Por Rolando Prudencio Briancon:
Desde luego que nadie va a justificar el asesinato de nadie,
pero valga la oportunidad de poner al descubierto el doble rasero que se
práctica para mediáticamente medir las muertes en unos, y otros países.
Y es que cuando el año pasado se produjeron las muertes en
Venezuela; muchas de las cuales fueron provocadas por la misma oposición y las
guarimbas que incluso llegaron a quemar a quienes eran o parecían chavistas; no
sólo que las cadenas mediáticas armaron el alboroto acusando al gobierno del
presidente Nicolás Maduro de masacrar al pueblo, sino que gobiernos como el
mexicano, a través de su canciller Luis Videgaray pedían a gritos que le
presidente Nicolás Maduro renuncie inmediatamente. Igual postura acaba de
asumir la derecha internacional contra el gobierno sandinista de Daniel Ortega
por las más de 100 muertes que se producido en Nicaragua, que al igual que en
Venezuela son provocadas por la oposición mercenarios.
A poco más de dos semanas de las elecciones en México; el
número de candidatos asesinados asciende a 112; el último es el candidato
Fernando Purón Johnston, candidato a diputado federal por el Distrito 1 de
Coahuila del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI), quien fue
asesinado a balazos la noche de este viernes al salir de un debate electoral en
Piedras Negras.
Según el indicador de violencia política: México 2018 de la
consultora privada Etellekt, del total de 112 asesinatos, 28 eran precandidatos
y 14 más candidatos a puestos de elección, el resto corresponde a alcaldes, ex
alcaldes, regidores, militantes, dirigentes, ex regidores, diputados, síndicos
y ex síndicos.
Claro que se deben hacerse algunas precisiones respecto a la
muertes provocadas, tanto en Venezuela como Nicaragua, las mismas que en muchos
casos no ha sido sino parte de una estrategia para sacar del poder a los mandatarios
de ambos países, en base al archiconocido argumento de que los muertos serían
el morboso motivo que sacarían del poder a Maduro y Ortega.
En cambio las muertes que se han producido en México, es ya
parte de una práctica del terrorismo político -como el que ha vivido Colombia
hace poco, antes de las elecciones del pasado 27 de mayo- para que en base al
miedo las corrientes conservadoras se mantengan en el poder. Vale decir, es a
través del desánimo que se pretende que deserten los candidatos para que se
mantengan el estatus quo de las élites mexicanas; y la OEA callada en siete
idiomas.
Eduardo Galeano se refería a que el miedo es el mejor aliado
del conservadurismo; y en estos tiempos de regresión conservadora su nuevo
cruzado es el terrorismo.
prudenprusiano@gmail.com
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