Por Eduardo Andrade Bone:
A pesar de toda la campaña mediática y de la satanización de
China, de parte de los Estados Unidos y las mafias de las grandes corporaciones
de este país, lo cierto, es que la economía China sigue siendo una de las más
prosperas a escala global y ya diversos medios de prensa a través de sus
secciones económicas, califican al país asiático como la primera economía
mundial, superando a Estados Unidos y la Unión Europea.
China se destaca entre otra cosa, por desplegar en diversas
áreas, una serie de acuerdos comerciales (negocios) bilaterales con los más
diversos países del globo terráqueo, contribuyendo al desarrollo de los países
e incidiendo en la reducción del desempleo. Es la preocupación central del
gigante asiático, el que además toma distancia de los conflictos geopolíticos
promovidos por Estados Unidos y algunos de sus aliados más serviles de la Unión
Europea y otros lugares del mundo.
Mientras Estados Unidos alienta los conflictos bélicos,
impulsa la carrera armamentística, estrena y financia mercenarios y
terroristas, instaura golpes de estado (Sudan) establece sanciones a los países
que no se someten a sus dictados y busca desestabilizar democracias como la
venezolana, China continua de forma gradual ocupando un lugar cada vez más
relevante en el impulso de la economía mundial.
Lo cierto es que la economía china a pesar de todas las
defenestraciones de los Estados Unidos, supera las expectativas y crece un 6,4%
en el primer trimestre, informo el Buró Nacional de Estadísticas (BNE). Lo que
refleja que se mantiene el ritmo de crecimiento del último trimestre de 2018 y
se superan las previsiones de la mayoría de los analistas del sistema
capitalista, que apuntaban a un crecimiento del 6,3% de la ya primera y mayor
economía mundial. Mientras que la economía estadounidense y de acuerdo con
informaciones de marzo del presente año, esta comienza a ralentizar y solo
crece a un 2,6% anual, con más reflujos que flujos.
En el caso de China, los últimos indicadores expresan un
repunte de la producción industrial, la modernización del sistema agropecuario
y una inversión de gasto en infraestructura, además de un mejoramiento
cualitativo de los productos que proceden del país asiático. En concreto, el
crecimiento de la economía china entre enero y marzo refleja un buen resultado
producto de las acertadas medidas de estímulo aplicadas por Pekín, cuyo importe
ronda los 4 billones de yuanes (528.000 millones de euros). El crecimiento
económico también se vio disparado por la relajación de la política monetaria
del Banco Popular de China, así como por el alivio de las tensiones comerciales
entre China y Estados Unidos.
Como estaba establecido, el sector servicios fue el que más
avance registró en este periodo, con un 7% (un 0,6% más). La industria avanzó
un 6,1% y la agricultura un 2,7%. La BNE también destacó el crecimiento del
consumo, que registró una contribución del 65,1% al crecimiento de la economía
en los tres primeros meses del año.
Asimismo, se hicieron públicos otros datos, como las ventas
minoristas, que aumentaron en China un 8,3% en el primer trimestre del año, o
la producción industrial, que se incrementó un 6,5%.
El Gobierno chino estableció una meta de entre el 6 y el
6,5% como objetivo de crecimiento económico para el presente año en el que
Pekín dio a conocer fuertes inversiones en infraestructuras entre otras
políticas de estímulo para apoyar un mayor crecimiento, reducir las barreras a
la financiación y garantizar una mayor liquidez.
De allí que el país asiático superó las expectativas de 2018
pese al pesimismo que rodeaba a una coyuntura económica marcada por la
desaceleración económica mundial proveniente de Estados Unidos y Europa, la guerra
comercial comenzada por EE. UU. y otros factores internos como la demanda
doméstica, factores clave del modelo económico sugerido por Pekín.
A la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), uno de los símbolos del capitalismo a escala global, le
preocupa que el ciudadano de a pie solo pague un 1% de impuestos a la renta.
Mientras que los que perciben ingresos altos y que trabajan en empresas
privadas deben tributar por encima del 20%. En concreto, sólo las personas que
ganan 14,5 veces el salario medio nacional en las empresas públicas y 23,5 en
las firmas privadas son los que están sujetos al tipo impositivo más elevado,
cuestión que es correcta e incluso debiera ser más alta, para que se note, que
la torta se está repartiendo de manera más justa, pero que a los señores
capitalista le cuesta aceptar. Lo cierto es que las previsiones de la OCDE eran
menores y ahora se encuentran anonadados y sorprendidos ante los repuntes de la
economía China.
Lo cierto es que la economía del país asiático y su proceso
de crecimiento gradual, está al servicio del Estado, del país y sus ciudadanos,
mientras que en el sistema capitalista mundial la riqueza obtenida solo la
disfruta el 3% de la población de cada país. China en su camino económico silencioso,
en el lapso de 30 años, ha sido capaz de sacar a 400 millones de sus habitantes
de la pobreza y hoy la misma prensa al servicio del sistema habla ya, de la
aparición de estratos socioeconómicos medios. Mientras que el sistema
capitalista mundial, en 300 años de existencia, ha sido incapaz de derrotar la
pobreza, el desempleo, el subdesarrollo y las grandes desigualdades sociales
que hoy afloran con fuerza en muchos de estos países, desde Suecia hasta Haití.
Cabe destacar que el gigante asiático ha estado desplegando
estímulos que le permitan asegurar un crecimiento en el rango de 6% y 6,5%,
meta trazada por las autoridades del país. Los más recientes fueron los
recortes de aranceles que entraron en vigor el pasado 9 de abril, dirigidos a
una serie de productos como artículos deportivos, textiles, aparatos
electrónicos y bicicletas, con el objetivo de impulsar tanto las importaciones
como el consumo interno.
De allí, que ya no es raro que muchos países comienzan
procesos de acercamiento con el país asiáticos y poder arribar a acuerdos
comerciales bilaterales, ante el enorme mercado que significa China y sus más
de 1300 millones de habitantes. Lo que también hace más relevante el papel que
juega China en los BRICS, cuestión que genera confianza, como países
prometedores en el futuro inmediato de la economía global.
Finalmente, nadie puede desconocer que lo alcanzado en
materia económica por China, transformándose ya en la primera economía global
más estable, obedece a la acertada dirección del Partido Comunista chino y que
también ha tenido una incidencia de vital importancia, en el mejoramiento
gradual de las condiciones de vida del pueblo chino.
Analista Político
aindoamericanap@gmail.com
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