En el mundo actual se puede decir, que son muy pocos los
gobiernos que hoy saben que van a hacer a la mañana siguiente. Los propios
complejos empresariales multinacionales que en pugna gobiernan el mundo
preguntados por una perspectiva a mediano y largo plazo su respuesta sin dudas
que estaría también llena de interrogantes e incertidumbres.
Eso tiene una lógica: las grandes decisiones hoy se toman a
un nivel empresarial que está muy por encima del nivel decisorio de los
Estados. El margen para ello está dentro del agostamiento de la tasa general de
ganancia del modo de producción capitalista.
Tal vez el único lugar del mundo donde está incertidumbre
podría postergarse es en el que tiende a ser el centro actual del capitalismo
en el mundo: China y su entorno. Pero aún así nada podría cambiar el panorama
complicado que presenta el pensar en la mañana siguiente como decía el líder
del Frente Amplio de Uruguay el inolvidable General Liber Seregni.
En el Uruguay se ha emprendido el camino de una inversión
que es la mayor en su historia para la construcción de una nueva planta de
celulosa y una línea de ferrocarril (restableciendo en las mejores condiciones
actuales la que existía muy precariamente). Ante ello el abogado Hoenir Sarthou
ha iniciado una demanda de inconstitucionalidad.
El planteo de Sarthou es jurídico, y tiene escaso respaldo
político. El propio Dr. Sarthou no tiene una propuesta alternativa para
realizar por otros medios lo que pretende el gobierno, que es mover la economía
y dar un respiro a la crítica situación económica que comienza a vivir con sus
efectos esta parte del planeta.
No es nuestro propósito entrar en lo estrictamente jurídico,
aunque llegado el caso también tendremos que hacerlo, al menos en el terreno
filosófico del problema, aunque no en lo estrictamente técnico, terreno en el
que no estamos preparados. Si en el político donde el propio gobierno y su
fuerza política están renuentes a agarrar el toro por las guampas. Donde
prácticamente la mayoría de las fuerzas políticas renuncian a pronunciarse, o
lo hacen a través de agentes secundarios, como lamentablemente está ocurriendo
con el llamado movimiento “un solo Uruguay”, que de no denunciar el costo
financiero de las inversiones rurales ha pasado a cuestionar las inversiones en
otros sectores de la economía.
Las izquierdas nacionalistas tienen en el mundo cada vez
menos margen, y de ello no hay la debida consciencia. Es más, se hace un culto
a los esfuerzos nacionales, a los que sin duda hay que prestar atención a la
vez que advertir los exiguos de los márgenes que tienen los desarrollos
nacionales en una competencia desigual y despareja con los espacios económicos
que hoy tienen en la realidad del mundo los complejos empresariales
multinacionales incluso a pesar de la intensa pugna que se da entre ellos.
Un ejemplo es Argentina, el gobierno Macri ha llegado a
donde inexorablemente iba a llegar a una situación cada vez más dramática de la
economía de ese país y sin ninguna perspectiva de cambio dentro de la actual
conducción, lo que ha concitado la preocupación de la dirección del Fondo
Monetario Internacional que teme fundadamente en un contagio internacional del
recrudecimiento de la crisis.
La Dra. Cristina Fernández, quién había sido momentáneamente
la gran derrotada, en condiciones de ser procesada por una justicia que actúa
con los mismos criterios políticos (podría decirse que con prácticas muy
alejadas de la moral de la gente) que la que condenó a Lula y forma parte
–también la justicia- de las mismas prácticas de corrupción de la que no
supieron o no pudieron diferenciarse estos gobernantes y que parece ser una de
las fallas más comunes en este ejercicio de gobernar: ha sorprendido, o no?,
proponiendo para Argentina una protección del desarrollo industrial al estilo
Trump. Planteo realizado en la presentación de su libro: “Sinceramente”.
Sabemos que a Bolsonaro le preocupa un triunfo del peronismo
–lo ha dicho-, a nosotros también nos preocupa pero por una razón
diametralmente opuesta. Nos preocupa porque sería un nuevo intento de desarrollar
una política acorde a las necesidades de la gente destinada al fracaso, si es
que el peronismo no procesa con el conjunto de la sociedad argentina el debate
político que hoy no se está dando, de cara a una crisis que abarca a todo el
sistema en el mundo.
No es solo llegar al gobierno, es elevar la vida de la gente
a un nivel de dignidad, que el peronismo ha intentado dar aún siendo partícipe
de la corrupción capitalista y en combates contra los llamados fondos buitres
como el que dio en su momento el economista Axel Kicillof. Ahora no hay un
proyecto político que lo pueda hacer, porque además se auto imponen los límites
nacionales de hacer política, que solo pareció quebrar Mujica en su
intervención en la ONU en setiembre del 2013, que luego abandonó.
Para el Uruguay la nueva planta de celulosa de UPM es un
respiro económico, en un panorama político donde los llamados partidos
tradicionales no solo que prácticamente no les interesa ganar el ejecutivo del
gobierno, sino que además de no tener otra política, su objetivo es el de tener
la mayor cantidad de cargos a nivel parlamentario y de contralor.
Si no fuera así y hubiera un cambio en la conducción
política del poder ejecutivo, aparte de arremeter contra el nivel de vida de la
gente como han hecho Macri y Bolsonaro no tendrían la menor idea de que hacer
como ocurre hoy también con estos mismos actores de los países vecinos.
No es lo mismo que nos preguntemos nosotros: ¿después qué? a
que se lo pregunten en China al amparo de la economía de esa zona del mundo.
Sin embargo y a pesar de nuestra cultura estatista, cualquier respuesta que
pretenda dar una respuesta coherente necesita ser analiza hoy en el espacio
económico que abarca todo el planeta.
A su vez nada de esto anula la necesidad de que, en cada
región, en cada empresa, en cada Estado, se administre correctamente dando
combate a las prácticas de corrupción y desarrollando los protocolos que
amparen a la sociedad frente a estas debilidades de los seres humanos que el
propio sistema predominante en su decadencia ha ido estimulando.
sipagola@adinet.com.uy
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