miércoles, 8 de abril de 2020

El coronavirus no es maldito ni bendito, no es verdad ni mentira, es de acuerdo al cristal con que se mira



Por Pedro Echeverría V.:

 1. Por lo que se ve y escucha la pandemia llamada “coronavirus” ha provocado en el mundo varios miles de muertos, así como cientos de miles de contagiados. En México muchos estamos encerrados en nuestros hogares odiando, rezando, cambiando nuestro ser, leyendo, pensando; en primer lugar, atentos a los comentarios noticiosos. Casi nadie desea establecer afuera alguna relación humana, incluso ni saludar; por el otro extremo está el presidente López Obrador –a pesar de sus recomendaciones de cuidarse y permanecer en casa- sigue (hasta ayer) con sus giras políticas saludando, estrechando sus manos con varios miles de sus seguidores, así como otros cientos de miles de trabajadores tienen que salir de su hogar en busca de un ingreso para vivir junto a su familia.


 2. Lo que se dice o informa que ha sucedido con esa pandemia en el mundo está lleno de contradicciones. Por un lado, los medios de información (que puta, no son muy confiables por los enormes negocios que representan) hablan de que China –con 1,400 millones de habitantes- está en proceso de recuperación; que Italia, España, Francia, EEUU y Ecuador, están siendo devastados por la enfermedad y las muertes. ¿Por qué esos cuatro países del gran capital están en el centro de Covid 19 en tanto que otros países de América, África o Asia –muy jodidos en su economía- parecen estar al margen o mínimamente contaminados? Mi preocupación es acerca de la información que estamos recibiendo y las actitudes que están formando.

3. Ello me hizo recordar al poeta Campoamor y al filósofo Nietzsche que por coincidencia vivieron en los mismos años de fin del siglo XIX y no sabemos si entre el español y el alemán hubo relación o influencia de pensamiento. Campoamor (1817-1801) fue quien señaló: “En este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. Por su lado Nietzsche el filósofo (1844-1900) dio toda una explicación para demostrar que “las verdades no existen, sino que sólo son interpretaciones” de los hechos. Es decir, el corona virus existe, pero todas las formas de verlo, son simples opiniones positivas o negativas, que por los medios de información se imponen como la “única verdad”, alrededor de la cual la población piensa y actúa.

4.  O acaso deberíamos acudir a mi tocayo, al poeta Calderón de la Barca (1600-1681), cuando se cuestiona a fondo preguntando:  «¿Qué es la vida? Un frenesí. Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son».  ¿Es la vida un sueño?, preguntaría el poeta español Calderón de la Barca. Por ello, aunque me encierren en mi hogar las circunstancias, sigo pensando en que esto del coronavirus puede ser una trampa –buena o mala- según el color del cristal, que nos puede ayudar a despertar y cambiar hacia otra vida. Yo que he estado encerrado voluntariamente por algunos años por mi escepticismo o pesimismo hacia posibles cambios sociales importantes en el mundo, ahora quiero salir. (3/IV/20)

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