miércoles, 9 de octubre de 2019

Trump pide que baleen en las piernas a los inmigrantes, pero su abuelo rogó porque no lo pongan patitas en la calle



Por Rolando Prudencio Briancon:
Es en el tiempo de la decadencia de los imperios cuando pasan las más patéticas paradojas. Nerón ordenó la decapitación de todos los niños, y aquel niño es hoy inmortal.
En el caso del ocaso del imperio norteamericano las paradojas están también presentes. La llegada de Trump a la casa Blanca ha puesto la casa patas arriba. Vale decir, varias de las políticas que se habían implementado en la anterior administración de Obama han sido echadas por la borda, provocando un retroceso en lo conseguido.

Por ejemplo, el Proceso de Normalización de Relaciones entre Cuba y los EE.UU., alcanzado en 2015 entre La Habana y Washington ha vuelto a punto cero. Es más, Trump como un troglodita pretende aplicar la ley Helms Burton, para que todo a todo norteamericano a quien la Revolución les confiscó sus bienes, planteen demandas contra el gobierno cubano para que se les resarza económicamente.

De igual modo los acuerdos alcanzados en la suscripción del protocolo de Kioto para la reducción de las emisiones gas, han sido desechados por Trump. Pues para él el Calentamiento Globales un cuento chino. Lo propio ha ocurrido con el el reconocimiento que hace poco hizo de Jerusalén como capital de Israel, que echo por la borda aquel otro que la ONU en su conjunto, hace más de medio siglo, reconociendo a Jerusalén como capital de Palestina, y que con el reciente reconocimiento de Trump el estado terrorista y genocida de Israel es cada vez más abusiva y asesina de sus actos ante una Corte Penal Internacional inmutable ante su impunidad.

Pero lo que ya sobre pasa -y ojalá se pronuncie la ONU, como organismo que defiende los derechos humanos, y que a Maduro la comisionada Michelle Bachelet quería llevarlo al patíbulo- es la reciente decisión de Trump de ordenar cobardemente -él no va hacerlo por si acaso- que la Policía fronteriza norteamericana “dispare a las piernas a los inmigrantes”; amén de ordenar que se construyan fosas repletas de cocodrilos y serpientes para que no ingresen a los EE.UU.
Vale decir que Trump se está cobardemente convirtiendo, como dice ese viejo refrán en: “El hombre lobo del hombre”, pues su abuelo Frederick, rogó, imploró, suplicó, para que no lo entregaran cuando fue descubierto como un
Desde ya esa es la catadura moral de Trump, que cuando su abuelo rogaba para no ser deportado, hoy su nieto se porta como un verdadero mother fucker.

prudenprusiano@gmail.com

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