Cerca de 200 mil millones de dólares es el monto de las
deudas que tienen las empresas que se dedican a la producción del Shale Oil en
Estados Unidos con plazos de vencimiento muy apretados: hasta 4 años. Sólo
en el 2020 las deudas a ser pagas ascienden a 41 mil millones de dólares.
Esa astronómica deuda en su mayor parte fue generada y pesa encima
principalmente de la miríada de pequeñas y medias empresas que operan en el
sector. Pero también de la Exxon cuyas fuertes ganancias en el exterior están
compensando inversiones deficitarias en el sale oil.
Ellas trabajan a pérdida o con márgenes de ganancia mínimos.
Se desarrollaron cuando el precio del petróleo crecía, incentivadas por los
planes de autosuficiencia energética promovidos por el Gobierno de Estados
Unidos. Así, Estados Unidos de importador pasó a ser el primer exportador del
mundo de petróleo. Entre 2009 e 2014 superó
a Rusia y Arabia Saudita como mayor productor de petróleo do mundo.
Desde el año pasado EE.UU. se convirtió en el mayor exportador con más de 9
millones de barriles de petróleo por día,
Es indudable que la disparada de los precios en el 2011 con
el barril de petróleo a 140 dólares contribuyeron para impulsar el shale oil
americano. Sus altos costos de explotación calculados entre 60 y 70 dólares
eran cubiertos dejando buenas ganancias.
Sin embargo, cuando los precios precipitaron en agosto del
2015 por debajo de los 38 dólares el barril, las empresas de shale oil
norteamericanas empezaron no poder salir más del pozo de deudas por inversiones
en que se habían metido.
De este modo, hipotecadas con el sistema financiero esas
pequeñas y medianas empresas de shale oil americanas para sobrevivir tienen que
producir cada vez más lo que no impide que se sigan endeudando.
De alguna manera tienen que correr muy fuerte para no peorar
la situación en que están.
Los yacimientos de Eagle Ford y Bekkan llegaron a su pico en
2015 y su declino es imparable.
También el Permian que se extiende bajo el Texas occidental
y el Nuevo México está próximo a llegar a su pico. Diferente que los pozos de
petróleo tradicional donde la curva productiva entre el pico y su declinación
supera abundantemente los diez años, los de visto tienen apenas un promedio de
dos años de vida.
Para seguir produciendo es necesario mientras se está
explotando un pozo ir abriendo otros lo que exige mayores inversiones con el
endeudamiento en espiral consecuente.
Los conflictos de baja y media intensidad que Estados Unidos
ha encarado contra Venezuela e Irán especialmente tienen entonces también como
objetivo para nada secundario vender petróleo norteamericano a Europa, incluso
a China y a India, los mayores compradores mundiales, única salida para evitar
el quiebre por exceso de oferta sin demanda.
Es decir, el Pentágono precisa darles oxígeno a las empresas
de petróleo norteamericanas tratando de mantener los precios alrededor de los
70 dólares el barril, por debajo del mismo no podrían operar más y estarían
obligadas a un default gigantesco.
Como los países del Golfo Pérsico y de la Península Arábica
tienen un costo de producción de petróleo promedio de 12 dólares es dable
suponer que para evitar una competencia al rebaje de precios que posibilitaría
a la Opep dejar absolutamente fuera de mercado al shale oil, el Pentágono mantenga incambiada su actual
estrategia de
1. Crear
inestabilidad e inseguridad en Irán e Iraq, bloquearlos e impedirles exportar
petróleo.
2. Reforzar
sus bases y contingentes militares en la Península Arábica y Afganistán.
3. Mantener
un estado de alerta de guerra en Arabia Saudita, Emiratos Árabes y Kuwait.
4. Ahogar a
Venezuela y evitar que Libia se pacifique como proponen Rusia y Turquía.
5. Obligar a
los países de América Latina a importar shale oil y desarticular sus empresas
de petróleo. (MDG)
mrdelgaudio@hotmail.com
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