Por Jorge Antonio Hernández:
En nuestra América, que es la Patria Grande; la Pachamama y
la Abya Yala (Abia Yala como la llamaba la cultura Kuna) de todos sus pueblos,
ocurren toda suerte de eventos novedosos, aunque otros son lacerantes y
odiosos. Con la influencia directa de los Estados Unidos, se han estado
instalando gobiernos neoliberales y neofascistas, por relativo tiempo, me
atrevo a vaticinar, pues los hombres y las mujeres que habitan todo el
continente toman conciencia de que ellos son los protagonistas y tienen el
derecho de sus acciones en la vida política, social, cultural, económica, de
cada país que forman este bello continente.
Y cuando señalo que esos gobiernos estarán gobernando por
relativo tiempo es porque ya nuestros pueblos están llegando a la madurez para
empoderarse de lo que por años les han arrebatado, el de poder dirigir su
destino en todos los ámbitos, incluyendo el poder político. Solo basta observar
lo que está sucediendo en México con la Cuarta Transformación que está llevando
a cabo su actual presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Como pueden los amigos lectores apreciar, el camino se está
volviendo expedito para que se revierta el neoliberalismo que trajo Macri a
Argentina, con las secuelas de daños materiales, morales, daños a la economía,
a la salud, educación y otros ámbitos. Eso está por terminar, en este mismo
año, aunque a Argentina le costará mucho tiempo volver escalar la economía que
tenía antes del macrismo, entreguista y arrastrado al imperio hegemónico.
Brasil? Está por definirse el panorama político que, aún
lastrado por divisiones en los partidos y movimientos progresistas, los que
otrora llevaron a Lula y a Dilma al poder político y comenzaron una nueva era
de inclusión social para los más desposeídos. Pero no hay que ser muy avezado
en política para darnos cuenta de que este país tan enorme en su geografía, con
Bolsonaro en la presidencia, va a trillar el mismo camino que el de Macri de
Argentina y solo esa condición llevará a los brasileños, como está sucediendo
en el país hermano ya mencionado, a unificar criterios y buscar la alternativa
viable para reencausar a Brasil por el mismo sendero de gobiernos incluyentes
(Las causas de las pérdidas del poder en estos países, serán tratadas por este
escribidor en otra oportunidad).
Creo que la sola mención de estos tres grandes países del
Cono Sur y Centro América, basta para demostrar que a pesar de que el
neoliberalismo ha tomado fuerza en nuestra América y el Caribe, el Socialismo
del Siglo XXI, como lo llamó Chávez en su momento, con las características
propias de cada pueblo, va a seguir avanzando y enraizando en nuestras
culturas, principalmente porque tenemos ya ejemplos, podría decirse casi
definidos de países que se encaminan hacia ese porvenir de esperanza. Y es en
este contexto que entra el título de este artículo: Los Tres Mosqueteros de
nuestra América. ¿Quiénes son y qué papel juegan en el concierto de países que
han dado la clarinada hacia un porvenir mejor para los más desposeídos?
Comencemos hablando del legendario guerrillero de América
Central, el comandante Daniel Ortega Saavedra. Pero antes tenemos que rememorar
quienes fueron los fundadores del partido político que ha sustentado la
candidatura presidencial de Ortega. En 1961, un 19 de julio se funda el Frente
Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), inspirado en los ideales de Sandino,
con la consigna de derrocar el gobierno tiránico de los Somoza, instaurado en
1934 en Nicaragua y sus fundadores fueron: Carlos Fonseca Amador, nacido en
1936; Tomás Borge, nacido en 1930; entre otros líderes importantes.
Daniel Ortega llegó en 1979 desde Costa Rica para formar
parte de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, que se formó a la
huida del dictador Somoza, por la inminente derrota que le estaba infringiendo
el FSLN a ese oprobioso gobierno torturador. Fue presidente de Nicaragua hasta
1990, fecha en la cual volvió a gobernar la derecha producto de errores
acumulados por las fuerzas de izquierdas, comandadas por Saavedra y otros
dirigentes Sandinistas. Es en 2007, con un pueblo con mayor conciencia, que
éste se da cuenta de que esos errores eran menores que las calamidades que de
nuevo les impuso la derecha desalmada a todos los pobres, privándolos de los
logros que, en los años de gobierno del Sandinismo, habían logrado.
Nicaragua enderezó el camino producto de las reflexiones de
sus derrotas después de las exitosas batallas durante la guerrilla y hoy, a la
fecha que escribo estas líneas, Daniel Ortega es el presidente amado, aplaudido
y reclamado por los obreros, campesinos, amas de casas, etc. Quien estará en
ejercicio de sus funciones hasta el 2022. Su actuación, hasta ahora, está
apegada al plan de llevar a Nicaragua por los senderos de la paz, la
confraternidad, la armonía y el internacionalismo; de hacer de Nicaragua un país
más igualitario, incluyente y progresista, en el concierto de las naciones de
todo Centro América y más allá. Eso solo es posible por la capacidad de las
fuerzas revolucionarias de sustentarse en la sabiduría del pueblo y la humildad
de hacer los correctivos en los momentos oportunos cuando mentes de la
revolución desvían sus objetivos.
El segundo caso que nos atañe es el de Venezuela, cuya lucha
hacia el Socialismo, se inicia con aquella lapidaria frase del Comandante
Eterno, Hugo Chávez Frías, aquel 4 de febrero del 1992, cuando era apresado por
la intentona de golpe de Estado al gobierno corrupto y represor de Carlos
Andrés Pérez, entonces presidente de Venezuela; el de por ahora no fue posible.
Es, sin duda el campanazo para que el pueblo, que sabía en sus adentro y sentía
que necesitaba un cambio profundo en la forma y el método de gobernar,
entendiera, inmediatamente, que el líder prometido había ya resurgido de las
entrañas de esas mismas Fuerzas Armadas, que tres años antes, habían dejado una
estela de muertos de más de tres mil hijos del pueblo que reclamaban mejoras en
su situación económicas, agravadas por los apetitos de poder y dinero de una
burguesía rancia, que había abandonado el campo para dedicarse a vivir
parasitariamente de la renta petrolera.
Nicolás Maduro Moros, recibió el gobierno venezolano en un
momento muy difícil, situaciones que no tengo que enumerar porque todos las
conocemos y a partir de ese 2013 hasta hoy, las fuerzas sociales burguesas, no
solo de Venezuela, sino de Colombia; Brasil; Perú… y los imperios lidereados
por los EE. UU., han hecho lo indecible por sacar a ese digno presidente del
poder, con tal de volver a retornar sus privilegios y apropiarse de las
inmensas riquezas de ese hermoso país. No podrán por la razón de que ya es un
pueblo empoderado, con la suficiente madurez para soportar todos los embates de
los gobiernos genocidas.
Y como tercer tema de la trilogía que nos hemos propuesto
describir en estas líneas, está, como un alumno bien aventajado, por su
participación en movimientos sociales, como es el caso de los sindicatos
cocaleros donde desarrolló su lucha y a partir de la cual llegó al más alto
cargo de la nación boliviana; el camarada Evo Morales Ayma. Como en los demás
procesos que hemos descrito, la derecha, muy cavernaria, también está
continuamente, todos los días, desplegando sus recursos de mentiras, racismo
con la finalidad de deslegitimizar el gobierno que encabeza Evo, tanto el
actual, como el que presidirá por la voluntad de todos los bolivianos, a partir
de las próximas elecciones, mismas que esa derecha torpedea con toda su
irracionalidad y su desconocimiento de que los pueblos cuando se trazan un
rumbo, no hay fuerza que los detenga.
Haciendo memoria recordamos que en época como el 2003, los
gobiernos de los Estados Unidos, Francia e Israel les aconsejaban a sus
conciudadanos no visitar a Bolivia, por motivos como la inseguridad, la
violencia, advertencia que logró que consideraran al país que nos ocupa como el
Afganistán de América del Sur. Todo el cuadro que se configuraba para ese
entonces de una Bolivia en crisis, cambió radicalmente con la llegada al poder
de ese carismático e indiscutible líder de masas, Evo Morales quien emprendió
un proceso de nacionalizaciones de empresas importantes como las de
hidrocarburos, las de electricidad y otras no menos importantes; la reforma y
proclamación de una nueva Constitución Política del Estado, lo mismo que el
adoptar el modelo económico social productivo y con todas esas reformas, logró
bajar el desempleo a su mínimo histórico y crecimientos que han superado el 5%
del PIB, más la redistribución de la riqueza nacional.
Todo ello y más ha llevado a Bolivia, con Evo a la cabeza, a
pasar de un país con casi el 70% de pobreza, a encabezar los países de nuestra
América con mayor crecimiento, con seguridad, con ética, sin corrupción,
situación positiva que ha revalorizado a ese hermano país, apreciado hoy por
todo el concierto de países del mundo.
Estos gobiernos que he referido en una pincelada muy
apretada son los que han decidido de manera firme hacer los cambios oportunos
de lo que Marx llamaba la super estructura, fina tela que mantenía unida la
sociedad en los estamentos que le daban sostén a la burguesía, que, aunque
minoría siempre, detentaba el poder a sus anchas. Los cambios que se van
introduciendo, tanto en el ámbito material como los subjetivos, darán como
consecuencia final, hoy, mañana o pasado y dentro de las características de
cada país, un salto a lo que conocemos como el Socialismo del Siglo XXI. El
Socialismo de Evo; el de Chávez y Maduro y el de Daniel Ortega.
No hay forma ya de abandonar ese sendero de prosperidad, de
felicidad para pueblos oprimidos por siglos. No hay vuelta atrás y cada uno,
con su esquema, será ejemplo vivo, real de lo que es vivir en una sociedad donde
en el centro de ésta lo que prima es el ser humano y no el dinero como es la
sociedad capitalista.
jorgehernandez4508@gmail.com
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