Aquí, y en muchas partes del planeta, la política
institucionalizada dejó de ser una disciplina mínimamente respetable cuando se
transformó en negocio.
Los partidos se convirtieron en empresas de negocio, en
compañías por acciones que ejercen el negocio de la política.
Un negocio altamente rentable.
Entre las compañías por acciones del negocio político las
hay corporaciones y empresas grandes, medianas, pequeñas y micro.
Los consejos de accionistas de esas compañías son sus
órganos dirigentes conectados a fuentes de financiamientos: empresas, fortunas,
fondos, personas que invierten desde dentro y desde fuera de las estructuras
estatales y el sistema tradicional de partidos.
Entre este tipo de inversionistas sobresalen los políticos
enriquecidos en el ejercicio de variadas modalidades de corrupción.
Pero no solo.
También capitalistas privados de diversas dimensiones y
corporaciones transnacionales.
Presidentes y expresidentes enriquecidos, altos funcionarios
e instituciones con acceso a fondos públicos y patrimonios de la Nación.
Fundaciones y ongs creadas por Estados, corporaciones y
agencias internacionales.
Bancos de negocios y bancas de apuestas.
Narco-carteles y bandas practicantes de negocios ilícitos.
La inversión en la política como negocio se hace desde
precandidatos y candidatos ricos o a través de aquellos en el que los
híper-ricos invierten.
Entre los políticos ricos que invierten más y con más
facilidad, abundan aquellos que detectan importantes fortunas a partir de una
suma de prácticas delictivas.
Pasa igual con las grandes empresas privadas de aquí y del
exterior, mientras los carteles de las drogas han incorporado al negocio de la
política la denominada narco-política.
Las inversiones en política tienen una rápida tasa de
retorno y una alta tasa de ganancia. La inversión se recupera rápido y los
beneficios de inversionistas y testaferros son elevadísimos.
Es un negociazo con súper-ganancias.
Los fondos de inversión proceden del presupuesto nacional
vía asignación discriminada a favor de quienes más poder y riquezas mal habidas
concentran; y además, vía robo al Estado, a sus presupuestos y al patrimonio
público y natural del país y sus fuentes de créditos.
Pero no solo. Proceden también de los fondos de la
corrupción y narco-corrupción privados o privatizados, de los carteles de la
construcción, drogas, combustibles, negocio de salud y alimentos … que operan
con sus propios bancos de negocios electorales e invierten y lavan dinero en la
política tradicional y sus comicios.
El sufragio universal ha sido mercantilizado y convertido en
un importante mecanismo del negocio político, operando como mercado electoral.
Un mercado que a su vez no es libre, sino controlado por monopolios
y oligopolios políticos: esto es, por uno, dos o tres partidos-empresas;
dirigidos por políticos corruptos y empresarios, que como candidatos imponen la
conversión masiva de electores/as empobrecidos/as en clientes “borroneados” y/o
alienados desde instancias estatales y privadas metidas de lleno en ese
negocio; un negocio que genera poder económico y político, y principalía social
Los medios y redes privadas y estatales de comunicación
operan como grandes unidades de relaciones públicas de ese y otros negocios
políticos asesorados por expertos mercadólogos, firmas encuestadoras y
fabricantes de imágenes}; todos altamente cotizados, mientras más
inescrupulosos en mayor escala.
La seguridad o blindaje del negociazo la garantiza un
régimen de impunidad con bases constitucionales e instituciones a su servicio.
Los mecanismos de arbitrajes y supervisión de la competencia
mercantilizada son parciales y sus componentes parte de negocio.
¿Allá los/as que opten por hacerle el juego a tal
degradación y/o perversión político-institucional y empresarial, o por tratar
de pescar pequeñas y decorativas cuotas de honestidad que hacen las veces de
“golondrinas que no crean verano”?
¡Que le vaya lindo!
Yo prefiero promover la subversión callejera frente a este
sistema oprobioso, siempre desde una modalidad política institucionalmente
excluida, despreciada y estigmatizada por los portavoces y sustentadores de la
política como negocio y del lumpen capitalismo en boga. ¡Hasta que la
conciencia y organización colectiva que lo impugne logre producir un cambio
estructural profundo vía proceso constituyente soberano! (noticiassin.com //
4-09-19)
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