Por Tony López R (*):
El presidente Donald Trump ha sido calificado por el
historiador Max Book, en su artículo publicado en el prestigioso diario The
Washington Post como “el peor presidente en la historia de Estados Unidos, por
su catastrófica gestión ante la pandemia provocada por coronavirus”. Él y el equipo de gobierno que le rodea, no
tienen límites en mentir y carecen de todo sentimiento humanitario y
democrático, no solo hacia sus conciudadanos, a quienes poco les importa, lo
que le interesa es lograr la reelección y
mantener el poder, a costa de su propio pueblo y de otros pueblos, no
solo de nuestra región.
El cinismo y la irresponsabilidad del actual gobierno de los
Estados Unidos, frente a la Pandemia los
ha llevado hoy, a ser considerado el centro mundial de esta
peligrosa enfermedad, lo define muy bien
el historiador Max Boot, quien acusa a
Trump de la pésima gestión ante la
epidemia del Covid-19, y critica su
impudicia, “cuando en febrero anunció una mortalidad cero y ahora sostiene que
“si las cifras rondan entre 100 a 200 mil muertos, él (Trump) ha hecho una
magnifica tarea” así de cínico es él y
“trabaja para culpar a otros de los problemas desde China, gobernadores,
a los demócratas por llevarlo a un juicio político y hasta a Barack Obama”.
Este cuadro retrata
de cuerpo entero a quien hoy ocupan el sillón presidencial en la Casa
Blanca, y quienes lo secundan, al considerarse la primera potencia del
mundo, sin que existan leyes que les puedan condenar ni hacerles pagar cárcel,
ni a sus mandatarios ni a uno solo de sus militares y agentes, por los
crímenes, atropellos, torturas y abusos, que han cometido, no solo contra los
afrodescendientes, migrantes, indocumentados, ahora con la salud de su pueblo,
y que decir de las ultimas guerras colonizadoras, Irak, Libia, Siria, la ex
Yugoeslavia, Panamá y otras, que provocaron
miles y miles de muertos, con sus intervenciones militares, con y sin la
aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU.
Según la prensa norteamericana, el expresidente James
Carter, le envió una carta, a Donald Trump, luego de su reciente entrevista
sobre China y le hace estos comentarios: “¿Temes que China se nos adelanta, yo
también? ¿Sabes porque se nos
adelanta? ¿Sabes cuantas veces China a
entrado en guerra con alguien? Ni una
sola vez, mientras nosotros estamos en constantes guerras. EE. UU es la nación
más guerrera en la historia, porque quiere imponer a otros Estados y gobiernos
que respondan a nuestro gobierno y a los valores estadounidense y controlar las
empresas energéticas de otros países”.
Mientras China, precisó Carter, “ha invertido en educación,
salud, desarrollo científicos y tecnológicos, infraestructuras, construido
Carreteras, robot, tecnología G6, trenes de alta velocidad y conquistado el
espacio y no ha gastado ni un centavo en guerras”.
El ex presidente, le pregunta, ¿cuantos kilómetros de trenes
de alta velocidad tenemos en nuestro país?
Ninguno. Y afirmó: “Hemos gastado
300 billones de dólares en guerra para someter a países que buscan salirse de
nuestra hegemonía”. Y le señaló “China
no ha malgastado ni un centavo en guerra y sí en inversiones para el
desarrollo”. Y continuó “Si esos 300
billones lo hubiéramos utilizados en infraestructuras, tendríamos trenes balas,
buenos caminos, carreteras, educación y salud publica gratis y no se
infestarían con el Covid-19 miles de estadounidenses, más que en cualquier país
del mundo.”
Estas muy sabias reflexiones del ex presidente Carter, lo
dice todo, ojalá lleve a Trump a
reconsiderar su postura y a los sectores del gobierno, congreso y el poder
judicial que hoy le acompañan en esas ideas ultraderechistas, en la aplicación
de su política, xenofóbica, anti emigrante, racista e injerencista y de hacerle
la guerra a Estados y Gobiernos que no se subordinan a los mandatos de
Washington. Modificar su conducta y procurar buenas y respetuosas relaciones
con todos los países.
En medio de esta Pandemia, el gobierno de Estados Unidos
debe eliminar los Bloqueos económicos, sanciones financieras, campañas con
falsas noticias, promovidos y divulgadas por los grandes pulpos de la prensa de
Estados Unidos y América Latina, dejar de financiar a grupúsculos opositores,
dedicados realizar acciones de violencia, contra Venezuela. Eliminar las
campañas de desinformación y falsedades sobre la medicina cubana y eliminar la
ilegal Ley Helms-Burton, que recrudece el Bloqueo que ya lleva 60 años. Dejar
la campaña de mentiras, que Cuba y Venezuela representan una amenaza a la
democracia en la región y que inunda de drogas a Estados Unidos.
A diferencia de modificar sus posiciones, veamos los puntos
de vista de Elliot Abrams, encargado por el presidente Trump de atender el tema
Venezuela, quien desestimo, por ahora, una salida militar, pero esa opción se
mantiene sobre la mesa. Apoyó la propuesta de Mike Pompeo, de acuerdo a
declaraciones a la agencia EFE señaló “Maduro no logró apoderarse de la
Asamblea Nacional y amenazó con sancionar a los parlamentarios que se “presten
a servir como secuaces del régimen” y continúo amenazando que vendrán nuevas
sanciones, que afectará a individuos venezolanos, sin revelar nombre”. Según la
agencia Reuter, el elegido presidente de la Asamblea Nacional, en desacato que
sustituyó a Juan Guaidó, será uno de los sancionados de acuerdo a lo dicho por
Abrams y añadió “que Trump castigará a Rusia por su apoyo a Nicolás Maduro,
aunque esas sanciones llegaran más tarde”.
Por otra parte, en entrevista al diario El Tiempo de Bogotá,
el ex embajador William Brownfield, ante la pregunta, de que, si podría
reeditarse una acción como la realizada en Panamá, para detener al general
Noriega, expresó “Es peligroso interpretar de esa manera lo que sucedió,
especialmente para aquellos en Venezuela y para la oposición creer que están
próximos a ver una especie de intervención internacional como esa que menciona.
No creo que eso vaya a suceder y es importante que la oposición siga
concentrada en los pasos que deben tomar para acabar con esta tragedia. No
deben contar con que EE. UU. u otro entrará a solucionarles los problemas que
tienen”.
Ante la réplica del periodista Mauricio Moreno, de que
entonces “no hay apetito en Washington, para una intervención de esa
naturaleza” El ex embajador William Brownfield, respondió “Hay formas de hacer
intervenciones indirectas o usando tecnología, de causar trastornos a la cadena
de mando, de establecer zonas humanitarias en la frontera o de ataques de
precisión que se pueden lanzar desde miles de kilómetros de distancia si se
quiere mandar un mensaje sin poner en riesgo a la población. No es que no
exista apetito de ningún tipo. Lo que hay son muchas opciones disponibles que
son diferentes a esas que se mencionan”.
Ésta última respuesta, hay que tomarla muy en serio, porque,
es el plan que puede tener Estados Unidos. Claramente expresada por quien fuera
embajador en Venezuela y que, hasta muy poco tiempo, embajador en Colombia,
desde donde fue el centro entre la oposición venezolana, Washington y el
gobierno colombiano. Fue él quien dio la orden al opositor Julio Borges, de no
firmar el acuerdo, a que habían llegado con el gobierno de Maduro, en República
Dominicana y le dio la orden de viajar a Bogotá, Colombia y no regresar a
Caracas.
Esta última afirmación de Brownfield, está en
correspondencia con lo expresado por el general Robert Neller, comandante en
Jefe del Cuerpo de Marines, a cargo del “Plan Militar Libertad” contra Venezuela, cuando expresó que “Estados
Unidos no juega con fuegos artificiales, cuando ataquemos a Caracas, el cielo
oscuro se iluminará de luces de misiles y aviones como jamás se vio y el terror
de los cohetes y el ataque masivo de aviones infundirá el temor en el régimen
dictatorial y sus esbirros y abrirá la
puerta a la libertad en Venezuela, no dejaremos escapar a ningún criminal, de
verdad lamentaran haber nacido, trataremos en la medida de lo posible que la
población civil no sufra”.
Aunque puede ser una fanfarronada de este oficial gringo,
nada diferente a las amenazas que proferían los generales fascista alemanes,
antes de iniciar la Segunda Guerra Mundial, tampoco cuando iniciaron los
bombardeos con misiles y aviones a Bagdad, y otras poblaciones civiles de Irak
y que ocasionaron decenas de miles de muertos, y que CNN lo televisó en vivo y
en directo como su fuera una fiesta.
Si el mandatario
estadounidense no es capaz, de cuidar a
su propio pueblo de una pandemia, como la que azota a nuestro planeta, que
lamentablemente ha contabilizado el fallecimiento de mas de 25 000, personas,
que no tomó a tiempo las previsiones para reducir el daño que pudiera ocasionar
y que minimizó el llamado de la OMS del
mes de febrero y marzo y lo que hizo fue
agravarlo, ahora tiene más de 600 mil
contagiados, pero trata de lavarse las manos y culpar a otros.
Irresponsablemente, Trump culpa a otros Estados, incluido
China y ha llegado más lejos al culpar a la OMS. El colmo de su cinismo, para
justificar y darle fuerza a su mentira, acaba de retirar los fondos a la OMS,
fondos al cual contribuyen todos los países. Esta conducta que ha sido
ampliamente criticada por numerosos gobiernos, organismos internacionales e
instituciones de derechos humanos, el propio Secretario General de la ONU y
personalidades y políticos de Estados Unidos.
Todos sus discursos y acciones populistas con relación a la Pandemia que
agobian a los estadounidenses, están dirigidas a politiquear y sumarlos para
sacar ganancias electorales para su reelección.
Tampoco le temblara la mano para decretar un ataque militar
a Venezuela, si esa decisión le da puntos para su reelección, tal como amenaza
el general Neller, contradictorio con lo anunciado por Estados Unidos, cuando
ha dicho que el despliegue naval es eminentemente antinarcóticos, a ese
señalamiento Brownfield. precisó, “que es más que eso y va dirigido a sacar a
Maduro del poder y la aplicación de la opción militar en el contexto del siglo
XXl”.
Es por eso, señaló, Brown Field “pienso que se deben mirar los tres anuncios
hechos por EE. UU., en estos días (despliegue naval, cargos por narcotráfico
contra Maduro y su entorno y el plan de transición a la democracia que presentó
el Departamento de Estado), como un paquete de acciones con un mismo fin”.
Estas precisiones del embajador Brownfield, nos están
indicando que la decisión está tomada y no parece que sea la propuesta de la
ruta democrática de Pompeo, ya rechazado por el gobierno venezolano. El tema hoy, está descifrar, como, cuando y
donde. Las informaciones que llegan de
Bogotá, advierten que diversas fuerzas mercenarias y paramilitares, con el
respaldo de fuerzas especiales norteamericanas y del ejército de Colombia,
maniobran en la frontera Colombia-Venezuela, así lo denunció la senadora Aida
Avella.
Resumen Latinoamericano, da a conocer un video, trinado también por la senadora de
izquierda Aida Avella, presidenta del partido Unión Patriótica (UP), deja ver
la operación de desembarco cerca de una carretera mientras los autos se detienen para ver, como desembarcan
militares de helicópteros Black Hawk y la senadora en su Twiter
denuncia “se escala provocación y amenaza de agresión contra Venezuela; ciudadanos de Cúcuta denuncian
desembarco de tropas con banderas de Estados Unidos; Grave atentado a la
soberanía nacional; si hay Dignidad hay que levantar con fuerza la consigna de
no a la guerra”.
Si bien, el gobierno colombiano desmiente estas
informaciones, en los videos se aprecian, las operaciones de desembarco, pero,
al parecer la Casa de Nariño, olvida que, desde el mismo mes de enero, Fuerzas
Especiales de la 82 división realizó, ejercicios militares con militares
colombianos que se extendió hasta el 24 de marzo, precisamente en las
fronteras, en el Departamento de Santander del Norte. Una provocación en la frontera por parte de
los mercenarios y los paramilitares, puede ser la excusa que están buscando,
acompañadas de acciones en algunas ciudades al interior de Venezuela, incluidas
Caracas. No hay que desestimar cualquier acción la desesperada situación que
tiene internamente Trump, lo puede conducir a cualquier demencial decisión.
Los pueblos de nuestra América y del mundo, sus partidos
políticos y el movimiento social, deben denunciar las amenazas del presidente
Donald Trump porque una acción militar contra Venezuela, sin dudas provocara
que se regionalice el conflicto. Estamos en guerra contra el Covid-19 y esa es
la que tenemos que ganar, es la hora de la paz y que cesen todos los conflictos
en cualquier parte de nuestra tierra.
El infundio y grave calumnia de acusar a Venezuela y abrirle
un proceso penal al presidente Nicolas Maduro por narcotráfico, por el fiscal
William Barr, sin presentar una sola prueba, que, además, es jurídicamente
invalida, acorde a la carta de la ONU y OEA que expone que el gobierno de un
país no tiene jurisdicción sobre el territorio de otro. Pero se hace más
desvergonzada y falsa esta gigantesca mentira sobre Venezuela, al dar a conocer
que un funcionario del Pentágono, no identificado informo a la revista Newsweek
que la Comunidad de Inteligencia, tiene evidencia de que Venezuela y Cuba
trafican con Drogas, sin presentar un solo documento y prueba. Lo que motivó la
inmediata y dura respuesta del canciller cubano Bruno Rodríguez, “calificándolo
de una grave calumnia e infundio, con implicaciones peligrosas”.
Todas estas falsas acusaciones sobre el supuesto tráfico de
drogas de Venezuela a Estados Unidos, están bien desmentida y precisadas por la
Agencia estadounidense DEA, la que afirma en todos sus informes hasta el 2019
que es Colombia la “fuente primaria para la cocaína capturada en Estados
Unidos”.
Según el Cocaine Signature Program elaborado por la DEA en
2018 “aproximadamente 90 por ciento de las muestras de cocaína analizadas
fueron de origen colombiano, seis por ciento de origen peruano y cuatro por
ciento de origen desconocido”. En otras palabras, de acuerdo con los registros
de la agencia federal para las drogas de Estados Unidos no se encuentra en ese
país cocaína ni ningún otro narcótico procedente de Venezuela. La farsa del
gobierno Trump ha quedado al descubierto.
Es Colombia la fuente de suministro de cocaína y heroína a
Estados Unidos y no Venezuela y mucho menos Cuba, el gobierno de Donald Trump,
no puede utilizar semejante infundio y calumnia para sentar una matriz de
opinión y sobre ella, justificar una intervención militar, continuar con
la política de bloqueo y sanciones
económicas y mucho más cobarde, lo que puede ser considerado como un crimen de
Leza Humanidad, al impedir que se le
suministre los necesarios medicamentos y
equipos médicos a Cuba para combatir la Pandemia de Covid-19.
En el próximo articulo abordaré el tema de Colombia, Estados
Unidos y el narcotráfico, cuyo plan hacia este país andino era mucho más
estratégico, lo importante fue sembrar la matriz de opinión de que Colombia era
el principal suministrador de cocaína y por supuesto desarrollar una política
“antinarcótico” y afianzar su penetración y las de sus agencias al interior de
Colombia. Ese fue el papel del embajador
Lewis Tambs y del jefe de la oficina de la DEA en Bogotá Joe Toft, autor del
libro: Colombia. Un narco democracia. que en la década del 90 armó un gran
escándalo. Conocerán temas, todos están silenciados, Forrest Hylton de la
Universidad de New York le llama la “Republica de la Cocaína” la brutal
combinación de terror, expropiación y pobreza que existe hoy en Colombia
gobernado por una criminal oligarquía”.
(*) Periodista, politólogo y analista internacional.
jorgarcia726@gmail.com
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