Por Eduardo Contreras:
Para los sectores más desinformados de la opinión pública,
local o extranjera, Chile sería un país democrático, una nación que tras
soportar una de las más terribles dictaduras y más allá de las naturales
diferencias ideológicas, avanzaría hoy por los caminos de la legalidad y la
democracia. Es la visión que los sectores más reaccionarios – y desde luego los
actuales gobernantes - intentan que sea asumida por la mayoría dentro y fuera
de nuestro país.
A la par, esos mismos sectores, empeñados hoy en agredir al
gobierno constitucional de Venezuela que encabeza el presidente Nicolás Maduro,
se permiten hablar de “libertad, democracia y derechos humanos” en
circunstancias que son los mismos que formaron parte o apoyaron la dictadura de
Pinochet o al menos pactaron con ella. Mienten a sabiendas, pero qué diablos,
no les queda otra porque actúan conforme al libreto de la CIA, el Pentágono y
la Casa Blanca.
Son los mismos que cuando se habla de estos temas no pierden
ocasión para agredir a Cuba, la “dictadura”, como llaman al primer país
socialista del continente.
Pero, ¿cuál es la realidad concreta?
Desde luego recordemos que un país que considere que vive una
verdadera Democracia supone la conformación de un Estado con la definición de
sus órganos y sus respectivas funciones y responsabilidades, así como normas
que garanticen la efectiva participación del pueblo en la gestión pública y los
derechos y deberes de las ciudadanas y ciudadanos así como las atribuciones y
obligaciones del Estado para con los ciudadanos.
Al mismo tiempo han de estar fijadas las obligaciones y
atribuciones de los funcionarios públicos y de las autoridades sean éstas
judiciales, parlamentarias o del gobierno central, del mismo modo que ha de
contarse con normas claras y sustantivas respecto de la propiedad de los medios
de producción y la organización y funcionamiento de la Economía en función de
beneficiar a las ciudadanas y ciudadanos. Desde luego y en primer término ha de
garantizarse Educación, Salud, Vivienda, Trabajo, Previsión, para todos.
Además, ha de establecerse la obligación de las autoridades
de elección popular de rendir cuenta periódica de su desempeño a sus electores
y debe consignarse la facultad de éstos para remover a sus representantes
conforme las causales que se establezca en las normas jurídicas superiores.
Todo lo cual dice relación obviamente con la Ley superior
del Estado que es su Constitución Política. Ella es quien define la naturaleza
democrática, o no, de la sociedad concreta de que se trate. Y llega entonces el
momento de mirarnos y de mirar hacia Cuba, sobre todo en estos días en que el
país caribeño ha vivido de nuevo una jornada histórica.
En efecto el pueblo revolucionario cubano acaba de darnos
ahora recién, el 24 de febrero, una muestra más del profundo sentido
democrático de su proceso revolucionario y de su grandeza humana. Ese día
alrededor de 7 millones de cubanos llegaron a las urnas, custodiadas por niños
escolares, pioneros, y no por militares como en Chile y votaron para aprobar su
Nueva Constitución Cubana.
Decimos “nueva” puesto que la primera Constitución Política
de Cuba tras su Revolución de 1959 fue
la aprobada el 24 de enero de 1976, tras un largo proceso de debates. Barrio
por barrio, sindicato por sindicato, escuela por escuela, universidad por universidad,
en cada centro de trabajo, en cada hogar, millones de cubanas y cubanos
discutieron durante muchos meses, artículo por artículo la propuesta de texto
constitucional.
Exiliado en Cuba, trabajando en el ámbito del Derecho,
tuvimos el privilegio de participar en ese proceso democrático ejemplar
integrando un equipo de juristas latinoamericanos que desde la Dirección
Jurídica del Ministerio de Justicia, asesoramos el desarrollo del proceso,
junto a mis colegas chilenos Héctor Behm, Alejandro Pérez y Emilio Contardo.
Somos pues testigos directos de la seriedad y fuerza con la que se discutió,
del carácter profundamente democrático de ese proceso, del debate real,
artículo por artículo, y de la amplia participación del pueblo.
La Nueva Constitución de hoy pone al país a tono con la
nueva realidad nacional e internacional, especialmente en el terreno de los
fenómenos económicos y temas como la propiedad privada y propiedad colectiva.
El voto favorable de casi 7 millones de cubanas y cubanos es una expresión concreta
del nivel de participación y de adhesión al proceso de establecimiento de las
reglas superiores que norman a la sociedad cubana de hoy.
Mientras en Chile seguimos con la antidemocrática
Constitución de Pinochet, elaborada a puertas cerradas por un pequeño grupo de
funcionarios de la cruel dictadura, el pueblo cubano acaba de darnos otra
lección de democracia real y la inmensa mayoría de los votantes, bordeando los
7 millones de personas, ratificaron la voluntad de avanzar por los caminos del
Socialismo, considerando al mismo tiempo la realidad concreta que les
corresponde vivir. El proceso de discusión en la base se inició en agosto del
pasado año y durante ese tiempo el pueblo introdujo sus observaciones y cambios
a la propuesta original. En breve se cumplirá los trámites establecidos y se
procederá a la publicación del texto que desde entonces regirá la vida de
cubanas y cubanos
En nuestro país en cambio no hay indicios de retomar el
camino de discusión abierta y masiva de cara al cambio constitucional iniciado
en el segundo gobierno de la presidenta Bachelet
A todo lo dicho debe agregarse que Cuba es el país con mejor
salud de toda la América Latina y que supera los niveles del propio EEUU. El
más reciente Informe Bloomberg establece que entre 169 naciones del mundo Cuba
ocupa el puesto número 30 del ranking de países con la mejor salud pública. En
tanto que EEUU se ubicó 5 lugares más abajo con el número 35. Subrayemos que
entre las variables de esta medición se considera nada menos que la esperanza
de vida. Y debe recordarse además que Cuba ocupa también primeros lugares en
materia de Salud y Educación Públicas, así como en desarrollo científico y
técnico.
Entonces, a la luz de la realidad concreta, ¿alguien podría
sostener que en Chile hay más democracia que en Cuba? La verdad es que la
Democracia real, gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, es la que
existe en Cuba. A la sociedad chilena le falta muchísimo por alcanzar niveles
objetivamente democráticos, tanto más cuanto que vivimos bajo el gobierno de un
personaje que no respeta las normas jurídicas como acaba de demostrar
reconociendo presidentes y embajadoras inexistentes legalmente, falseando
crisis humanitarias y, en fin, atropellando claras disposiciones del Derecho
Nacional e Internacional.
eduardocontreras2@gmail.com
Es dificil engender por qué el minero, el pescador, el profesor, los estudiantes permiten ser baratas de un imperio podrido como USA y alimentar con basura la oligarquía traidora y ladrona qu gobierna desgobernada uestro país. ambien es dificil entender que aceptemos ser un hoyo en el patio rasero del imperio yanqui-sionista. Faltan líderes que hablen pedagógicamente de Libertad de verdad o todos fueron asesinados y exiliados? Hay un mañana para Chile es cosa de unirnos en torno de un Programa Nacional Revolucionario y Humanita.
ResponderEliminarEstimado, para no decirte otra cosa. Las revoluciones han sido, son y serán, por siempre, un rotundo fracaso. Y en cuanto al mal llamado imperio norteamericanmo, como les encanta vivir en USA, y disfrutar de sus libertades económicas.
EliminarSi tan buena es la Revolucion Cubana, porque la mayoria de los que han huido, prefieren lanzarse a las fauces de los tiburones que soportar la desgracia castrocomunista. Por cierto, hecharle la culpa al bloque de USA, por la desgracia cubana, es sinónimo de ignorancia. Tengan presente, que la otrora URSS, hoy a Dios gracias extinta, ayudaba a los chulos Castro economicamente. Que se lo hayan robado, es otra cosa.
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