Por Sergio Ortiz:
Israel otra vez agrede a los palestinos en Gaza
Otra vez bombardeos e incursiones militares de Israel
encendiendo la mecha de la violencia y muertes en Gaza. Otra vez la justa
respuesta defensiva de los palestinos.
Como en cada una de las acciones que se vienen sucediendo en
Gaza desde 2007, los hechos cantan que el agresor es Israel. Sin embargo, los
medios de incomunicación simpatizantes del sionismo reiteraron sus coberturas
bien sesgadas: los palestinos fueron los “terroristas” y agresores que por
propia iniciativa arrojaron 300 misiles contra poblados israelitas.
Tanta falsedad abruma. Las cosas no sucedieron de ese modo,
pero gran parte del público será intoxicado con aquellas informaciones falsas y
creerá que son verdades.
El domingo 11 de noviembre a la noche una fuerza israelí penetró
más de 3 kilómetros en la Franja de Gaza, para secuestrar o bien asesinar a Nur
Baraka, un comandante de las brigadas Ezzedin al Qasam, brazo militar del
Movimiento de Resistencia Islámica, Hamas.
El comando invasor asesinó a ese líder, pero los milicianos
los repelieron y los criminales debieron retroceder, con cobertura de fuego
aéreo de la Fuerza de “Defensa” israelí (FDI). Murieron 7 palestinos y un
teniente coronel israelí (presentado por los medios como un “soldado”).
A raíz de esa agresión armada y esas muertes, Hamas decidió
arrojar unos cuantos cohetes no precisamente misiles de última generación o
“inteligentes”. Varios fueron neutralizados por el “Escudo de Hierro” israelí,
pero otros cayeron en algunas ciudades y uno impactó en un ómnibus. Hubo un
muerto en una vivienda, paradojalmente un residente de origen palestino, otra
mujer herida de gravedad y un soldado en estado crítico.
Nadie debería alegrarse de ese saldo de los cohetes de
Hamas, pero a condición de condenar primero como origen de la violencia al
operativo invasor en Gaza.
Como siempre, el lado palestino puso la mayor parte de la
sangre. Los bombardeos israelitas causaron tres muertos y decenas de heridos,
destruyendo viviendas, edificios, un hotel, la sede de Al Aqsa TV y otros sitios.
La prensa adicta al sionismo aseguró que eran cuevas del “terrorismo”,
justificando así la destrucción y muerte. Las tropas del jefe del Estado Mayor
del Ejército, general Gadi Eisenkot, en cambio, son unos santos…
Estos enfrentamientos, entre una parte agresora que ataca y
otra agredida que se defiende, han puesto a la región en máxima tensión. Hubo
una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, que de palabra pidió frenar la
violencia y negociar una tregua, pero que en los hechos no logra ni puede
articular una solución más duradera por una doble razón. Una: la ONU está gaga,
decrépita y necesita refundarse sobre nuevas bases, sin el poder de veto de las
potencias. Otra: el poder del neonazi Trump y su sociedad con el gabinete
también neonazi Netanyahu.
Por ahora se han tomado un respiro los abrumadores
bombardeos contra Gaza y los módicos proyectiles sobre Sderot y otras ciudades
del sur israelí. Hasta la próxima vez.
Cuarta guerra
La batalla iniciada el 11 de noviembre es parte de lo que
vendría a ser la cuarta guerra en Gaza. Se inició el 30 de marzo pasado con la
movilización de los palestinos hacia la frontera de la Franja, en la “Gran
Marcha del Retorno”. Ese viernes y los siguientes los manifestantes fueron
baleados sin consideración por los israelitas. Sólo el 14 de mayo pasado esas
tropas asesinaron a 60 personas de ese modo. Era gente desarmada que pedía
volver a sus tierras, de donde fueron desalojados o debieron huir por la
ocupación de Israel que fundaba su estado en mayo de 1948.
Desde marzo hasta el 13 de noviembre fueron asesinados en
Gaza 231 palestinos, entre ellos mujeres y niños. En cambio del lado israelí
sólo murió un soldado. Mejor ilustración sobre quién es el agresor y quién el
agredido, imposible. Otro elemento básico completa la comparación: todos los
muertos estaban en la castigada Franja de Gaza, de apenas 362 kilómetros
cuadrados donde viven hacinados 2 millones de personas.
De esa población el 45 por ciento no tiene trabajo, índice
que se eleva al 70 por ciento en los jóvenes; está bloqueada por tierra y mar
por Israel desde 2007, cuando Hamas asumió el gobierno tras ganar las
elecciones el año anterior. El bloqueo israelí determina que hay electricidad
sólo cuatro horas al día. La contaminación ambiental es tal que la ONU estima
que en 2020 será una zona inhabitable.
Hubo allí tres guerras lanzadas por Israel. La primera fue
“Operación Plomo Fundido”, entre diciembre de 2008 y enero de 2009. La segunda
“Pilar Defensivo” en noviembre de 2012. La tercera y más letal “Margen Protector”,
entre julio y agosto de 2014, cuando fueron asesinados 2.310 palestinos y
heridos 10.600.
Se teme que la actual agresión desemboque plenamente en la
cuarta guerra, aunque en Egipto siguen negociando el gobierno del presidente
Abdelfatá al Sisi y el enviado de la ONU, el búlgaro Nickolay Mladenov.
Hamas no actuó con intransigencia. En octubre del año
pasado, en esas negociaciones en El Cairo, aceptó retirarse de las fronteras de
Gaza y entregar la administración civil de la Franja a la Autoridad Nacional
Palestina de Mahmud Abbas. Cumplió con lo primero en tiempo y forma, y se
aprestaba a concretar lo segundo, cuando sobrevino la nueva agresión.
Netanyahu no habría podido hacer lo que hizo en soledad.
Gozó de la gran ayuda de su socio mayor en la Casa Blanca, quien recortó 200
millones de dólares de programas sociales en Palestina y mudó su embajada a
Jerusalén el 14 de mayo. ¡Ese día los palestinos sufrieron 60 muertos!
La desprestigiada ONU va a hacer poco y nada. Mejor es la
solidaridad de los pueblos y de las personas, como Roger Waters en Buenos Aires
alentando la campaña del BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones). El rockero
hizo flor de pogo a favor de Palestina en las narices de Mauricio Macri, el
socio menor de Trump y Netanyahu.
ortizserg@gmail.com
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