Por Manuel Humberto Restrepo Domínguez:
Reiteradamente el poder hegemónico de Colombia hace tres
tipos de peligrosos anuncios difusos: Contra la construcción de paz y el apoyo
y respeto constitucional a los mecanismos de justicia determinada como un bien
común de la sociedad basada en la verdad respecto a un proceso de guerra que
termino por acuerdo político (JEP, Comisión de la Verdad, Unidad de Búsqueda);
contra personas particulares, a quienes define a título personal como enemigos
del estado y; contra el reconocimiento a los actores políticos que hicieron
parte de una antigua guerra ya cerrada.
La conclusión es que el poder ha perdido la prudencia, la
paciencia y la cordura propias de los estadistas, que ética y legalmente están
obligados a guardar respeto y protección a los derechos y libertades de sus
pobladores y a orientar con inteligencia. Con su actuar empieza a ser percibido
como el mayor riesgo para la democracia y la política realizada entre adversarios
y en medio de diferencias.
El gobierno está asumiendo la condición de actor político y
social único, aparece intolerante y vengativo, acucioso y tenebroso emitiendo
frases de amenaza y condenas contra quien objete, cuestione o se resista a actuar
como él lo pide. Los medios de comunicación, hacen el eco, ese comportamiento
les resulta rentable y útil para promover el imaginario de que el gobierno fue
vencedor de la guerra pasada y es portador del derecho a poner las reglas de un
nuevo pacto social, sin objeciones, solo que, sin ética, ni política, ni
democracia. Hay que repetirlo: nadie
gano la guerra, tres generaciones de colombianos y colombianas la perdieron,
recibieron en sus cuerpos y sus mentes el horror, perdieron sus sueños, su
poesía y capacidad para pensar por cuenta propia en colectivo y de imaginar
mundos sin odio y bajo ningún pretexto pueden ser llamados a perpetuar la
tragedia, ni a tomar partido por la destrucción de la justicia, la verdad y las
libertades y derechos ya ganados.
La agenda de la vida colectiva del país, está siendo
manipulada con pasiones que alteran la inteligencia y someten la racionalidad a
impulsos que implantan censuras,
injerencias indebidas, estigmas y acoso político, y sobre todo que
caldean los ánimos de una sociedad inconforme con la desigualdad, la exclusión
y los atropellos de todo tipo, para hacerla víctima de las palabras y gestos
del gobierno y del partido de gobierno, que sabe fragmentar, disociar y
desmontar a su antojo la percepción de tranquilidad y apaciguamiento y
entronizar la intolerancia excitándola con rumores y mensajes que claman por
eliminar a sus contrarios, lapidar a sus críticos, quemar en la hoguera a los
herejes y ampliar la confusión que polariza e impide vivir en paz, con dignidad.
Reaparecen como si se tratara de comics, historias y hechos
que parecían superados y al final de cada día queda la sensación de que el país
está metido en un gran experimento, donde todos los tiempos se juntan en una
sola tragedia guiada por un movimiento pendular que va de lo bueno a lo malo o
de la razón o la pasión, según lo diga e impulse el gobierno. O el país perdió
el sentido y recuperarlo pronto será imposible o pasa por otro momento de
terror aun invisible y temporal. Son reiterados los hechos de censura, tortura,
barbarie, falsedad y temeridad del poder y aunque la gente se muestra enterada
e inconforme toma distancia como si todo le fuera extraño y parece dispuesta a
creer que es mejor vivir sin adversarios y que si los hubiera para ellos el destino
les traerá cosas terribles, inevitables.
Nadie que vea noticias, lea periódicos o consulte redes es
ajeno a entender que Colombia es el país donde más asesinan y persiguen a
defensores de derechos y líderes sociales por pensar por cuenta propia y
defender ideas y derechos de sus comunidades, pero esta vergüenza parece estar
siendo aprovechada como una oportunidad para el gobierno, que lleva cuentas y
hace silencio.
Es frecuente en esta confusión, que sean los mismos
corresponsables del sinsentido y de la guerra, maestros de la corrupción y del
cinismo, quienes momentáneamente hagan llamados a defender a los niños,
olvidando que de su seno salen los grandes despojadores de garantías a sus
derechos, se han quedado con los presupuestos de la salud y las vacunas, robado
el dinero de sus alimentos y llevado a la guerra que los volvió víctimas y
victimarios, los dejó huérfanos, expuestos a la explotación laboral o los sacó
de la escuela y de los sistemas de salud y bienestar y quedaron a merced del
abuso y exposición al delito ante los ojos de todos, en semáforos, calles,
basureros, alcantarillas.
El corazón de la vida social que son los vínculos sociales y
la confianza creada entre solidaridades está roto. Lo rompió la intolerancia
impulsada por el poder hegemónico, que se niega a permitirle a Colombia toda
vivir en paz, con derechos y sentido de justicia. Los avaros desfinancian y
saquean los sistemas públicos movidos por su apetito de acumulación y sus redes
de corrupción y siguen ahí como si nada; las instituciones de seguridad
permanecen convertidas en máquinas de terror; se producen torturas contra
jóvenes reclutados a la fuerza en el servicio militar y sus superiores
defienden que es entrenamiento y a las ejecuciones extrajudiciales las deben
llamar entretenimiento; se censura la libertad de expresión y los censuradores
siguen ahí como si nada; el gobierno es aplaudido por arremeter con furia
contra las voces que cuestionen sus cifras; los ministros en coro descreditan a
la ONU, Human Rigths y a países enteros y celebran su hazaña.
El estado es conminado por el mundo a respetar el derecho a
la vida de líderes sociales y excombatientes cobijados por el pacto de paz y el
gobierno calla; los generales cuestionados por haber conquistado medallas y
soles a costa de ríos de sangre, son ascendidos y premiados; el partido de
gobierno lanza diatribas de odio y no argumentos racionales y medio país parece
estar de pie aplaudiendo. Sin embargo y a pesar del 10% de población en
esquizofrenia (U. Rosario, 2019) todavía nada este perdido del todo, salvo la
paciencia del gobierno que cayó en la intolerancia y empuja hacia el vació con
el péndulo del sin sentido y el miedo.
mrestrepo33@hotmail.com
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