miércoles, 25 de septiembre de 2019

Orgia totalitaria prolongada



Por José Antonio Vera Arena:
Paraguay arde por los cuatro costados, hasta el momento de escribir estas líneas, 200 mil hectáreas de bosques chaqueños se han vuelto ceniza, con estancias calcinadas, una llamada Uruguay y, sin reacción estatal no hay visos de contención, coincidente con una alta temperatura social que va acorralando al gobierno, con masivas movilizaciones diarias de diversos gremios, reclamando al unísono la destitución de la plana mayor del Ejecutivo colorado, encabezado por Mario Abdo Benítez, “estronista débil e inútil”, acusan.
Dos temas destacan en la creciente polémica política: 1) la preocupación, en todos los sectores de actividad, por el deterioro acelerado de la situación económica, en un país con un 70 por ciento de morosidad crediticia, y una caída del 40 por ciento del mercado interno y del empleo y, 2) el proyecto presentado por el Ejecutivo al Parlamento para que  autorice al Ejército a desplazar la policía en su misión constitucional de velar por la seguridad ciudadana, es decir, carta libre para que las Fuerzas Armadas pasen a ocupar las calles. Los reportes oficiales utilizan la mentira como práctica mayor.


El primer punto no tiene solución mientras la política económica continúe inspirándose en el liberalismo extremista que campea por el continente, y el segundo hay que interpretarlo como una innovación estratégica del Pentágono para contrarrestar cualquier asomo de políticas con sensibilidad social, convocando al Ejército en su viejo papel de exterminio físico e ideológico, pero sin aparecer en primera plana esta vez, a diferencia de los años 60 al 80 del siglo pasado, para lo cual el proyecto prevé utilizar a mandatarios peleles con lapiceras, para firmar las órdenes que le dicte el gran capital financiero transnacional, en resumen, nuevo estilo de Golpe de Estado, maquillado con esmero.  

Esa grave amenaza, aunque pocos la vean en su real dimensión esquizofrénica, ha generado convulsión entre las filas de la policía nacional, que se siente amenazada y manifiesta su reacción entre las tropas en retiro, a las que se han plegado familiares de los activos desde este lunes, sumadas a las protestas populares, convocando a cerrar las principales rutas nacionales, y difundiendo un manifiesto político inédito en la historia de esa institución, de ciega tradición obsecuente al gobierno de turno.

La policía denuncia la corrupción política, los abusos del poder, los excesos en la gerencia pública y, quizás lo más interesante en el lenguaje general de las protestas, rechaza toda acción del  triunvirato Partido Colorado-Gobierno-FFAA, en el que se apoyó la tiranía encabezada por el General Alfredo Stroessner, entre 1954 y 1989, miembro muy activo en el genocida Plan Cóndor, junto con sus colegas en el horror implantado entre los pueblos del cono sur, al grito de defensa de la patria y la democracia, por imperio de Dios,  el chileno Augusto Pinochet, el argentino Rafael Videla, el boliviano Hugo Banzer y el uruguayo Gregorio Álvarez, extremadamente viciosos en robar todo lo posible y reprimir, encarcelar, torturar y asesinar a cientos de miles de opositores, mayoría desaparecidos.

Sin duda alguna, la reacción policial es una novedad de peso, tras ocho décadas de encabezar la represión terrorista de Estado, y formar parte activa en la profunda corrupción institucional que afecta a este país suramericano que por los albores del XVIII, supo ser república soberana e independiente, pero desde hace 150 años postrada en la condición de colonia, dedicada al narcotráfico y al lavado de dinero. (Incongruencia, porque siempre es sucio).

La movilización contra el gobierno enumera al estudiantado, a funcionarios de diversos entes, a los gremios docentes, con todas las unidades académicas, a la Universidad Nacional de Asunción, que regentea al Hospital de Clínicas, mayor nosocomio del país, formando médicos, a sindicatos urbanos, a campesinos organizados, que vienen ocupando las calles de las principales ciudades, resonando el reclamo de juicio político para los principales jerarcas gobernantes, principal reivindicación popular de semanas atrás, que había perdido fuerza, pero que en esta nueva envestida produce un inocultable resquebrajamiento de los partidos, en particular el colorado y el opositor liberal.

El Frente Guazú, con minúscula representación parlamentaria, continúa estancado, encabezado por el indefinible senador y expresidente Fernando Lugo, ducho en practicar una invisibilidad incomprensible hasta para muchos allegados, pese a mantener cierta ascendencia ciudadana debido a sus méritos como gobernante (2008/12), víctima de un imperdonable golpe parlamentario, que también usufructúa de la acefalia de liderazgos. 

Enfrente está el expresidente Horacio Cartes, con una colosal fortuna, dueño del emporio de cigarrillos, y cabeza de una de las tres familias propietarias de los principales medios de comunicación, quien se mueve en política azuzando la adoración del dinero por encima de cualquier otro valor, alimentando una excitación colectiva en la que el individualismo, la violación viciosa de preceptos constitucionales y los abusos prebendarlos, son doctrina. 

Como es de vieja constatación que en todo hecho negativo subyace casi siempre alguna pizca positiva, en el obscurantismo cultural y aburrimiento político que caracterizaba a la actividad social paraguaya, las torpezas del paquidérmico partido colorado, en el que la billetera cartista es determinante, y la división de la dirigencia opositora, están pariendo hechos entretenidos que convocan la atención de adentro y de afuera de fronteras.
Por ejemplo, crecen los señalamientos, “algunos responsables y otros menos”, según el Doctor Rogelio Goiburú, de que en distintos sitios de los 400 mil kilómetros cuadrados que posee Paraguay, están apareciendo restos óseos “tres son cráneos humanos, pero aún no se puede afirmar que el resto todos sean de personas”, encontrados en  una de las muchas propiedades que, en sus 35 años de poder absoluto, acumuló el General  Stroessner, fallecido hace una década en su dorado exilio de Brasil, donde tenía fuertes inversiones financieras y sólidas amistades con los sectores fascistas.

Sus herederos de la inmensa fortuna mal habida, entre ellos nueras y nietos, aparentan estar más ocupados en la administración de las cuantiosas inversiones empresariales y bancarias, que en atender las mansiones que regó por todo el país el abuelo que, para ignominia nacional, es mantenido como el miembro número uno del partido de gobierno, cuya bandera el presidente Abdo Benítez la hace flamear junto a la nacional.
Sin mayor inversión de perspicacia, es deducible que si se efectuara una revisión de esas otras propiedades bien podrían aparecer otros restos óseos, comentó Goiburú, director de la Secretaría Memoria Histórica y Reparación, dependiente del Ministerio de Justicia, quien estima que “podrían pertenecer a opositores paraguayos o a militantes de izquierda de otros países, enterrados en Paraguay en una operación más del genocida Plan Cóndor, cuyos asesinos se intercambiaban prisioneros”.

Goiburú, cuyo padre, colega en medicina y también opositor a Stroessner, que figura entre los desaparecidos, se muestra impotente porque el Estado, por interés de aparentar preocupación por los crímenes de lesa humanidad, creó esa Secretaría, pero la tiene sin presupuesto para la investigación, a tal punto que realiza las búsquedas y excavaciones con un pequeño equipo que se traslada por sus propios medios, carente de las más elementales herramientas, y de vehículos y de viáticos. 
Otra preocupación que acompaña al profesional, que desde años recorre los sitios donde mayor represión existió entre 1954 y 1989, es que constantemente está recibiendo anuncios de que hay restos de personas en fosas comunes, incluyendo en comunidades indígenas, que hacen pensar que “podrían pertenecer a luchadores contra la tiranía, pero que no tenemos capacidad de atender y verificar in situ que hay de verdad en todo eso”. 

Extrema impunidad. Mario Abdo Benítez, hijo homónimo de quien fungió durante 25 años de secretario privado del tirano, se declara admirador de Stroessner “por sus muchas buenas obras”, abyecto gesto aplaudido por la más rancia camada de seguidores de quien fue activo miembro fundador del Plan Cóndor, ese emprendimiento criminal diseñado y comandado por Henry Kissinger, secretario de estado norteamericano, autor intelectual del tenebroso golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, que terminó con el gobierno democrático del socialista Salvador Allende, muerto en su sillón presidencial.

Contradicciones íntimas, el más visible heredero del llamado “tiranosaurio” (definición del escritor Roa Bastos), el nieto Alfredo Domínguez Stroessner, quien fue Senador y previamente trasmutó oficialmente sus apellidos y quedó registrado como Alfredo Stroessner Domínguez, en clara burla a la ciudadanía democrática, difundió una declaración de repulsa contra el mandatario, a quien consideraba un amigo de siempre, pero que ahora comprobaba que es un falso personaje y desleal, que ha traicionada su vieja amistad.  ¿Negociados cruzados?

La impunidad campea, pero los nuevos aires políticos que soplan en el país se podrían volver huracanes, conforme los devastadores incendios, que devoran los bosques, comenzaron quemando pastitos secos. Esa posibilidad crea mucho nerviosismo entre los círculos del poder, estatal y privado, tales la Unión Industrial o la Asociación Rural, pidiendo a gritos al gobierno y amenazando con cerrar las rutas con sus tractores y sus rutilantes cuatro por cuatro si el Ejército no pasa a controlar las calles.

¿No se estaría dando en Paraguay aquello de Numa, de “la Patria compañero, la vamos a encontrar, aunque se nos vuelva aguja en un pajar”?. Pueblo sobre para la búsqueda.
arguruco@gmail.com

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