Por Tony López R :
En mi artículo titulado Colombia: ¿Santos Operador político contra Venezuela o Jefe del Estado
colombiano?. Publicado en marzo del
2018, expresé: “Es evidente que el
presidente Santos Calderón y su estrategia es la de acallar sus graves
problemas internos y atizar la confrontación interna en su vecino país, en
función de crear las condiciones que permitan la intervención “humanitaria“, de
una coalición militar apoyada por la
OEA, derrocar al gobierno legítimamente constituido de Nicolás Maduro y establecer
el gobierno “democrático” al servicio de los Estados Unidos”.
Con el gobierno de Iván Duque nada ha cambiado respecto a
Venezuela y podría decirse que, aún peor, es el nivel de subordinación a Estado
Unidos con respecto a su política exterior,
especialmente contra Venezuela,
es sin dudarlo una política
errada, injerencista y desenfrenada.
El presidente Duque se declara contrario a una acción
militar contra Venezuela, sin embargo su embajador en Washington Francisco
Santos Calderón y su canciller Carlos Holmes Trujillo, han declarado
abiertamente que están a favor de una intervención militar humanitaria. De lo
que se deduce que hay un doble discurso
o que hay contradicciones en el seno del
gobierno colombiano y el oficialista
partido Centro Democrático, en la política a seguir contra Venezuela. Sobre las
contradicciones entre el presidente Duque y Álvaro Uribe Vélez se comentan en círculos políticos cercanos al
Centro Democrático, Duque quiere tener toda la libertad y apoyo en determinadas
políticas y al parecer no son del agrado de Uribe y también Duque quiere, aparentemente, tomar distancia de la
sórdida y del horroroso pasado de la familia Uribe.
No es a Colombia a quien le conviene una guerra contra
Venezuela, la situación política, económica y social del actual Gobierno es débil y el descontento
es generalizado, lo que se ha agudizado con las medidas y leyes propuestas por
el actual ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, que afectan muy seriamente a la población más pobre, a la clase media y favorece a los sectores más
ricos del país y sobre todo a las grandes transnacionales.
El conflicto armado
interno, a pesar de la desmovilización
de las FARC-EP, se mantiene y fortalece,
entre otras razones, porque según publicó la semana pasada el diario New York
Time, el 40 por ciento de los desmovilizados, unos 2600 ex guerrilleros de las FARC, sintiéndose
traicionados por el gobierno de Juan Manuel
Santos y por el actual gobierno de Duque, han tomado otras vez las armas y se han incorporado a las insurrectas guerrillas
de las FARC-EP que no aceptaron los Acuerdos de Paz, por considerarlos
contrarios a las históricas posiciones revolucionarias de Manuel Marulanda y
Jacobo Arena. Mientras que el Ejército
de Liberación Nacional (ELN) se mantiene
intacto y sus estructuras se han
fortalecido, no solo en el campo
militar, también en el movimiento político y
social.
Hay un hecho importante que no se puede dejar de mencionar,
el llamado Grupo de Lima conformado por Luis Almagro, Secretario General de la
OEA, con el avieso fin de promover y
apoyar una resolución contra Venezuela
en la Cumbre de las Américas, que tenía
como fin respaldar una intervención militar humanitaria tuvo un rotundo fracaso, de nada bastó las
presiones del vicepresidente Mike Pence a algunos de los Presidentes y Jefes de Gobierno asistente a dicha
Cumbre, que no formaban parte del Grupo de Lima, estos se negaron a plegarse a
dicha propuesta.
El Grupo de Lima ha
continuado desarrollando una fuerte
campaña mediática y mentirosa contra el gobierno bolivariano, pero
oponiéndose a la opción militar, tal es así, que respondiendo a las
declaraciones intervencionistas de Luis Almagro en Cúcuta, Colombia, la pasada semana hicieron pública una fuerte
declaración contraria a una acción militar contra el gobierno de Nicolás
Maduro. De los 14 países miembros del
Grupo de Lima, solo 11 suscribieron dicha declaración, sospechosamente Colombia
se opuso y no la firmó.
Obviamente es una
conducta muy sospechosa, porque con los más de
2000 kilómetros que comparte de frontera con Venezuela, el Gobierno
neogranadino debía ser el más interesado en oponerse a una acción armada en el vecino país y más si se plantea
el uso de su territorio para tales e ilegales propósitos.
La intervención militar “humanitaria” contra el Gobierno
Bolivariano está presente en la agenda del actual presidente de los Estados Unidos, eso no debe
dudarlo nadie, de lo contrario, Estados Unidos no hubiera invertido y continúa invirtiendo
millones de dólares en financiar a la oposición interna y a sus
aliados colombianos, que desarrollaron acciones militares y
paramilitares en territorio venezolano, ofrecieron entrenamiento, apoyo
logístico y participación en las guarimbas,
acciones de las cuales no son ajenos
los gobiernos de los presidentes
Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos Calderón.
En ocasión de iniciarse el pasado martes 25 de
septiembre la 73 Asamblea General de la
Naciones Unidas en New York, la inmensa mayoría de Jefes de Estados y Gobiernos, hablaron la mayor parte de su discurso a favor de la paz, en la
lucha por erradicar el hambre y el tema climático. El presidente estadounidense Donald Trump se tomó varios minutos no solo para acusar a
Cuba de ser la patrocinadora de Venezuela y de un socialismo fracasado, sino
para señalar que el Socialismo ha llevado a Venezuela a la bancarrota, al
sufrimiento y corrupción. No mencionó
que los problemas de Venezuela son provocados por la brutal guerra silenciosa y
económica que Estado Unidos le ha declarado al Gobierno Bolivariano, al
aplicar sanciones unilaterales
que violan el derecho internacional y el de la Organización
Mundial del Comercio, política que dijo que continuará aplicando.
Hay que decir que a
esa política se ha sumado la Unión
Europea y unos cuantos países de América Latina, entre ellos México, Brasil, Argentina, Chile, Perú entre
otros. Los Presidentes de estos tres
últimos países hablaron más ante la Asamblea General de la ONU del tema
Venezolano que de los asuntos globales y de los graves problemas que enfrenta
la región y que ellos enfrentan en sus respectivos países. Mauricio Macri se
atrevió a decir que Argentina acusará a Nicolás Maduro en la Corte Penal
Internacional por la crisis humanitaria,
como sí él en su país tuviera a su
pueblo viviendo en la abundancia.
Macri ha creado una grave crisis
humanitaria al entregar el país al FMI;
existen serias violaciones de los
derechos humanos al no poder aclarar el asesinato de Santiago Maldonado por
agentes del estado; mantener en
prisión a la luchadora indigenista
Milagros Salas, igual que al joven
dirigente de la organización Quebracho, Fernando Esteche, quien lleva
más de 8 meses preso sin ninguna prueba de lo que se le acusa, al parecer ser de izquierda en Argentina es
un delito.
Mientras que de igual modo, con absoluto descaro, se
pronunciaron apoyando a Trump los
presidentes de Chile y Perú, el primero Sebastián Piñera, vinculado al
pinochetismo y a promover y apoyar la
impunidad de los criminales de la guerra
sucia de la dictadura y enemigo del pueblo Mapuche y el peruano Víctor
Viscarra, presidente de facto en
medio del caos, sin cumplir el llamado a elecciones como se comprometió y en
medio de un mar de lodo e impudicia corrupta.
Todos ellos usaron
esta tribuna internacional con fines de sembrar la misma matriz mediática de
desprestigiar e ilegitimar al gobierno bolivariano en ese escenario, pero el
discurso del presidente Nicolás Maduro y la contundencia de su exposición
desarmó los reclamos injerencistas de
los judas que tenemos en América del Sur.
Luego del también injerencista discurso del presidente Iván
Duque sobre Venezuela, se conoció que el
Comando General de las Fuerzas Militares de Colombia, ordenó acuartelar a todas
sus unidades, pero también se supo, por RCN y el portal Las2orillas, que fueron llamados a servicio a 2600
reservistas; mientras Rusia Tudey publicó que el gobierno de Duque invirtió
1000 millones en armamento de los cuales 667 millones para modernizar la Fuerza Aérea y defensa
Antiaérea, inversión denunciada por la presidenta de la Unión Patriótica Aida
Avella y el senador Iván Cepeda, señalando que mientras no hay dinero para
darle tierra y apoyo a los campesinos se invierte en la maquinaria militar,
contradictorio con el sentir del pueblo colombiano que clama por la paz y el
cumplimiento de los Acuerdos con las FARC-EP.
Por otra parte el vicepresidente de Estados Unidos Mike
Pence, quien ha estado monitoreando el cumplimiento del Plan Maestro, diseñado
y dirigido por el Comando Sur, para
intervenir en Venezuela, declaró el pasado 27 de septiembre que por órdenes del
presidente Maduro las Fuerzas Militares Venezolanas se habían desplegado en la
frontera con Colombia. Es obvio que
Pence tiene toda la intencionalidad de tensar las fuerzas de ambas naciones y
es en ese escenario donde puede producirse alguna provocación de elementos
paramilitares colombianos que operan en la frontera, cuyo papel en este plan es
servir de carnada y provocar el
enfrentamiento de ambas FF.MM.
Es cierto y público que se produjo, desde hace algún tiempo,
el despliegue de la llamada Operación Estratégica Defensiva, acción militar absolutamente defensiva en la lucha contra los delitos
fronterizos e impedir cualquier acción provocadora, la mención de Pence sobre
esta legitima decisión del Gobierno bolivariano es una forma más de colocar a
Venezuela como un país provocador, cuando es a la inversa, las provocaciones
contra los gobiernos de Chávez y Maduro desde Colombia han sido conocidos y
públicos por la opinión nacional e internacional desde hace muchos años.
Por otra parte resulta sorprendente que en medio de esta
situación, el Consejo de los Derechos Humanos de la Organización de Naciones
Unidas, apruebe una resolución en la cual insta a Venezuela a
“pemitir la entrada de ayuda humanitaria”, esa fórmula diplomática para
encubrir la intervención militar y provocar el derrocamiento del Gobierno
legítimamente constituido de Nicolás Maduro. ¿Será que la ONU se prestara a
promover y apoyar una intervención
militar “humanitaria” en Venezuela?
Octubre crónica de una intervención militar anunciada no es
porque recibí el mensaje de una
pitonisa, es que el escenario arriba descrito está al parecer, en una fase decisiva para las fuerzas intervencionistas, lideradas
por Estados Unidos y sus aliados que pueden provocar un grave conflicto armado,
no solo en Venezuela, también Colombia recibirá severos golpes militares como
lo anunció el diputado bolivariano Pedro Carreño, un ataque a Venezuela le deja
el camino libre para responder militarmente al territorio desde donde se le
ataca. ¿Estarán Colombia, Argentina, Brasil, Paraguay, Chile y Ecuador en condiciones de enfrentar a sus
pueblos frente a un hecho tan sumamente grave?.
Las fuerzas progresistas, democráticas, revolucionarias de
la región deben denunciar públicamente al mundo la demencial
política intervencionista del presidente de Estados Unidos y de sus aliados y llamarle la atención de que una acción como
esa tendría un alto costo político, económico y militar para el que se sume a
esa aventura, mas cuando esta política se realiza sobre la base de una gran
farsa que han venido construyendo desde el Comando Sur a través del llamado
Plan Maestro y cuyo fin es apoderarse de las grandes riquezas
minero-energéticas venezolanas.
Periodista, Politólogo y Analista Internacional.
jorgarcia726@gmail.com
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