La nostálgica y neurasténica visión de: “volver hacer grande
los EE.UU.”, con la que Trump ha trazado las políticas de su gobierno, está
haciéndole pisar la realidad, pues intentar que la historia retroceda, o que
algo vuelva hacer lo que fue, es un esfuerzo estéril, pues es la implacable
inexorabilidad de la historia la que se encarga de enrostrar que la vuelta al
pasado es una paranoia; y por más que como se suele decir: “todo pasado fue
mejor”.
Y es que uno del hándicap de la campaña electoral con el que
Trump atrajo votos fue precisamente la conmovedora consigna de Hacer grande los
EE.UU.; y esa grandeza se debía alguna razón. Ese motivo fue por el que comenzó
visualizando a la migración como la casusa de la caída de esa grandeza, y ésa
fue la razón por la que anunció la construcción del muro en la frontera con
México para detener a quienes hoy ha considerado la causa de su caducidad.
Es así que, en relación a su política internacional, las
medidas que asumió drásticamente estuvieron hostilmente orientadas a
enfrentarse con Corea del Norte, llegando hacer presagiar que una contienda
nuclear era cuestión de apretar el botón más grande, si Corea no dejaba de ser
una amenaza dentro la carrera armamentística en la que los EE.UU., pretende
tener el garrote más grande o “the big stick”.
En relación a la situación de Venezuela, de igual forma
tenía todo ya preparado para invadirla, con el cipayo apoyo del Grupo de Lima,
y hasta de algunos militares venezolanos que vendieron su alma a los EE.UU.,
teniendo además 5000 marines esperando la orden en Panamá para entrar a paso de
parada a Venezuela. Pero fue; tanto la valentía del pueblo venezolano, como el
acuerdo de cooperación militar con Rusia, que la reacción de Trump fue exigir
que: “Rusia salga inmediatamente de Venezuela”, para que tenga el camino
despejado para entra con paso de parada. Claro que la conminatoria sólo mostró
que su patético papel es el de un matón de cuadra, a diferencia de lo hace poco
representaba que estar en sus “listas” de países terroristas o narcotraficantes
era poco menos que estar condenado al infierno.
Entre los últimos impasses que Trump ha tenido; ya no sólo
ha sido contra los gobiernos de otras naciones, sino que ha sido ya también
contra las empresas privadas como el gigante de telecomunicaciones Huawei, a quien
la ha mostrado como una amenaza; llegando incluso a advertir que estaría usando
sus dispositivos móviles para espiar a los ciudadanos norteamericanos al
servicio del gobierno de Xi Jinping, y que incluso ha sido motivo por el que
Trump ordenar el incremento de aranceles a los productos chinos como
represalia
Y el último incidente en el irasciblemente los EE.UU., ha
mostrado su beligerante vacación para Hacer Grande los EE.UU., ha sido contra
Irán, cuando hace poco más de una semana Trump admitió que dejó sin efecto su
orden de atacar Irán; “faltando 10 minutos”, pues el costo que supondría la
misma era de “150 muertos”.
Así que si se hace un recuento de cada uno de los resultados
de las medidas que Trump las convirtió en una razón de Estado para volver:
Hacer Grande los EE.UU., se constata las mismas se han estrellado con una
verdad que ha despertado el "sueño americano” de volver Hacer Grande
América a una realidad que ha hecho que sus delirios de grandeza su un buen
deseo.
Es en ese sentido que el Muro en la frontera con México
hasta el día de hoy se ha traducido para Trump en un buen deseo, después de la
agresividad con la que incluso intimó a que haría que México “pague” por éste.
Hoy con un presidente mexicano como AMLO, ha perdido fuerza la construcción del
muro como cuando los huracanes tocan tierra. Además, que, en los mismos EE.UU.,
no cuenta con el apoyo como el caso del alcalde de Nueva York.
Respecto a su reyerta con el líder norcoreano el desenlace
ha sido más desconcertante aún, por cuanto Trump lo ha tratado incluso como un
líder “honorable” durante una cena en su honor, y volcó la hoja de esa
ostensible ojeriza hacía él.
En cuanto a Venezuela, Trump poco menos ha optado por “orar”
y se tenga paciencia porque se solucione la situación pacíficamente, afirmando
que, si se tratara de Bolton, se solucionaría con un baño de sangre.
Lo propio ha sucedido con China con quien ha reculado
dejando sin efecto cualquier sanción. Con Teherán, por lo reciente del impasse
habrá que esperar que cambio de actitud tendrá Trump, como con la propia
empresa Huawei, que seguro se encaminará a restablecerla pacíficamente.
Vale decir que en todos los pasos que Trump ha tratado de
dar para Hacer grande otra vez los EE.UU., ha tenido que volver sobre sus pasos;
y en el único que no lo ha hecho hasta ahora es con Cuba, y no sé si lo vaya
hacer, porque con Cuba es una cuestión de Estado que no lo haga, por cuanto a
Cuba como al socialismo es a lo que le tiene terror, porque sabe Cuba no le
teme.
prudenprusiano@gmail.com
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