Por Rodolfo O. Gianfelici:
Desde Washington, como desde sus funcionales herramientas de
la comunicación occidental se difunde que EEUU quiere desplazar a Nicolás
Maduro de la presidencia venezolana, en defensa de la “libertad” y la
“democracia”.Es verdad que cada vez menos personas creen en el mundo, dicho
discurso. Pero bien vale tener presente ciertos hechos, para comprender que la
lucha es ideológica y comercial; y todo está concatenado, relacionado.
Comencemos por decir que Venezuela posee las mayores
reservas petroleras del mundo. Lo que de por sí, es un sitio tentador para
cualquier poder dominante mundial.
El tema es que –además de lo precitado-, en su momento, la
petrolera estatal venezolana Pdvsa se transformó por décadas, en una de las
principales proveedoras de crudo a la mayor potencia mundial. Llegando a enviar
hasta medio millón de barriles diarios, arribado por barcos. Inclusive a
finales de la década de 1990 hubo picos de envíos diarios de 2 millones de barriles.
Hoy, en pleno mes de junio de 2019 no ingresa ni un solo
barril de petróleo venezolano a suelo estadounidense. Se trata de una decisión
del presidente Donald Trump, anunciada en enero del mismo año. La medida busca
desfinanciar y asfixiar económica y financieramente al gobierno de Maduro.
Entre enero y mayo de 2019 se emitieron autorizaciones
temporales, para poder cumplir con necesidades estadounidenses, que fueron
disminuyendo progresivamente.
El principal comprador del petróleo venezolano era Citgo,
una firma subsidiaria de Pdvsa. Firma que poseía 8 refinerías y miles de
estaciones de servicio propias; con lo cual, Venezuela cerraba perfectamente su
negocio, al poder vender el crudo, convertirlo en combustibles, y vendérselo a
los estadounidenses desde sus propias estaciones de servicio en ese país.
Era una estrategia de internacionalización de Pdvsa, para
garantizarse la entrada de su petróleo crudo en el mercado de EEUU.
Los otros dos grandes compradores del crudo eran Valero
Energy, y la reconocida multinacional Chevron. Hasta el momento en que se
efectuaban normalmente las ventas (2018), Pdvsa enviaba el crudo a las
refinerías situadas en la Costa del Golfo de México (en un 98%).
En esa zona geográfica (dependiente de EEUU) existe un
conjunto de refinerías adaptadas a procesar el petróleo venezolano (un crudo
pesado, viscoso, y con alto contenido de azufre).
Esta decisión de impedir que ingrese el crudo de Venezuela a
EEUU obliga a las empresas a sustituir de proveedor. “Alguien” debe reemplazar
el crudo venezolano, y debe ser un producto de similares características. De lo
contrario, las refinerías deberían realizar costosas inversiones para adaptarse
(a otro crudo más liviano). De allí que las refinerías han comenzado a
proveerse de un crudo de similares características.
De esta forma, han ocupado el espacio que le quitó Trump a
Pdvsa, multinacionales con crudo proveniente de: Canadá, México, Arabia Saudí,
Colombia, Ecuador, Brasil e Irak. También han efectuado algunas provisiones,
firmas de Rusia, Kazajistán y el Reino Unido.
Esta decisión del gobierno estadounidense también ha
significado un duro golpe para Citgo (perteneciente a Pdvsa), que debe
abastecerse de crudo no-venezolano. Vale agregar que con el respaldo de las
autoridades de EEUU y el Pentágono, la firma Citgo, ha sido asaltada y
'apropiada' por los golpistas de Juan Guaidó (que inclusive fraguaron la salida
de 70 millones de dólares para "ayuda humanitaria", que fue a parar
a.… los bolsillos de los propios golpistas).
Así, se comprende que más que una lucha por la “libertad” y
la “democracia”, lo que defiende EEUU es que sus multinacionales, y las
multinacionales de sus países amigos, aliados y socios, realicen los mejores
negocios. Esa es la “libertad de mercado” que defienden los autoproclamados
“libertadores” ...
Santa Fe Argentina
gianfelici1@yahoo.it
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