancias, hechos o datos desconocidos”. Mittermaier sostiene que
“Un indicio es un hecho que está en relación tan íntima con otro hecho, que un
juez llega del uno al otro por medio de una conclusión muy natural. Por eso son
menester en la causa: El uno comprobado, el otro no manifiesto aún y que se
trata de demostrar raciocinando del hecho conocido al desconocido”.
En el caso del coronavirus, que el gobierno chino, con el
apoyo de sus científicos que investigan el virus, sospecha fue llevado a su
país por los EEUU, y los rusos -más categóricos- lo afirman, y aunque no
descarto la posibilidad de que haya sido causado por el azar de un descuido
involuntario de algún laboratorista gringo, en contra del Imperio operan, para
mi entender, los siguientes indicios:
- El del interés ya señalado de los EEUU de frenar el desarrollo de la economía china, como en efecto ha ocurrido, para no perder ellos el liderazgo mundial. China bajó a un 4% su índice de desarrollo anual; no obstante, es el país con mejores cifras en este sentido y el que muestra una mayor disminución porcentual de la pobreza.
- El de presencia del presunto autor -los EEUU- en el lugar de aparición del virus. Como ya es de público conocimiento, el ejército de los EEUU estuvo con 300 soldados deportistas en los Juegos mundiales militares efectuados el año pasado a finales de octubre precisamente en la ciudad de Wuhan. Por esos días los médicos chinos trataron a varios soldados gringos de neumonía, tratamiento que dio origen al descubrimiento del Covid19.
- El indicio de la capacidad científica y tecnológica del Imperio para producir esa clase de arma biológica y de llevarla al territorio chino, en donde apareció el mal unos días después de finalizados los mencionados juegos deportivos militares de Wuhan.
- El del hecho coincidente que se sabe por la prensa de oriente y que informa que el segundo caso de expansión del virus ocurrió en la ciudad surcoreana de Daegu en donde los EEUU tienen una base militar y la contagiada fue una señora que no tiene vínculos con China ni ha viajado recientemente a China.
- Los antecedentes agresivos y sangrientos del sospechoso: las muchas invasiones y destrucciones de países y ciudades ordenadas por los residentes de la Casa Blanca para apropiarse de sus recursos naturales, como es el caso de Libia, Irak, Afganistán, Yemen, Somalia y Siria, para citar los más recientes.
- La circunstancia de ser la guerra nuclear hoy un suicidio para quien la inicie; Norteamérica -con todo y su potencial militar- quedaría casi totalmente destruida después de una guerra de ese tipo frente a Rusia, China, Irán y Corea del Norte. Circunstancia que la obliga a buscar otras alternativas de destrucción, como la guerra biológica, para enfrentar a sus enemigos. Y así lo dijo Bill Gates hace cinco años. Y sabiendo quién es el personaje, podemos concluir que tiene razones para saberlo. Y
- Ser Irán -enemigo de los EEUU- y España e Italia, los países más afectados de Europa por el virus. No tendría lógica que China pretendiese atacar biológicamente a un país amigo (Irán) y a un país como Italia con el que cuenta como aliado para la realización de su proyecto comercial titulado la Nueva ruta de la seda. Y a España, que cuenta actualmente con un gobierno de izquierda.
Que ahora pretendan
convencer al mundo que el virus surgió naturalmente por mutación y que EEUU
haya dicho que no le pagará a China la inmensa deuda que tiene con sus Bancos y
que piensa apropiarse de sus reservas de oro depositadas en su Banco Federal,
confirma mis anteriores indicios.
Pero como los EEUU van a negar la sindicación que les hacen
China y Rusia, no faltarán los fanáticos de Trump que seguirán repitiendo, en
contra de las evidencias, que fueron los chinos los creadores del coronavirus.
Esos mismos fanáticos dirán que con solo indicios no se puede condenar a nadie.
Y es natural. En Colombia, el sexto país más ignorante del mundo y en donde
millones de ciudadanos no creen ni en las pruebas documentales ni testimoniales
para condenar a sus copartidarios procesados, menos van a creer en pruebas
indiciarias por muy concordantes y concluyentes que sean.
abogado, escritor y columnista de opinión.
amoravelez@gmail.com
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