Por Julio Yao:
El COVID19 no se originó en China, aunque haya brotado en
Wuhan, pero discernir cuál fue su verdadero origen es tarea de científicos, no
de cuentistas sociales. Los geopolíticos podemos conjeturar y acercarnos a
indicios, de los cuales varios apuntan a un origen artificial (Julio Yao,
“COVID19 No se originó en China”, Alai-Amlatina, 28 de marzo de 2020).”
Para ilustrar la complejidad del tema, veamos las
contradicciones entre el presidente Trump, el Pentágono y el Senado de EUA.
Mientras que Trump machaca que el virus se originó en Wuhan y vocifera contra
el “virus chino”, el Senado investiga su origen con miras a sustentar una
demanda trillonaria contra China.
Por su parte, el Pentágono estima por boca de Mark Milley,
presidente del Estado Mayor Conjunto, que el virus se originó “en forma
natural” y no en un laboratorio de EUA o China, aunque “no lo sabemos aún con
certeza”.
La Casa Blanca, el Senado y el Pentágono discrepan y nos
mantienen en Babia: “Ni que sí, ni quizás ni que no”, dice una canción, y añado
yo, “sino todo lo contrario. (RT, 14 de abril de 2020).
Científicos de Corea del Sur, Japón y China (incluyendo a
Taiwán) han afirmado que el COVID19 no se originó en el país de la Gran
Muralla, por lo cual solo hace falta determinar cómo se implantó en Wuhan.
Entretanto, “se quiere aislar y desacreditar a China mediante un terror
desmesurado, un pánico mundial, una campaña de ‘fake news’ (bulos) para frenar
su desarrollo (Julio Yao, Coronavirus, entre la verdad y la pos verdad”,
Alai-Amlatina, 4/2/20).
¿Será una casualidad que COVID19 haya brotado en la ciudad
de Wuhan, corazón tecnológico y centro de distribución de China? ¿Que surgiera
en 2019, cuando el crecimiento de China era un 6,3% y el de EUA, de 2.5%? ¿Qué
se diera justo cuando EUA arreciara la guerra de aranceles contra China?
Si la respuesta fuera afirmativa, no me quedaría otro
remedio que admitir que ¡el infierno está empedrado de buenas casualidades!
Sin embargo, al COVID19 habría que agradecerle al menos el
habernos ayudado a desnudar a ciertos demagogos, charlatanes y marionetas.
Algunos vehiculan el virus para combatir al gobierno de
China Popular que, nos guste o no, según el derecho internacional posee tanta
legitimidad como los del Reino Unido, México o India, y solo a los pueblos de
esos países corresponde juzgarlos.
El economista y politólogo francés Guy Sorman se desparramó
contra China: “Es ético y legal considerar al régimen chino (sic, el autor)
como responsable directo de esta pandemia” … “Si antes no existía confianza en
el resto del mundo hacia China, ahora lo que hay es una desconfianza total
hacia China”…“Es algo que tiene que ver con la estructura e ideología del
régimen” (otro sic), con la centralización del poder, en una población
reprimida y descontenta (otro sic) con el Partido Comunista de China.” (Demetrio
Olaciregui, “Guy Sorman: El gran perdedor con esta pandemia va a ser China” (La
Estrella, 8/4/20).
Sorman no es científico (epidemiólogo, virólogo,
infectólogo) ni alude a la pandemia en sí, pero da rienda suelta a un
anticomunismo visceral y arcaico, eco de los años cincuenta y del senador
McCarthy.
Prefirió acoplarse al guión de Washington, que ordenó atacar
a Pekín antes que al COVID19, pero miente descaradamente porque China ganado la
más alta confianza internacional por su desempeño frente a la pandemia y por su
solidaridad, que incluye a Italia y a la Francia de Sorman.
Un alabardero que no reconoce nada positivo en el progreso
de China es el Premio Nobel Mario Vargas Llosa, escritor peruano/español
monarquista que nunca superó el hecho traumático de que Alberto Fujimori (¡para
colmo un asiático desconocido!), le derrotara en las elecciones presidenciales
de 1990.
Esto dijo: “Si China fuera un país libre y democrático y no
la dictadura que es, la pandemia del coronavirus no se hubiera extendido por el
mundo” (El País, Madrid).
Si la libertad y la democracia fuesen factores necesarios
para combatir al COVID19, ¿por qué el país más “libre y democrático del mundo”
que es EUA no pudo impedir que el virus lo convirtiera en el epicentro mundial
de la epidemia? ¿Por qué, en cambio, China no solamente detuvo su propagación,
¿sino que es el primer país en normalizar su economía?
Vargas Llosa ignora que el COVID19 no reconoce fronteras y
que el retraso de dos meses en reaccionar del presidente Trump para atender la
alerta pese a insistentes llamados, contactos y visitas entre científicos de
ambos países a instancias de China es el verdadero motivo de sus refunfuñas y
aspavientos para hacer del gobierno de China y de la OMS convenientes chivos
expiatorios con que encubrir su propia incapacidad y negligencia.
No en vano se quejan sus científicos: “Como señala Linda
Bilmes, de la Harvard Kennedy School, la administración Trump ha propuesto
recortes a la financiación de los CDC año tras año (10 por ciento en 2018, 19
por ciento en 2019). Trump, demostrando el peor momento imaginable, pidió un
recorte en 2020 del 20 por ciento en el gasto para combatir las enfermedades
infecciosas y zoonóticas emergentes (es decir, patógenos como los coronavirus,
que se originan en animales y saltan a los humanos)”.
Pero ya no se trata de recortes presupuestarios sino de la
cancelación de los aportes a la OMS.
Por algo escribe Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía,
la siguiente frase lapidaria:
https://mail.google.com/mail/u/0/images/cleardot.gif“Ninguna
administración presidencial de los Estados Unidos ha hecho más para socavar la
cooperación global y el papel del gobierno que el de Donald Trump.”
Internacionalista
julioyao1@gmail.com
#QuedateEnCasa
Excelente y oportuna cobertura de este medio alternativo de comunicación ágil, progresista y solidario, del aerículo-respuesta del compañero y amigo Julio Yao, quien en forma elegante desenmascara a mercenarios de la pluma, Buenas noches y mil gracias. Franklin Ledezma Candanedo.
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