Por Eduardo Andrade Bone:
Pretender dirigir la economía de un país como una empresa,
es el craso error de las mafias empresariales y políticas de centro derecha,
más aún cuando se cuenta con colaboradores inexpertos, inescrupulosos y
gánsteres que están al servicio del poder del dinero y sus propios intereses
personales.
El país trasandino ha registrado una caída cuasi imparable del peso frente al dólar, lo que ha llevado
al Banco Central de Argentina a subir los tipos de interés del 45 a un inédito
60 por ciento para tratar de contrarrestarlo, incluso el gobierno de Mauricio
Macri pretendía adelantar el cobro del crédito otorgado por el Fondo Monetario
Internacional para presuntamente obtener liquidez y afrontar sus compromisos
económicos.
Pero el 29 de agosto, el FMI emitió un comunicado expresando
su apoyo al Gobierno argentino, pero advirtiendo que estrechará los controles a
la política económica de la administración que preside Macri, en otras
palabras, ahora todo depende de cómo el FMI gobierne en la Argentina.
La nefasta vuelta de la recolonización de la Argentina de
parte del Fondo Monetario Internacional significa que Macri dice para sí mismo,
que hoy por hoy, su único socio es la mafia del Fondo. Quiere decir que sin el
Fondo se encontraría ante un callejón sin salida. Ahora todo lo que venga con
el FMI, son penurias para el pueblo argentino, con un saldo de mayor desempleo,
empeoramiento de los servicios públicos y un empobrecimiento generalizado de la
población, típico de las políticas macro económicas neoliberales.
Sin embargo, como muestra la historia, ningún país que haya
cumplido plenamente con los dictados del FMI ha logrado salir limpiamente de la
crisis. Todas las medidas solo retardan los problemas, que, de hecho, van
creciendo como una espiral y se torna más difícil de manejar.
Lo cierto es que el gobierno de Macri, entró en un círculo
vicioso del que no sabe cómo salir. Sigue cometiendo los mismos errores
anteriores y depende permanentemente de los ajustes exigidos por el FMI, para
darle señales al mercado y que lo financien, pero el mandatario argentino ya se
ha transformado en rehén del organismo depredador internacional y su capacidad
de maniobras se encuentra muy limitada.
Lo que ocurre en la Argentina en términos económicos, es la
más alta manifestación del proceso de putrefacción que vive el sistema
capitalista mundial y su expresión más ultra, el neoliberalismo económico, cuyo
mejor administrador no es otro que el diabólico Fondo Monetario Internacional
(FMI).
Ahora desde el punto de vista mediático, de forma desesperada
el presidente Macri ha buscado endilgarle la responsabilidad a la
administración anterior y al desorden económico mundial, cuya mayor expresión
es la “guerra comercial” desatada por el narcisista diabólico, y sociópata
presidente Trump y que estaría golpeando el manejo económico de su amigo Macri.
De allí que el nerviosismo y la incertidumbre comienza a
apoderarse de una parte del mundo empresarial que se ve afectados por los
malabares de Macri y que llega a los ciudadanos de a pie en la Argentina, que van
perdiendo gradualmente su poder adquisitivo, se reduce el consumo y avanza la
recesión. De allí que se cuece una crisis economía de imprevisibles
consecuencias y que podrían llevar al país a la bancarrota, producto de la
incapacidad y los malos manejos económicos del gobierno neoliberal de Mauricio
Macri.
Crisis que se caracteriza por la devaluación de la moneda
nacional en un 95% en el transcurso del presente año, alto endeudamiento del
país, incertidumbre en el comercio, la reaparición de los capitales
golondrinas, la fuga de capitales extranjeros, inflación de un poco más del
30%, lo que indica además que todos los productos que estén sometidos a las
fluctuaciones del dólar en subida, se tornaran más caros. Lo que refleja un
fracaso inminente en la gestión de la economía argentina, de parte de Macri y
sus secuaces.
Además Macri, comienza a sentir el desencanto de sus propios
partidarios y de aquellos que de forma ingenua votaron por el cambio. Lo cierto
además, es que el mandatario ha dejado al descubierto toda su mediocridad
política, como se suele decir en la jerga popular, el presidente “no tiene
dedos para el piano”, es un empresario “rasca” como dicen en Chile o un Trump
cualquiera, así incluso lo manifiesta incluso la prensa que tiende a apoyar su
pésima gestión presidencial.
Ahora en una encuesta realizada recientemente por la
consultora Ágora refleja que casi el 60% de los bonaerenses lo rechaza. Ante la
crisis del dólar, el 60% de los consultados rechaza la gestión de Mauricio
Macri, mientras que también opinan que la situación del país es “muy mala”. Por
su parte, el grupo político Cambiemos también parece tener problemas para
encontrar un candidato o candidata confiable y creíble para 2019, que después
de la gestión de Macri estaría condenados su presunta desaparición del
escenario político argentino, mientras que la desesperanza crece acerca del
presente y futuro del país.
En el país trasandino se comienzan a vivir una serie de
movilizaciones, paros, huelgas y protestas, luego de una serie de
manipulaciones del peso argentino, el que se ha estado desplomando
constantemente frente al dólar. Las convocatorias a diversos tipos de
manifestaciones contra el gobierno de Macri van creciendo paulatinamente,
producto de la pérdida de confianza y popularidad, ante un mandatario cuya
familia, además, ha sido imputada por actos de corrupción.
Al momento de escribir esta nota el presidente Macri junto a
su circulo más cercano, resolvió jibarizar 13 ministerios, con el objeto de
tratar de sortear la crisis de la mejor forma posible, lo que se puede traducir
como una cierta anarquía de gobernabilidad. Para tales efectos se prepara un
paquete de medidas económicas y políticas de emergencia, supervisado por el FMI
y que busca bajar el déficit y calmar los precios, según destacan medios de
prensa argentinos, independientemente de las consecuencias que estas tengan en
las condiciones de vida del pueblo argentino, pues todo aquello que tenga su
origen en el FMI es nefasto para el ciudadano de a pie y para los estratos
sociales de menor poder adquisitivo del país. De allí que lo único que puede
esperar el pueblo argentino de Macri y el FMI, es la política de las dadivas y
no las soluciones reales, ante una crisis que hace agua por todos lados.
Por ello, ante la gestión presidencial de Macri, se cierne
el fantasma del nefasto gobierno de De la Rúa (Unión Cívica Radical),
recordemos que la crisis del 2001 en Argentina, también llamada como el
Cacerolazo o el Argentinazo, fue una crisis política, económica, social e institucional,
potenciada por manifestaciones populares de alcance nacional bajo el lema
"¡Que se vayan todos!", que culminó con la renuncia del entonces
presidente de Argentina Fernando de la Rúa, dando lugar a un período de
inestabilidad política durante el cual cinco funcionarios ejercieron la
Presidencia de la Nación. Sucedió en el marco de una crisis mayor que se
extendió entre 1998 y 2002, causada por una larga recesión que disparó una
crisis humanitaria, de representatividad, social, económica, financiera y
política, casi en los mismos términos como está ocurriendo con Macri ahora y
además con un parlamento en el cual no tiene mayoría.
Cabe destacar que la mayor parte de las personas que
participaron en las protestas que pusieron fin al gobierno de De la Rúa, fueron
autoconvocadas y no respondían a ninguna entidad o dirección política,
sindicato u organización social bien organizada. Durante el transcurso de las
protestas, 39 personas fueron asesinadas por los aparatos represivos del Estado
argentino, entre ellos 9 menores de edad, en el marco de la represión ordenada
por el gobierno para contener las manifestaciones tras la instauración del
estado de sitio.
Ahora todo lo que venga en materia económica, política y
social, es de imprevisibles consecuencias, pues se está ante un gobierno que
parece haber perdido la brújula y las políticas neoliberales ha implementar de
Macri, no suelen estar a la altura de la gravedad de la crisis que vive el
país, como lo ha demostrado hasta ahora. Lo único que está claro es que el FMI
retoma su papel recolonizador de la Argentina, transformando a Macri en un
títere de las decisiones de la entidad mafiosa internacional, quien de forma
encubierta seguirá gobernando la Argentina.
Comunicador Social
Analista Político
Corresponsal de Prensa
aindoamericanap@gmail.com
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