Por Rolando Prudencio Briancon:
En Venezuela la disputa entre las fuerzas: opositoras y
chavistas; no sólo se da a nivel de acciones concretas. Vale decir a la disputa
en las calles, la acción directa, las movilizaciones, sino que también esta
disputa se da en la superestructura -en términos marxistas- en las pulsiones
revolucionarias y contrarrevolucionarias que expresan el nivel de
ideologización que han alcanzado ambas tendencias. Vale decir, la
determinación, la decisión de defender sus creencias y convicciones; sin
importar a veces: cuán redituable puede ser ya en el plano material lo que se
obtenga, sino cuán intactos puede estar lo ideales que inspiran a actuar.
Ésta es una de las razones por las que muchos no se explican
por qué hasta el día de hoy Nicolás Maduro no cae. Y la verdad es que más allá
de la solvencia con la que su gobierno venezolano ha neutralizado las
diferentes intentonas -cuando para la opinión pública conservadora ya tenía los
días contados- por sacarlo de Miraflores no han prosperado; lo que también ha
impedido que eso suceda, es por el grado y nivel de politización con la que el
chavismo ha manejado todo intento desestabilizador. Es más, se me viene a la
memoria el golpe del 2002, cuando el ex comandante Chávez fue derrocado; en
menos de 48 horas fue restituido por la fuerza del pueblo chavista, que de las
barriadas pobres de Caracas salió a poner el pecho ante los golpistas, y
restituyeron a Chávez al palacio de Miraflores.
Lo mismo ha sucedido el pasado viernes 23 de febrero, cuando
se montó todo un escenario; muy bien mediáticamente montado con el concierto
“Live Aid Venezuela”, que sirvió para ganarse simpatía de la opinión pública
internacional, con un sensiblero señuelo de la “Ayuda Humanitaria”; pero que ni
así sirvió; ni para lograr el objetivo de meter la “ayuda”, ni tampoco para
convencer de la existencia de la crisis humanitaria. Ciertamente que más que
crisis es una “Guerra Económica”, y de la que los venezolanos; más allá de las
simpatías o no con el gobierno no cayó en el engaño.
Lo que hoy está atravesando Venezuela con lo apagones de
luz, no son sino la continuación de una guerra librada; ésta vez en el frente
de la provisión de los servicios públicos, como es el de la energía eléctrica,
que tiende a generar un caos y descontento por un servicio tan elemental, pero
que hasta ahora parece que el apagón del fin de semana vaya apagar el ímpetu de
los venezolanos; no de defender a Maduro, sino que apaguen la luz, la lama de
los venezolanos de no dejar que los EE.UU., se apropien de su petróleo,
sembrando para los hijos de Bolívar “muerte y miseria, en nombre de la
libertad”
prudenprusiano@gmail.com
GRACIAS Prudencio agradecida
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