lunes, 4 de noviembre de 2019

El conflicto entre ramas del Poder Público que se avizora



Por Juan Martorano
Ha culminado el mes de octubre y empieza el mes de noviembre, penúltimo del año 2019. Uno de los años que, y no sólo así catalogado por el propio presidente Nicolás Maduro, sino por varios analistas, como uno de los más complejos por los que ha tocado afrontar a la República Bolivariana de Venezuela, y en especial a la Revolución Bolivariana.

Indudablemente, hay algunos que no les gusta la política “dura”, sino la política “suave” o soft”. Esto a propósito de la instalación, hace un poco más de dos meses, de una denominada “Mesa Nacional de Diálogo”, con otros sectores de la oposición venezolana, que no se sienten identificados ni creen en el liderazgo de Juan Guaidó.


Como es público, notorio y comunicacional, en esta Mesa Nacional de Diálogo, se suscribieron una serie de acuerdos, uno de ellos estriba en la designación de un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) que otorgue todas las garantías para la participación de la mayor cantidad de factores políticos y así legitimar cualquier salida electoral que pueda “acordarse” en el marco de poder dirimir la actual coyuntura política venezolana (elecciones generales o sólo de la Asamblea Nacional, hoy en desacato).

Pues bien, lamentablemente algunos no podemos ser tan optimistas como el propio presidente Nicolás Maduro de pensar que esos “diálogos” puedan terminar en un resultado positivo para el país. Los celebrados en República Dominicana y luego los de Oslo y en Barbados así lo demuestran.

Este sector que se ha venido reuniendo en sesiones de la Casa Amarilla con la representación del Ejecutivo Nacional debería asumir, en mi modesto criterio y no les estamos cobrando la asesoría, un papel y dirigir un mensaje a sus propias bases, ya que por parecerse su discurso muy parecido al de los altos funcionarios del Ejecutivo, esto los hace verse como sus propias bases los denominan de “colaboracionistas del régimen”. La oposición que necesitamos debe ser patriota, indudablemente, pero que no se ponga caretas ni quiera parecerse al discurso del chavismo, que tiene su propia identidad.

Pues bien, en estos momentos ya hay todo un debate y toda una diatriba con respecto a la designación del árbitro electoral de cara a los comicios que deben celebrarse en el año 2020. La Asamblea Nacional en desacato ha procedido (en flagrante violación de la Constitución y de no subsanar la situación en la cual se encuentra) ha designar un supuesto Comité de Postulaciones Electorales para la designación de los rectores del CNE. Al respecto, la bancada del Bloque del Cambio liderada por Francisco Torrealba, ha mostrado serias objeciones al procedimiento aplicado, insinuando que de no haber un acuerdo, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, presidida por Juan José Mendoza Jovert, por omisión legislativa y por la situación de desacato del parlamento, procedería a la designación de los nuevos rectores del Poder Electoral, a fin de contribuir a destrancar el juego político y dar viabilidad a los “acuerdos” de Septiembre.

Esto no es que pueda resultar o no contraproducente, eso el tiempo será el que realmente lo va a determinar. Lo cierto es que esto traerá un nuevo conflicto entre ramas del Poder Público Nacional muy similares a los ocurridos durante los años 2016 y 2017 entre la AN, el Ejecutivo y el Poder Judicial, que será para coger palco.

Y esto en el marco de las medidas coercitivas unilaterales que ahorcan y agobian al pueblo venezolano, podrían resultar contra producentes. Ya que Maduro, en medio de una encrucijada histórica donde debe tratar de lograr la flexibilización del bloqueo y boicot actual contra el país a fin de garantizarse condiciones mínimas de gobernabilidad, ha accedido a un conjunto de peticiones de sectores de la oposición. Pero las preguntas son: ¿Hasta qué punto eso será bueno? ¿Tendrán algún tipo de incidencia los actores que se sientan en la Mesa Nacional de Diálogo con personeros de la administración Trump y los lobbys estadounidenses para poder, por lo menos lograr la flexibilización de ciertas condiciones con respecto al bloqueo y al cerco que nos tienen?

Pero, retomando el tema que nos ocupa, recomiendo a los que no lo hicieron, ver la entrevista concedida por el Secretario General del Movimiento al Socialismo (MAS) en Venezuela, el opositor Felipe Mujica, en el programa 360 conducido por Boris Castellanos, de fecha 30 de octubre de 2019. Allí Mujica expresó una advertencia que no puede ser despachada alegremente. Mujica señaló la posibilidad de que en el país pueda haber dos CNE (uno designado por el parlamento en desacato, y otro por la Sala Constitucional del TSJ, o en su defecto, por la Asamblea Nacional Constituyente, aunque este segundo supuesto lo consideramos improbable, debido al poco reconocimiento internacional que tiene la referida instancia) lo que buscaría impulsar y propiciar la fragmentación del Estado-Nación venezolano. Ojo con esto.

Miren que según la óptica de algunos, tenemos dos presidentes (Guaidó y Maduro) dos parlamentos (TSJ y el “TSJ en el exilio”) dos Fiscales Generales de la República (Luisa Ortega Díaz y Tarek William Saab), aún no tenemos Defensor del Pueblo paralelo ni CNE, así que muy atentos y prevenidos.

Y esto lamentablemente es así, porque el sector guaidonista opositor no se maneja en términos de política, sino en la estrategia de “tierra arrasada”, del “todo o nada”, y entienden el diálogo como una capitulación y entrega del poder, y no como una concertación entre los bandos en pugna. De no acceder a sus demandas, entonces activan su plan de violencia y muerte.

También ha habido posturas intransigentes por parte de sectores del gobierno y el chavismo. Así como también hay una corriente entreguista y reformista que se plantea la tesis de la “entrega controlada” del poder político que hoy ostenta la Revolución Bolivariana. Contra eso también tenemos que luchar y hay que parársele firme. De ello también nos referiremos en próximos artículos.

Así que, Dios quiera que en esto pueda equivocarme, pero eso es lo que se avizora en el horizonte político.
Y el plazo para llegar a un acuerdo con respecto a este tema será enero de 2020. Ya que estimo que una vez designado el nuevo CNE y juramentados los nuevos rectores y rectoras, en el mes de marzo de 2020, la ANC en coordinación con este nuevo árbitro, procedan a la convocatoria de elecciones parlamentarias para a más tardar el mes de septiembre de 2020, como ya ocurrió en el año 2010.
Pero de ello nos referiremos en próximos artículos como ya lo manifestamos.
¡Leales Siempre! ¡Traidores Nunca!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
jmartoranoster@gmail.com

0 comentarios:

Publicar un comentario