sábado, 18 de abril de 2020

La sociedad humana y las naciones del mundo conta la pandemia


Por Diego Olivera Evia (*):
El terrorismo y el capitalismo son parte de las guerras

La sociedad humana avanza hacia una crisis global, en el marco del capitalismo, el resurgimiento del fascismo en Europa y América Latina, impulsado por el modelo imperial de EEUU, con la presidencia del magnate Donald Trump, que ha impuesto sus reglas del juego, logrando controlar a la Unión Europea (UE), como a la OTAN el brazo militar de la UE, en ese mismo sentido aplica mecanismos, para intentar controlar a la Organización de Estados Americanos (OEA).


La nueva pandemia del coronavirus ya alcanzó el estatus de epidemia, según consideró este miércoles la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una realidad de una crisis sin control en el planeta, los países europeos y EEUU, hicieron caso omiso al ataque de la pandemia en China, pero en esas condiciones se creó un ataque a España, Italia, Alemania, Inglaterra y EEUU mostraron un desprecio de los efectos de esta mortandad, la actitud de no cubrirse contra el covid-19, demostró que los países desarrollados, mostraron un decidía en la Salud de sus ciudadanos, muchos como el terrorista Trump, no creo condiciones para los afectados por el Covid-19,  sin hospitales públicos y los privados cobran carísimo, y de la misma manera en la calles de Nueva York , muerte los latinos y los afro descendientes, mostrando una realidad inmoralidad.

Pero la ambición de las trasnacionales han creado mecanismos coercitivos, de la concepción una guerra sin cuartel contra Venezuela, pero no han podido, para agredir a Venezuela y apoderar un gobierno de facto en esta nación sudamericana, la imposición de un títere de la Asamblea Nacional (AN), en desacato, ha generado una grave crisis, donde el petróleo, el Oro, el Coltán, las refinerías de CITGO, de propiedad venezolana, son la base de una guerra imperial y sin escrúpulos, bajo la dictadura mundial donde un psicópata intenta, un ataque con su flota de asesinos marines, no han podido crear un mecanismo de los paramilitares colombianos, y los armamentos del Ejército venezolano, con altas tecnologías entregadas por Rusia, bajo las política del presidente Putin. 

Un informe de la CELAC advertía los posibles efectos del modelo gringo desde las promesas de campaña y a partir de la (inesperada) asunción al Gobierno de Donald Trump suenan las alarmas sobre un “retorno al proteccionismo” en Estados Unidos (EE. UU.) como amenaza al orden global neoliberal. Se ha renovado la discusión liberalismo-proteccionismo desde una postura hegemónica que plantea ambas alternativas como contradictorias y en la que el proteccionismo sería un lastre del “populismo de derecha” de Trump que atenta contra los logros del neoliberalismo a nivel internacional.

Sin embargo, hay poca información concreta sobre cuál es el impacto en inversiones y relaciones comerciales con la región, donde las políticas de Trump, paradójicamente, parecen haber profundizado el neoliberalismo por la vía de la expansión de las transnacionales estadounidenses. Además, más allá de si el proteccionismo es “bueno o malo”, los resultados de los lineamientos implementados parecen haber abierto un nuevo ciclo de crisis en la economía de EE.UU.

El capitalismo son parte de las guerras imperiales
La llegada de Trump a la presidencia de EE.UU. auguraba, para la mayoría de analistas, un menor ritmo de comercio y de inversiones con la región. En efecto, varios factores parecían conjugarse en este sentido: la suspensión de acuerdos, como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), que contemplaban la reducción de barreras no arancelarias, la armonización regulatoria y la creación de nuevos estándares para regular el comercio digital; la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); la idea de renegociar, también, acuerdos bilaterales con otros países como Chile, Colombia, Panamá y Perú, entre otros; las críticas a la OMC por favorecer el libre comercio; y la apuesta por la relocalización de la producción de las empresas estadounidenses hacia EE. UU. Sin embargo, hasta el momento, no se ha verificado esta tendencia.

Absolutamente complementaria con ese obscurantismo supino del mandatario estadounidense, se presenta su inmoralidad en el manejo de las relaciones internacionales. Marco en el cual no duda con expresar opiniones y toma de decisiones, que son abiertamente canallescas. Ha sido así con relación a Palestina y el apoyo incondicional que le ha dado a la entidad sionista contra el pueblo palestino, en materias militares, económicas, concretando aquello que sus antecesores se cuidaron de no hacer: reconocer a al Quds (Jerusalén) como capital del régimen ocupante israelí en Palestina y trasladar su embajada de la ciudad de Tel Aviv a la ciudad santa.

Sume a ello el sostén político en todas las instancias internacionales y la venta multimillonaria de armas a otro de los regímenes acusado de delitos contra la humanidad: la Casa al Saudí, enfrascada en una guerra de agresión contra Yemen. Una campaña que ha dejado ya más de 91.000 muertos A las víctimas de los combates, hay que añadir el enorme costo que ha traído a esta población de 27 millones de habitantes, el hambre y las enfermedades, entre ellas el cólera, en un país donde, según señaló en un informe del año 2019, la organización Save the Children, han muerto 84.701 niños por inanición y 3.000 ante el brote de cólera.

El “América First”, que prometía generar empleo e impulsar la industria nacional, volver al “made in América” vs. el “made in China”, ha mostrado escasos resultados. No parece haberse conseguido un aumento en la competitividad de las industrias locales, pues la mayoría está atada a una cadena de producción invariablemente internacional. A esto se suma la disminución de las ganancias en las industrias manufactureras de EE. UU., como la de producción de alimentos, bebidas y tabaco, las productoras de petróleo, carbón, químicos y otros productos durables que se fabrican en territorio estadounidense. En un análisis reciente se menciona que esa caída de las ganancias podría explicar la política proteccionista al interior y la política

A su vez, las políticas proteccionistas están generando una mayor expansión de las empresas EE. UU. al exterior, expansión que, tal como vienen operando desde hace décadas -si bien por un lado implica aumento de inversiones y puestos de trabajo- también es portadora de una serie de “condicionamientos” a las economías (sobre todo las periféricas), asociados a exenciones impositivas, fuerza de trabajo barata y condiciones laborales “flexibles”, etc.

Cabe recordar que en esta tónica van las reformas laborales y previsionales de los gobiernos de derecha en Argentina y Brasil, por ejemplo-.Los factores por los cuales las políticas proteccionistas podrían generar mayor inversión de las empresas estadounidenses en el exterior son: ( el encarecimiento de los costos de producción derivado del incremento de aranceles para insumos de uso difundido, como acero y aluminio;  la repatriación de capitales puede inducir a una apreciación del dólar que también atente contra la competitividad local y;  las políticas anti inmigratorias pueden atentar contra el “reclutamiento de cerebros” que realizan las empresas estadounidenses en todo el globo para desarrollar las tareas de innovación en su país.
(*) Periodista, Historiador y Analista Internacional
diegojolivera@gmail.com

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