Por Homar Garcés:
La pandemia del Covid 19 ha destapado (o puesto de relieve)
lo que es, aunque se niegue o se minimice, una realidad incuestionable: la
destrucción de la naturaleza a manos de los seres humanos guiados por la lógica
irracional del capitalismo. No hace falta recurrir a Karl Marx u otro destacado
teórico del comunismo para detectar y denunciar los estragos causados por el
sistema capitalista en todo el orbe. Es algo que cada persona sensata puede
confirmar solo con observar las consecuencias del extractivismo y de la
industrialización que impulsa la mayoría de los gobiernos del mundo, anhelando
alcanzar los mismos niveles de desarrollo de Estados Unidos y demás naciones
capitalistas, afectando grandes extensiones de territorios, generalmente
ocupados por campesinos y pueblos originarios que son desplazados a la fuerza
por grupos paramilitares al servicio de terratenientes y empresarios
interesados en conseguir su control.
Ahora, al margen del resurgimiento de algunas antiguas
supersticiones europeas, muchas personas perciben que la aparición y extensión
del Covid 19 obedece a la ruptura existente respecto a la naturaleza.
«Estamos -como lo advierte Alberto Acosta en su artículo
'Reencuentro con la Madre Tierra: Tarea urgente para enfrentar las pandemias'-
en medio de un colapso climático: No podemos olvidar que los cambios en el
clima han sido parte consustancial en la historia de la Tierra. Y este colapso
lo hemos fraguado los seres humanos en el marco de lo que se conoce
superficialmente como el 'Antropoceno'; en términos correctos corresponde al
'capitalícenlo'». La conciencia que adquieran en este contexto nuestros pueblos
podría contribuir a revertir sus efectos negativos, al modo de la cosmovisión
de los pueblos indígenas, sintiéndose cada quien como parte de esa misma
naturaleza que nos sirve de base para nuestra sobrevivencia, pero sin la
separación aportada por la visión eurocéntrica que tanto ha generado a través
de los siglos.
En este caso, la Pachamama, nuestra Madre Tierra, tendrá que
ser reivindicada. Es una misión que debe motivar a todos al cambio radical del
tipo de sociedad vigente. No es creer que, superada la pandemia, todo volverá a
la normalidad cuando dicha 'normalidad' es la raíz del problema. Es un cambio
de índole cultural necesario.
Esto supone desprenderse de los conceptos y de los
paradigmas que sustentan este tipo de sociedad, de modo que puedan concretarse,
realmente, los ideales de la democracia, la libertad, la igualdad, la soberanía
de los pueblos y, por supuesto, esa armonía que debiera existir entre la
humanidad y la naturaleza. Algo que no debe limitarse a una simple enunciación
idealista o utópica sino a una práctica social que se extienda a todos los
ámbitos, aunque ella implique mantener una lucha constante, asimétrica y, a
veces, agotadora contra quienes (desde las grandes empresas capitalistas
transnacionales) pretenden ejercer una hegemonía absoluta sobre los seres
humanos y la naturaleza en beneficio exclusivo de sus intereses económicos.
Esto exige una nueva conciencia, orientada al establecimiento de unas nuevas
relaciones de poder, de unas nuevas relaciones de producción, de unas nuevas
relaciones humanas y, básicamente, de unas nuevas relaciones respecto a nuestra
Pachamama, nuestra Madre Tierra.
mandingarebelde@gmail.com
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