Por Rolando Prudencio Briancon:
El mote de “perro loco” de James Mattis no es en vano;
aunque es una ofensa contra un animal tan noble como el perro, que tal vez por
el mal de rabia pudiese ser comparable con un sufrimiento que trastorna al
animal, que es capaz de atacar a su amo. Es por ese motivo que Mattis tiene un
patológico parecido con el perro que padece del mal; con la diferencia que el
jefe del Pentágono, por la rabia que siente hacia Cuba, no se da cuenta que lo
único que no ha funcionado; o ha funcionado tan mal que han sido los yanquis
los únicos que han salido con el rabo entre la cola, frente a la dignidad y
pundonor de un pueblo que no sólo ha resistido, sino que ha puesto en el mayor
ridículo al mayor imperio que la humanidad ha conocido.
Uno de los pasajes dentro la historia de infames intentos de
invadir de los EE.UU., y del que el perro loco debería tener bien cerrado el
hocico fue el fracaso de la invasión en Bahía Cochinos, junto a un grupo de
mercenarios cubanos y marinners norteamericanos, cuando salieron con el rabo
entre las patas. Y bien como militar que es Mattis debería estar enterado de
este fracaso, pero prefiere hacerse al loco y ladrar a luna, diciendo que el
modelo cubano es un fracaso.
Pero no sólo que ha sido el fracaso de Bahía Cochinos, sino
que el mismo bloqueo es el mayor testimonio del fracaso estadounidense que el
estúpido perro loco no quiere ver. Y es que es tal la estupidez de los
estadounidenses, que junto a Israel son los dos únicos países que patéticamente
votan a favor de continuar el embargo. Es más, ni siquiera el pueblo
norteamericano apoya este estúpido embargo, puesto que son quienes apoyan a la
revolución cubana.
Y es que por todos los medios y todas la formas que
impotentemente los imbéciles yanquis han
intentado que la revolución colapse, que no han dudado en atentar contra la
vida de Fidel Castro, creyendo cretinamente que sin él al frente de la
Revolución fracasaría. Pero ya han pasado más de dos años de su ausencia y la
revolución sigue triunfante, ya que si bien se ha sellado una reciprocidad
revolucionaria entre Fidel y su pueblo, en su ausencia es cuando menos pueden
fallarle a sus ideales revolucionarios.
Así que el verdadero fracaso es el de todo un imperio por
tumbar la revolución más inspiradora y esperanzadora para la humanidad, que no
les ha quedado que poner a un perro loco para que lastimeramente ladre sus
propios fracasos.
prudenprusiano@gmail.com
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