Por Manuel José Montañez Lanza:
Inclusión Social. Es un proceso que asegura que todos los
miembros de la sociedad participen de forma igualitaria en los diferentes
ámbitos que conforman esa sociedad: económico, legal, político, cultural. La
inclusión social asegura que todas las personas tengan las mismas oportunidades
y puedan acceder a los recursos necesarios que les permitan disfrutar de unas
condiciones de vida normales. Por lo tanto, la inclusión está relacionada con
la unificación, la cohesión y la justicia social.
Populismo. Se trata de un concepto político que permite
nombrar a los movimientos que rechazan a los partidos políticos tradicionales y
que se muestran, ya sea en la práctica efectiva o en los discursos, combativos
frente a las clases dominantes. El populismo apela al pueblo para construir su
poder; entendiendo al pueblo, como las clases sociales bajas y sin privilegios
económicos o políticos. Suele basar su estructura en la denuncia constante de los
males que encarnan las clases privilegiadas, las élites. Los líderes
populistas, por lo tanto, se presentan como redentores de los humildes. Los
sistemas populistas pueden ser personales o totalitarios. El sistema populista
personal puede durar más o menos tiempo (Perón 10 años, Nasser 15, Velasco
Alvarado 7, Getulio Vargas 15, Nehru 17, Saddam Hussein 27, Sukarno 20. En su
variedad totalitaria, Mussolini 21 años y Hitler 12. Los sistemas de partido
dominante, donde gobernantes más profesionales suceden al líder populista,
pueden durar mucho, caso México 61 años.
Cuando la noción de populismo se utiliza de manera positiva, se califica
a estos movimientos, como propuestas que buscan construir el poder a partir de
la participación popular y de la
inclusión social.
Revolución. Es el cambio o transformación radical y profunda
respecto al pasado inmediato. Se establece la revolución como una idea
cambiante debido a lo que las circunstancias ameriten en el momento, éstas
pueden ser tales como económicos, culturales, religiosos, políticos, sociales,
militares. Los cambios revolucionarios, además de radicales y profundos, han de
percibirse como súbitos y violentos; una ruptura del orden establecido o una
discontinuidad evidente con el estado anterior de las cosas que afecte de forma
contundente a las estructuras, por eso algunas veces tienen que ser violentos
para producir algún efecto. Una
revolución no tendría sentido si no tuviese una utopía o un plan establecido
para el futuro, luego de conseguir la ruptura de la estructura anterior; si no
es así, debería hablarse mejor de una evolución, de una transición o de una
crisis.
Si lo que falta es su carácter trascendental, debería
hablarse mejor de una revuelta. Las revoluciones son consecuencia de procesos
históricos y de construcciones colectivas; por tanto, para que una revolución
exista, es necesario que haya una razón para la nueva alianza de intereses
comunes o utopía, frente a una vieja unión de estos. La revolución siempre se
efectúa con el propósito de combatir una injusticia y como existen diferentes
injusticias también existen diferentes tipos de revoluciones.
Socialismo. Desde que nació ha servido a muchos para
calificar determinadas situaciones de orden político social y económico que
incumben a la sociedad y las relaciones de ésta con su entorno o con el medio
ambiente inclusive. Todos le han prestado atención e incluso lo utilizaron para
justificar sus proyectos políticos. Hitler lo usó y terminó llamando su
movimiento político “Nacional Socialista”, descrito perfectamente en su obra
literaria, “Mi Lucha”. Los ‘fascio di
combatiendo” de Mussolini en Italia; las
huestes de Primo De Rivera en España o los seguidores del Régimen
Corporativista de Oliveira Salazar en Portugal, abrazaron dichos preceptos como
una vía para contener el comunismo. Karl
Marx en su obra nos habla también de la existencia de varios tipos de
socialismos. Destaca que hay un socialismo burgués; que existe otro también
nacido desde la pequeña burguesía, Que incluso hay un socialismo feudal.
En fin, que a la luz de sus estudios de la Europa de su
época (y nosotros incluso en la actualidad no escapamos a ello), surgieron
varios conceptos en torno a la idea de socialismo. Los estudiosos de la
cristiandad nos señalan que con el nacimiento del cristianismo existió un modo
de vida socialista, de manera que terminaron calificando a los cristianos que
vivían y se escondía en las catacumbas, como “socialistas primitivos”. Más
recientemente a finales del siglo IXX y después en el XX, se habló de
socialismo utópico y con los aportes invaluables de Karl Marx, Federico Ángel, Lenin y otros, se discutió entonces de
socialismo científico. Como podemos observar, Los fascistas; los falangistas;
la derecha y la “izquierda”, el feudalismo en su momento, la burguesía, la
pequeña burguesía (hoy clase media), y el proletariado han hablado del
socialismo. Unos por razones de convicción; otros, para darle una fachada a su
propuesta y continuar engañando a la gente, terceros para soportar sus propias
tesis político filosóficas y más recientemente quienes comenzaron a utilizarlo
para darle rostro “bondadoso” al capitalismo y así no develar las
contradicciones existentes en términos de explotación y lucha de clases.
Capitalismo. Para definirlo es necesario precisar sus
principios básicos, ya que no existe un consenso sobre su enunciación.
Generalmente, el capitalismo se considera un sistema económico en el cual la
propiedad privada de los medios de producción desempeña un papel fundamental.
Este es el primero de sus principios básicos. Se incluyen también dentro de
éstos, la libertad de empresa y de elección, el interés individual como
motivación dominante; la competencia, la importancia del sistema de precios o
de mercado y un reducido papel del Estado. Es un sistema político, social y
económico en el que grandes empresas y unas pocas personas acaudaladas
controlan la propiedad de los medios de producción, incluyendo los activos
capitales (terrenos, fábricas, dinero, acciones de la bolsa, bonos). Se
diferencia del sistema económico anterior, el feudalismo, por la compra del
trabajo a cambio de un salario, y ya no por la mano de obra directa que se
obtenía por concepto de costumbre, tarea u obligación (cercana a la esclavitud)
en el feudalismo. También se distingue del socialismo en que en éste último,
predomina la propiedad social de los elementos de producción.
Comunismo. Es aquel estado social en el cual no existe ni la
propiedad privada de los medios de producción, ni el Estado y menos aún, las
clases sociales. En él, un grupo humano no explota a otro, ni lo hacen entre
sí. Se le entiende también, como la doctrina que aboga por el establecimiento
de social de equidad donde se asevera, que éste será, inevitablemente, el
estado de vida del futuro. La idea del comunismo es muy abstracta y tiene una
gran gama de interpretaciones (tanto teóricas como prácticas), en cuestiones
políticas, históricas y económicas. Entendido como organización social y
económica, es una asociación basada en la comunidad de los medios sociales de
producción y los bienes que con ellos se producen, mediante la participación
directa de sus miembros en un ámbito de vida colectiva. A diferencia de lo que
acontece en el socialismo, el comunismo implica el fin de la división social
del trabajo y del dinero. Así mismo, entendido como movimiento socio-político,
sería un conjunto de corrientes y agrupaciones cuyo principal objetivo
histórico es la supresión revolucionaria de la sociedad de explotados (propio
de la sociedad capitalista), en tanto última forma de sociedad con clases. Las
doctrinas de las diversas corrientes comunistas coinciden en la necesidad de
suprimir la propiedad privada de los medios de producción y en la emancipación
del proletariado en tanto primera clase oprimida sin economía propia; negación
de toda posible apropiación privada y por ende tendente a desaparecer como
clase en una comunidad comunista.
Clases Sociales. Es una forma de estratificación social en
la cual un grupo de individuos comparten una característica común que los
vincula socio-económicamente, sea por su función productiva o
"social", poder adquisitivo o "económico" o por la posición
dentro del aparato burocrático en una organización destinada a tales fines.
Estos vínculos pueden generar o ser generados por intereses u objetivos que se
consideren comunes y que refuercen la solidaridad interpersonal. La formación
de un sistema de clases depende del hecho de que sus funciones sociales sean,
independientemente de la existencia de una vinculación orgánica, mutuamente
dependientes a un marco social mayor. La sociedad de clases constituye una
división jerárquica basada principalmente en las diferencias de ingresos,
riquezas y acceso a los recursos materiales. La clase social a la que pertenece
un individuo determina oportunidades de vida en aspectos que no se limitan a la
situación económica en sí misma, también las maneras de comportarse, los
gustos, el lenguaje, las opiniones e incluso las creencias éticas y religiosas
suelen corresponderse a las del estatus social o (posición social), a la que
pertenece el individuo de la clase social de que se trate.
Lucha de clases. Refiere al sempiterno conflicto entre las
dos clases sociales existentes independientemente del momento histórico de que
se trate; es la reyerta entre los que producen –los explotados- y los
explotados; entre los que sin trabajar se adueñan de la producción y la plusvalía
y excluyen a los que trabajan. Es el combate decimonónica entre explotadores y
explotados; históricamente, entre amos y esclavos, patricios y plebeyos,
terratenientes y campesinos, burgueses y proletarios, ricos y pobres, entre
depredadores y presa; donde unos luchan por la liberación y la vida en tanto
que los otros, por la dominación y la opresión. En el marco de lo anterior y a
la luz de la historia reciente, emergen tanto la lumpen burguesía como el
lumpen proletariado; siendo éstos últimos, producto pasivo de la putrefacción
de los sectores más atrasados de la sociedad en sus respectivas clases, donde
terminan conspiran ambos, contra todo movimiento revolucionario que tenga como
objetivo final, la emancipación y redención del pueblo; por tanto, terminan
vendiéndose al mejor postor y a las fuerzas sociales y políticas (externas e
internas), reaccionarias que procuran a todo evento, frenar los procesos de
cambio y de aplicación de nuevos paradigmas que pongan en tela de juicio su
poder omnímodo.
monlan2001@gmail.com
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