Por Ernesto Wong Maestre:
La avalancha de acuerdos bilaterales firmados por el
Gobierno Bolivariano durante la visita de alto nivel presidida por el líder de
la revolución chavista y Presidente Constitucional, Nicolás Maduro, a la
República Popular China, recién finalizada, contribuirán estratégicamente a
elevar el nivel del potencial de Venezuela y también de China, de ahí que ambos
gobiernos, actores populares y fuerzas empresariales de una y otra nación se
hayan manifestado con entusiasmo e interés por los alcances de las
negociaciones y sus resultados. Esos acuerdos tuvieron como fundamentos
filosóficos tanto el Pensamiento Chavista como el Espíritu de Shanghai y como
referentes principales el desarrollo integral y sostenible de ambos países y la
mayor prosperidad para sus pueblos. De su relevancia y sentido tratan las
siguientes ideas. .
Como bien reconocen los estudiosos de la potencia y poder de
una Nación, desde el alemán Hans Morgenthau (1) o el francés Raymond Aron (2)
hasta el venezolano Víctor Maldonado Michelena (3) o el cubano Roberto González
(4), el potencial de un país está dado por el conjunto de recursos materiales e
inmateriales, capacidades intersubjetivas, competencias subjetivas y
tecnologías en sus diversas magnitudes, desde las nanotecnologías hasta las
macrotecnologías que pudieran emplearse en momentos determinados para alcanzar
fines de política exterior o para la defensa de su soberanía, independencia y
libertad, mientras que se le llama poder al uso concreto de ese potencial en
las estrategias y operaciones tácticas para ir logrando objetivos ante las
amenazas, conflictos u oportunidades, tanto para fortalecer el potencial,
condición clave de la estabilidad política, como para apoyar a un aliado. O
incluso, solidarizarse con un pueblo necesitado, como solo lo hacen los
gobiernos enfocados al socialismo.
Acuerdos, potencial, poder y estructuras
Varias obras de los autores antes mencionados dan cuenta
detallada de los “factores” que definen el potencial de una Nación. No es
necesario mencionarlos aquí pero si recordar que no deben concebirse o
estudiarse fragmentados sino en un amplio haz de relaciones como totalidad
dialéctica y por ello, relaciones con diversos niveles de significación entre
ellas, algunas “duras” y otras “blandas”, como bien recuerdan De la Garza y
Leyva (5). Basados en esos factores, es posible comprender que los 472
proyectos bilaterales en ejecución, más
los 28 acuerdos anunciados que fueron firmados durante la visita de Maduro a
China junto al equipo liderado por Xi Jinping tienen un caleidoscopio de
significados, tanto para el Plan de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad
(RCP) echado a andar en el pasado agosto por el gobierno de la República
Bolivariana de Venezuela como para el ya exitoso gran proyecto de la Franja y
la Ruta ideado y puesto en marcha desde hace más de un lustro por la República
Popular China en alianza con más de cincuenta países de Asia, Eurasia, Europa,
África y más recientemente con América Latina y El Caribe, en lo que Cuba y
Venezuela tienen significados particulares.
Los acuerdos potencian y los proyectos derivados de los
planes dan poder al mismo tiempo que se ejecutan con el poder acumulado de los
Estados, que al realizarlos se alcanza mayor potencia y también se incrementa
el poder para continuar transformando las sociedades. Todo ello proporciona el
sentido histórico y último de toda esa acción bilateral: sentar las bases
firmes hacia el desarrollo integral de las dos naciones y con ello alcanzar la
mayor suma de felicidad y seguridad social para ambos pueblos y la mayor suma
de estabilidad política para las Naciones.
Venezuela desarrolla el proyecto de transformaciones
sociales que más atracción popular global ha tenido en los últimos quince años
complementado con una política exterior dirigida a integrar a los pueblos
mediante los proyectos ALBA-TCP conformado por Cuba, Bolivia, Nicaragua,
Ecuador, Dominica, Antigua y Barbudas, San Vicente y Granadinas, Granada, San
Cristóbal y Nieves y como invitados Surinam, Irán, Siria, Rusia, India, Malasia
y Vietnam. Venezuela se solidariza y comparte con ellos la riqueza petrolera
que posee a través de Petrocaribe, calculada como una de las más grandes del
mundo, y se apresta a desarrollar integralmente la minería al poseer grandes
reservas de oro, coltán, bauxita, caliza, diamantes, carbón, hierro, fosfatos,
dolomita, manganeso y muchos otros minerales estratégicos o de amplio uso
tradicional. Y en toda la labor que realiza o planea está presente el principio
de la democracia participativa y protagónica del pueblo y la decisiva unidad
cívico-militar, con su expresión concreta en la praxis diaria del país. La
visión del Socialismo Bolivariano que anima el proyecto social se va
transformando y enriqueciendo, en la misma medida en que se va desarrollando en
la praxis según las particularidades de Venezuela, y ello despeja mejor el
camino hacia una mayor integración con el gigante asiático.
China, por su parte, ya disputa con EE.UU la primera plaza
mundial como potencia económico, financiera y tecnológica, mostrando -a
diferencia del imperio- una alta capacidad de sacar anualmente a millones de personas
de la pobreza y también de crearles condiciones sostenibles para que disfruten
de buenos salarios, eficiente infraestructura comunicacional y de servicios, y
cantidades diversas de productos de primera necesidad, para el hogar e incluso
suntuarios mediante una integración, cada vez mayor de todas sus regiones y
estas con el mundo a través de la histórica Ruta de la Seda. Coches eléctricos
ya son producidos y exportados en proporciones similares a otras superpotencias
desde Nanjin a varias capitales y ciudades de Asia, Europa y Medio Oriente, con
la participación de empresas mixtas formadas con grandes corporaciones
emergentes (stars up), las cuales se expanden por el extenso territorio de más
de 9 millones y medio de km². En China están creciendo aceleradamente las
inversiones en investigación y desarrollo (I&D) para situarla dentro de
pocos años en el primer lugar mundial y ya ha desplazado a varias potencias en
la escala de generadoras de tecnologías. Ningún analista deja de reconocer que
nuevos emporios tecnológicos y zonas económicas especiales con grandes urbes
están surgiendo aceleradamente desde Shanghai hasta Urumchi y desde Guangchi
hasta Jilin. Por ello, China se ubica en la cima de los llamados mercados de
exportación e-commerce.
Recientemente el destacado analista ruso orientalista,
Alexei Maslov, abogó por crear grandes corporaciones globales mixtas de
productos o servicios para competir en el mercado mundial, constituidas por los
ocho países de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), conformada por
China, Rusia, India, Pakistán, Kasajistan, Tiyikistán, Kirguistán, Uzbekistán y
con observadores como Bielorrusia,
Afganistán, Irán y Mongolia, así como otros cinco aspirantes a
integrarla. Todo ello hizo que el canciller chino, Wang Yi, reconociera que el Espíritu de Shanghai es
"la razón fundamental por la que la OCS puede seguir creciendo". Pero
la propuesta de Maslov tiene su asidero, entre otras condiciones concretas, en
que hace solo un año China y Reino Unido inauguraron el primer tren de carga
que conecta directamente ambos países y en 18 días recorre 12.000 kilómetros
con cargas en ambos sentidos y de varios de los países por donde transita y se aprestan a moverlo en un futuro con energía
solar, reduciendo así los costos y ahorrando la energía fósil que se agota
aceleradamente.
Respecto a África y guiada por el Espíritu de Shanghai,
China ha atraído la atención de los 55 países africanos y coopera con ellos
para fortalecer el recién Acuerdo de Libre Comercio Africano o Tratado
Continental Africano de Libre Comercio, del pasado marzo, porque, como recién
reconocieron los analistas de Xinhua, “el involucramiento de China en África es
beneficioso para los 2.600 millones de chinos y africanos, que representan un
tercio de la población mundial”(6). Más de 60 mil millones de dólares de China
se invertirán en proyectos conjuntos, siguiendo los objetivos y estrategias de
la Agenda África 2063.
China actualmente espera que con la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se pueda avanzar aceleradamente como en
África y a través de ella se puedan lograr acuerdos y proyectos de beneficio
mutuo que fortalezcan la independencia y la soberanía de los 32 países que la
integran. Ella, al igual que Venezuela, espera que Mercosur y Alba-TCP unan
esfuerzos y condiciones para beneficio de toda Suramérica aún cuando el actual
gobierno pentagonista de los EE.UU sienta tanto temor y desesperadamente siga
haciendo todo lo que esté a su alcance para bloquear tal posibilidad. No
obstante, China -con la paciencia confuciana que la caracteriza- se está convirtiendo en el primer socio
comercial y financiero de América Latina y el Caribe
Dialéctica chino-venezolana: principios, transformaciones y
circunstancias
En este articulo se insiste en resaltar que los recientes
acuerdos bilaterales que tributan a los más de 470 proyectos establecidos entre
Venezuela y China, transversalizan el Plan RCP, es decir, impactan con
relevante poderío en los diez lineamientos estratégicos que componen el Plan
venezolano proyectado por Maduro, centrado fundamentalmente en: a) dimensiones
financiero-monetarias sean de nivel nacional como familiar (elevar ingreso de
divisas, reconversión monetaria, paridad y modalidad cambiaria, mejores
salarios, más poder adquisitivo y ahorros), b) en la producción de bienes y
servicios (agrícolas, industriales y bancarios), y c) en la infraestructura
(transporte y comunicaciones). Logran impactar porque los acuerdos están
firmados precisamente en los sectores y áreas más necesitadas que permitirán
alcanzar el éxito del Plan RCP: área energético-petrolera, sector transporte,
minería, tecnologías, educación, comunicación, cultura, salud y seguridad.
Comprender esa totalidad dialéctica requiere eso que Hugo
Zimerman llamó la “descripción articulada” y que De la Garza y Leyva han
estudiado ampliamente (7). A manera de síntesis y su aplicación podría decirse
–en este caso- que es saber articular,
desarticular y volver a articular categorías y conceptos intra-dimensionalmente
e inter-dimensionalmente contenidos en: a) los principios o fundamentos en que
se apoyan ambas políticas exteriores, b) las dimensiones y componentes
(conjunto de operaciones estructurantes) del Plan RCP y del proyecto “La Franja
y la Ruta” con sus logros u obra ya alcanzada o por alcanzar, y c) las
circunstancias nacionales e internacionales o globales en que ambas naciones
están inmersas o las contextualizan. Veamos.
El Espíritu de Shanghai tiene su base en los Cinco
Principios del Pancha Shila y es el principal fundamento del proyecto La Franja
y la Ruta que establece como meta crear una gran Comunidad de Futuro
Compartido, con los cual ya van más de 70 a 80 naciones que han manifestado su
disposición a aliarse a China en este proyecto. asumiendo los principios
sustentos del proyecto: a) confianza mutua, b) beneficio compartido, c)
igualdad, d) solución pacífica de las controversias, e) consultas permanentes
entre las partes, f) respeto a la diversidad cultural, g) concordancia
estratégica o visión estratégica común, h) desarrollo común, i) solidaridad y
j) cooperación integral: Estos son los componentes y a esto es a lo que se le
llama actuar internacionalmente con el “Espíritu de Shanghai”. Su contraparte
venezolana es el Pensamiento o Ideal Chavista el cual tiene su base en la
doctrina del bolivarianismo, de la Patria Grande y de la actitud
antimperialista, a lo que se le pudiera denominar el Espíritu Bolivariano.
Ese bolivarianismo y el desideratum chavista están plasmados
y aprobados por el pueblo a lo largo de toda la Carta Magna de Venezuela (8)
aunque resumido en su Preámbulo, los primeros seis artículos y los relacionados
con los artículos 299 al 327 referidos al régimen socioeconómico, la función
del Estado en la economía y la seguridad de la Nación, así como a las normas
fijadas en los artículos 152 al 155 respecto a las relaciones internacionales.
La necesidad de la refundación de la República, plasmada en el propio
Preámbulo, presupone transformar el sistema de economía rentista petrolera y
consolidar la economía productiva,
siempre que en ese proceso se mantengan vigentes y pujantes los valores
que fijó desde 1999 el pueblo en su Constitución, de “libertad”, “independencia”,
“paz”, “solidaridad”, “bien común”, “integridad territorial”, “convivencia”,
“imperio de la ley”, “derecho a la Vida”, “trabajo”, “cultura”, “educación”,
“justicia social”, “educación”, “igualdad”, “cooperación pacífica”,
“integración latinoamericana”, “no intervención” y “autodeterminación”.
Resulta entonces evidente la identidad de valores y
principios que animan las políticas exteriores de Venezuela y China en aras de
incrementar sus potenciales y poderes transformadores en las actuales circunstancias
y compleja coyuntura internacional. En ésta debe jerarquizarse, para la mejor
comprensión de las relaciones bilaterales, el reagrupamiento de fuerzas
emergentes que desde Eurasia marcan la actual hegemonía en las decisiones
interestatales para afrontar los problemas globales, y destrabar las economías
de los países del sur, así como también que en Occidente las viejas potencias
se enfrentan al tradicional hegemón y en el seno de esos actores se desarrollan
y se hacen críticas innumerables contradicciones entre los grupos de poder, y
entre estos y la ciudadanía que no les permiten crear espacios de posibilidades
para la acción viable con EE.UU pero sí con el gigante asiático y de aquí que
muchas de ellas establezcan cada día más negocios con China y a su vez muestren
desinterés o rechazo a la tradicional política impositiva y prepotente del
gobierno de Donald Trump, volcado ahora sobre América Latina pero donde ya
China en alianza estratégica con Venezuela y Cuba crean bases de apoyo para que
sus alianzas sean integrales e indestructibles porque en ellas los principios
guían y motivan subjetivamente las operaciones transformadoras de la realidad,
incididas estas por las circunstancias y condiciones histórico-concretas
(políticas, económicas, sociales) del tránsito mundial al socialismo que la
humanidad se ha propuesto para poner fin al depredador capitalismo.
Bibliografía
(1) Morgenthau, Hans J. (1948) Política entre las
Naciones.La lucha por el poder y la paz. Grupo Editor Latinoamericano,
Colección de Estudios Internacionales, 3ra edición, Madrid. Consultada en
https://es.scribd.com/doc/314086351/Hans-J-Morgenthau-Politica-Entre-Las-Naciones-Completo
(2) Aron, Raymond (1962). Paz y guerra entre las Naciones.
Alianza Editorial, 1985, tomo 1 y 2. Madrid.
(3) Maldonado Michelena, Víctor (1994). Seguridad del
Estado. Desarrollo-Defensa. Ediciones de la Presidencia de la República, 3ra
edición, Caracas, 1998.
(4) González, Roberto. Teoría de las Relaciones Políticas
Internacionales. Ediciones Pueblo y Educación e ISRI, La Habana, 1990.
(5) De la Garza Toledo, Enrique (2012).- La metodología
marxista y el configuracionismo latinoamericano. En Tratado de Metodología de
las Ciencias Sociales, Ediciones FCE, México, 2012, págs. 229 a la 255.
(6) Spanish.xinhuanet.com (2018). China y África: una
verdadera amistad y algo más. Consultado en
http://spanish.xinhuanet.com/2018-09/06/c_137449405.htm.
(7) De la Garza
Toledo, Enrique (2012). Ob.cit.
(8) Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999)
con la Exposición de Motivos y las reformas aprobadas mediante referendo
universal en 2009. Publicada en Gaceta Oficial Nro. 5.908 extraordinarios de
fecha 19 de febrero de 2009.
wongmaestre@gmail.com
(*) Profesor de las Maestrías en Derecho Internacional
Público (UBV), en Relaciones Internacionales (UMBV), en Política Exterior de
Venezuela (IAEDPG) y de la Licenciatura en Relaciones Internacionales
(EEI-UCV). Doctor en Seguridad de la
Nación 2018. Autor de la tesis doctoral
“La macroestructura de sentido del discurso del líder transformador
socialista”. Analista internacional invitado de Telesur, VTV, RNV, YVKE, ANTV,
Ávila TV y ViveTv.
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