sábado, 19 de enero de 2019

El sentido común: Un camino hacia el orden y la identidad como fuente para el cambio integral


Por Mario Sierra: 
El sentido común es la explicación del hombre a la problemática diaria que encierra el entorno social, por más sencillos que sean los hechos, dando cabida al pensamiento crítico en el intercambio de juicios con los demás. El sentido común nos va llevando a descubrir las formas equivocadas como nos gobiernan, y las formas como debemos asumir ese gobierno, y las formas erróneas del comportar de una sociedad ultrajada, que permanece impávida, exhorta en el miedo.


La experiencia sirve para llegar a conclusiones lo más asertivas posibles en todos los campos que el tejido social le tiende al hombre con una visión de conjunto en razón a que priman o se hace referencia a conductas, creencias, ideologías o a ciertos componentes institucionales. El conocimiento supone la experiencia para servir, haciendo del servicio una forma de gobierno de vida. Descender en el sentido común comprende conceptos para llegar a juicios, a criticas justas donde el pensamiento libre aflora para exponerse en común o ideológicamente.

Para atender el sentido común el hombre no estará sometido a postulados, a actuar por presión, sino haciendo uso de su razón, comprendiendo lo que es debido, lo que es correcto, para actuar en concordancia. Los actos de ingobernabilidad, de cinismo administrativo, de carencia de ética y moral, son un sentido común convertidos en enemigos de la comunidad, que envenena la democracia, la paz, el desarrollo, las ideologías revolucionarias y la gestión de los derechos sociales. Sentido común es la presión que tantos tenemos para impedir el ultraje a la dignidad generada por las elites gobernantes y aquellos poderes sociales cuyo único objetivo es cerrar la brecha a la verdad., al orden y a la política verdadera según los cánones de los padres de este ordenamiento social.

El sentido común es común a todos, pues todos hacemos parte de los procesos sociales y no es un principio rígido pues avanza según avanzan los procesos comunitarios y así, se convierte en un compromiso social que convoca a cambios políticos, culturales. Sociales, ideológicas y de creencias. El sentido común nos convoca a todos, pues en ese comportar estamos en proceso de decisiones para superar prejuicios y así lograr el bien común, sostén de los hogares, del país, de la sociedad.

Un rasgo humano en el encuentro con el mundo contemporáneo, es el espíritu de la libertad cuando nos enfrentamos al sentido común. Pensar con sentido común, implica afrontar el devenir social, implica enfrentar juicios de lo bueno y lo malo, implica el desafío de pensar contra todo prejuicio, contra los problemas vigentes, con el sentido de verdad que desenmascare las dominaciones y el advenimiento de actos de aquellos que buscan usurpar los principios humanos. Conlleva, además, el sentido común, ejercer controles sociales y políticos contra quienes cuestionen la capacidad de pensar, de juzgar, de denunciar y de enfrentar a los que imponen desviaciones a los principios solidarios y de expresión comunitaria, como todo acoso humano e institucional a lo eco animal y al ejercicio de la producción dañina de elementos que van en contra de la vida.

Dícese que el sentido común conlleva siempre la génesis del humanismo, fundamental para dar sentido a los hechos del hombre y a su sentido de ser. Acción social, política, espiritualidad, sin sentido común es perder la capacidad de sentir. Dícese también que el sentido común permite que tengamos mucha capacidad de acción que nos lleva a cometer errores y a aprender de ellos. De allí que los animales pueden llegar a tener más sentido común, pues no piensan tanto, pues se rigen por instintos sentimientos llenos de amor, El sentido común señala con la coherencia debida que se debe ser humilde, despojándonos de toda arrogancia, tener mente abierta a la práctica del deber. Ser uno mismo.

El estado hace uso del sentido común para hacer de la enfermedad un negocio, del proceso de paz un laberinto para impulsar unas veces y otras para ocultar dadivas y crear confusión, de la impunidad para ocultar acciones indebidas. El sentido común debe avanzar con ímpetu para hacernos ver la depravación de gobiernos, jueces, instituciones y personas que, con sus actos repulsivos, descomponen. El Pensar libre despierta el impulso donde surge la revolución integral, la conciencia y la rebeldía crítica, para no dejarnos imponer el sentido común de quienes violan los derechos, de los que imponen sus caprichos, dejando a la intemperie a aquellos hermanos nuestros que deambulan cual espíritus errantes, con el alma muerta, buscando horizontes a veces perdidos.

Los paros son usados como medio para desaforar indulgencias y ser fuente para imputar a los movimientos sociales, cuna de desórdenes... y así muchos manejos para sostener una política de Ingobernabilidad- Cuando el sentido común explora el presente, no debe olvidar el pasado, pues ese pasado es fuente de ideas, de herencias de costumbres que ha dado vida al presente. El sentido común es fuente de interpretaciones que nos conduce a pensar que estamos para construir nueva sociedad. Nuevo hombre, nuevo país. Este sentido, forma personalidad humanista, alimenta las bases fundamentales para actuar en la vida pública, ejerciendo los derechos adquiridos, pero en esencia generando conductas de vida con la verdad como principio.

Hoy, vivimos un sentido común débil, maleable, fácil de deformarse pues le falta la fuerza de un espíritu rebelde que no se deje vencer por los hechos, ni se deje convencer por retóricos discursos o dogmas confusos. Por el contrario, se exige un sentido común reflexivo que contrarreste los distintos poderes que manipulan la conciencia. Se requiere de un sentido común que imprima carácter a la gestión social y política, siguiendo el pensamiento de ULRICH BECK que nos dice que cuando el orden mundial se desmorona, la persona empieza a pensar....

En nuestro país y digamos que, en el mundo entero, el sentido común se ha perdido cuando los hombres quieren actuar como dioses. Cuando se ha mezclado derechos humanos con corrupción, el sentido común no entiende que es el respeto, que es la ética, que es el cumplimiento de las leyes. El estado no funciona, no cumple sus funciones y todos los organismos públicos y privados han confundido el sentido de los valores. El sentido común se ha reemplazado, siendo sustituido por los espejismos que crea la sociedad de consumo, y la democracia se aviene mediante una dictadura de capitales, perdiendo el país el norte de sus compromisos sociales y las elites de los partidos viven una gran tramoya electorera, viendo cómo se reparten el botín político y la conciencia del hombre.

El sentido común se expresa oral o por escrito como una reflexión serena que emana de quienes experimentan la vida que se abre a un mundo en busca de respuestas para el correcto actuar, que de otra parte es todo un proceso histórico de liberación de pensamientos dentro de una pléyade de convulsiones sociales. Existen pues distintos escenarios para determinar el sentido común. En cuanto a lo religioso, por ejemplo, el sentido común hace relación a experiencias para mirar la concepción del mundo y la existencia de Dios. Los fundamentos religiosos apuntan para el sentido común, como la visión del ser humano sobre la creación que llevan al bien y al mal para dar respuestas sobre la violencia. Los combates que libramos, el sentido común nos prevé, haciéndonos ver que tantitos enemigos externos, se encuentran en el interior del hombre. Allí, reposan el odio, la indiferencia, la ambición, el poder incontrolable y despiadado que desemboca en la opresión y en toda clase de acosos, como manipular y engañar cuando de votar se trata.

El hombre por si, maneja una voluntad débil, una voluntad acomodada. Al poner en ejercicio el sentido común en todos los actos, este debe asumirse como un juicio, una reflexión, como una construcción social acorde a los tiempos y a la dinámica de los espacios, acorde al acontecer social que inspire siempre un sentido de rebelión, esto es, de personalidad, de identidad, de pensamiento libre. El sentido común, se sitúa en una dinámica profunda que estructure los hechos sociales, políticos, religiosos, donde la interpretación descorra los velos de la experiencia para fungir la denuncia que formule actos de libertad, ideas que vayan contra lo indigno, para así vivir con ética libertaria, con existencia armónica y con el sentido universalista de lo justo. Cuantas veces el sentido común carece de principios llevando a crear mascaras que nos impide ver la realidad.

Sentido común es el devenir de cada persona que quiere indagar, cuestionar, y fundamentar los procesos del día a día que estructura una sociedad llevándolo a un plano reflexivo. El sentido común permite a la razón decidir con el debido carácter- Así se vencen los prejuicios, se llega a la reconciliación cuando ha lugar, encontrando las precisas respuestas para una adecuada decisión.

No podemos dejar imponernos el sentido común de los que nos quieren imponer sus ideologías, de los que destruyen las formas de vida, agobiando la naturaleza, intoxicándola, permitiendo destruir los páramos y las tierras productivas para construir emporios fabriles donde se comercialicen los recursos naturales en detrimento del país. No podemos aceptar el sentido común de unos desadaptados políticos y elites dominantes que van en contra del desarrollo de los capitales sociales. Tenemos que impedir que el sentido común canallesco despliegue sus banderas para rechazar los principios humanistas. Hacer frente de lucha contra el sentido común de los irracionales, es la vía para instaurar el sentido común de los rebeldes, de los de pensamiento liberador, que sepan decidir, discerniendo con espíritu de roca que no se deja pulverizar por falsas profecías.

El hombre necesita la fuerza mental, física y espiritual para que estas fuerzas den al sentido común los medios para actuar.  Además de la percepción que tiene el sentido común, el sentido actúa cual vasos comunicantes de la sociedad donde evolucionan opiniones y expresiones que se reciben del exterior, expresiones en su mayoría distantes de un contenido social armónico, pues está lleno de hostilidades, sociales y políticas que desconocen el orden vital. De esta manera es que surge el sentido común canalla, contrario al sentido común sensato y justo que todos anhelamos practicar. Sentido sensato que ensalza la esencia humana con la capacidad de romper las cadenas que nos imponen. Sentir la vida es algo más de lo aquí reflexionado. Implica darnos como dice alguien, y ese algo es el altruismo practico, que no es otra cosa que hacer más de lo que podemos para transformar el mundo, actuando con ética y con civismo político, social, ecológico y espiritual, sin egoísmos, haciendo el bien, pregonándolo como lo hizo el gran maestro Jesús, que dijo con su sentido divino y humano lleno de amor y servicio…. Vayan por el mundo y hagan el   bien...

marsblawyer@gmail.com

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