Por Ernesto Wong Maestre:
A pocas horas de realizarse el séptimo proceso electoral en
torno a la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela en el marco de
las más de veinte elecciones realizadas desde 1998, resulta necesario repasar
sucintamente lo que ha provocado en la mayoría de la población venezolana la
profunda reflexión sobre: la satisfacción de sus necesidades, los problemas
confrontados y las expectativas futuras. Son las tres claves en que se centrará
la evaluación individual de cada elector que condiciona su comportamiento
electoral. Cualquiera de los tipos de
decisiones posibles estará vinculada a alguna o a las tres motivaciones
objeto del análisis y la síntesis de cada quien, y en ellas tendrá alta
significación las políticas públicas y la formación ideológica, geopolítica y
geoestratégica llevadas a cabo por el
líder de la Revolución Bolivariana, Nicolás Maduro Moros hacia los diferentes
segmentos y grupos sociales del país.
En efecto, el elector puede decidir por participar o
abstenerse de asistir a votar a su colegio electoral. Ya ahí hay una primera
gran decisión que en la gran mayoría de los electores se fue construyendo desde
que el Presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela,
Nicolás Maduro Moros, llamó públicamente a la sociedad a realizar elecciones
presidenciales y el Consejo Nacional Electoral (CNE) aprobó la fecha de las
mismas. En el segmento social restante, hay una porción cada vez más
minoritaria, que corresponde al tradicional abstencionista que ni siquiera se
ha registrado en el CNE o que aún estando registrado nunca ha asistido a votar,
sea por cualquiera de las causas posibles.
Por ello, de lo que aquí se trata es de precisar qué sentido
final dará esa gran mayoría decidida a participar en todo el proceso de
construcción individual-social de su decisión para elegir su Presidente. No
resulta necesario argumentar lo que es tan evidente en la Venezuela
Bolivariana: hay una población adulta electoral mayoritaria que desde hace más
de diez a quince años ha optado por alguno de los dos caminos o vías de
conducir al país: la de rechazar las propuestas del gobierno bolivariano o la
de apoyar el proceso de transformaciones sociales iniciado formalmente desde
las elecciones presidenciales de 1998 donde la mayoría optó por dar su apoyo al
candidato y líder del Movimiento V República, Comandante Hugo Chávez. Para esas
dos grandes poblaciones que abarcan más del 65% de la población apta para votar
la decisión actual de asistir a las urnas estará influida hacia una u otra
dirección por la posición que asuman ante las amenazas proferidas desde la Casa
Blanca hacia Venezuela o ante las expectativas que les han creado los
candidatos opuestos al líder bolivariano Nicolás Maduro. Para quienes consideren la Patria primero, el
deseo a participar se acrecentará mientras que para las personas: a) comprometidas
con su origen de clase pudiente, b) leales a sus patrones o c) interesadas o
ilusionadas con llegar a ser de esa clase pudiente, la decisión tomará dos
rumbos. Para una mayoría de ella el deseo a participar encaminará su decisión
final hacia uno de los candidatos opositores pero para la minoría, quienes su
visión está fuertemente influida por las expectativas o ilusiones del modo de
vida estadounidense difundido en películas, comics, novelas, webpages o por
otra vía, el ideal de Patria soberana e independiente está lejano o ausente
total, y en tales casos optarán por aceptar el llamado de Washington y se
abstendrán de votar.
Ello no quiere decir que los factores recién mencionados no
actúan también sobre las personas que han decidido apoyar a alguno de los
candidatos de la oposición, sino que en ellos prima precisamente la idea de que
alguno de esos candidatos les haría más rápidamente realidad su ilusión de
ascenso individualista a través del mejor relacionamiento con EE.UU y algunas
de sus instituciones financieras que históricamente han beneficiado a las
exclusivistas minorías pero amparadas en campañas mediáticas para ilusionar a
las mayorías.
Por otro lado, y es donde está la clave de esta elecciones
presidenciales hay una población adulta tradicionalmente abstencionista de conciencia
o por exclusión, o incluso movida por resortes materiales y que han sido
votantes por los candidatos opositores que su decisión a participar –en los
últimos cinco años- se ha ido tomando gradualmente y por pequeños o amplios
segmentos, unos más comunicados que otros con las propuestas gubernamentales,
según estos fueron relacionándose a uno u otro proyecto o procesos de
transformaciones sociales impulsados desde el Gobierno, llámese Misión, Gran
Misión, proyecto comunitario, cooperativista o incluso proyecto individual de
vida no dependiente del poder privado globalizado.
Es a esta población la que más ha motivado incorporarse al
padrón electoral, sea joven, joven adulto, de la tercera edad en sus dos
grandes segmentos (antes y después de los 75) debido al mayor índice de
esperanza de vida actual logrado por las bondades sociales del proceso
revolucionario bolivariano. No es entonces nada casual que de casi 19 millones
de inscritos en el padrón electoral de 2013 se haya ampliado en 2018 a casi 21
millones pues sin haber concluido el registro se informó por “la directora de la
Oficina Nacional del Registro Electoral (RE), Amelia Alter” que hasta el 20 de
febrero ya se habían “contabilizados 20.374.829 venezolanos en el país y
107.284 residenciados en el extranjero” (Telesur, 26/2/18).
En la influencia del aumento del padrón electoral en los
resultados electorales debido al arribo de cientos de miles de jóvenes y
adultos a estas elecciones presidenciales, debe tenerse muy en cuenta, y
evaluarse profundamente el impacto sociopolítico que tendrá esa explosión
demográfica que viene sucediendo desde el año 2000, unida a la elevada inmigración colombiana que se ha residenciado
en el país y, sobre todo, las transformaciones realizadas en todo el sistema
educativo, nunca suficientes pero si necesarias y que han tenido un significado
muy positivo en la elevación de la autoestima y el auto reconocimiento de los
hoy ciudadanos o ciudadanas de la Nación, dos rasgos de la personalidad que
inciden en el trabajo diario para lograr la reproducción de la vida social, en
toda la vida política y en las llamadas “capacidades de acción colectiva” para
la defensa integral y seguridad de la Nación, sobre todo ante las amenazas
externas.
Si esto no fuera cierto la compleja coyuntura sociopolítica
de 2017 no hubiera derivado en una Asamblea Nacional Constituyente, ni el
momento actual, a pocas horas de las elecciones, sería de paz en todo el país,
a pesar de las constantes campañas mediáticas injerencistas lanzadas desde el
Comando Sur del Ejército de EEUU, su decena de bases militares en Colombia y desde
los propios medios de comunicación privados que hábilmente se articulan y
complementan entre todos esos actores externos.
Esa irrupción de la juventud venezolana en todos los ámbitos
de la vida nacional con una visión e imaginario propio y las diversas misiones
con las cuales se ha identificado, tendrán en estas elecciones un peso
decisivo. De ahí que el Presidente Maduro haya puesto tanta atención y
depositado en la juventud patriota, que es la inmensa mayoría, tantas
esperanzas y le haya motivado y encauzado hacia tantas tareas de proyección
social con un sentimiento protector, precisamente del mismo sentido del deseo y
aspiración que fue formándose –a través de la educación, la familia protegida
por la Revolución y las organizaciones sociales del entorno- en la juventud de proteger a la Patria, en lo
cual está posicionado como líder, “Nico”, como popularmente llama la juventud a
Maduro. ¡Vamos Nico! grita la juventud en los actos masivos, junto al
tradicional lema “El Pueblo Unido Jamás será Vencido” que tiende a emplear la
población bolivariana más adulta en esos momentos de pasión patria.
En todo ese imaginario y praxis política de la nueva
ciudadanía o del nuevo republicano que se está formando viene incidiendo
significativamente el carácter protector y transformador de la Revolución y en
este período de tránsito al socialismo en Venezuela donde el líder es muy
significativo, como ha sucedido en la historia de las revoluciones sociales
profundas, más no en las abortadas antes de consolidarse, como ha ocurrido en
algunos otros países debido a que no han podido ser defendidas con éxito por
sus pueblos frente a las clásicas estrategias de desestabilización usadas por
la fuerza retardataria y ultraconservadora oligarquía-imperialismo. En nuestro
caso, el líder transformador, Chávez primero y ahora Maduro, debieron priorizar
la protección del pueblo para poder continuar y profundizar las
transformaciones ya que estas dependen de la comprensión y el poder con que
pueda actuar la población comprometida con la Patria desde sus diferentes
segmentos sociales que integran el Bloque Histórico.
Por ello, el carácter protector del liderazgo revolucionario
se expresa en la capacidad de controlar los recursos y riquezas del país para
poder redistribuir la renta nacional y poder distribuir más justamente las
riquezas, procesos que no siempre son concientizados por la población en
general –como bien reconocieron recientemente Dilma Roussef y Rafael
Correa- debido a la dialéctica
comunicacional entre las fuerzas en pugna y a los problemas que generan las estructuras capitalistas,
todo lo cual sigue constituyendo la base objetiva-subjetiva sobre la que se
desarrolla el ritmo de transformaciones necesarias para consolidar la independencia
y construir el socialismo como la única opción hacia la emancipación social.
En ese empeño debe comprenderse el liderazgo de Maduro quien
protege a la población con políticas públicas efectivas, más eficaces y más
conducentes a desarrollar las capacidades psíquicas de auto reconocimiento y
autocontrol que contribuyen tanto a la elevación de la autoestima, no solo de la juventud y de las mujeres y la
familia sino también de las fuerzas sociales dispuestas a defender la Patria de
las agresiones imperiales bajo el principio de la unidad cívico-militar. Los
elementos meta cognitivos de naturaleza colectivistas en los integrantes del
Bloque o Sujeto Histórico han tenido un alto significado para la resistencia
popular frente a los procesos afectivos (emocionales, intencionales o
pasionales) individualistas estimulados desde las campañas
contrarrevolucionarias contra esos integrantes, en donde recae el peso de
llevar a cabo las transformaciones o la propia labor de protección ideada y
aplicada por el líder.
El carácter protector del liderazgo de Maduro es heredado
del legítimo legado emancipador de Hugo Chávez y consecuencia del sentir y
aspiraciones del pueblo pero también condicionado (impactado el ritmo y la
profundidad) por la estrategia política del gobierno de EE.UU, decidida desde
mediados de la pasada década y puesta en ejecución con mayor fuerza “blanda” e
“inteligente” por el entonces presidente estadounidense Barack Obama quien
aplicó –a diferencia de los dos anteriores-
la estrategia del enfrentamiento tridimensional (violento, financiero y
comunicacional) directo contra el pueblo venezolano y su Revolución Bolivariana
y lo ha continuado el actual presidente Donald Trump con su peculiar estilo
empresarial-hollywoodense-gansteril, aunque en una coyuntura económico, social
y política nacional de EE.UU e internacional mucho más crítica como
superpotencia y con las mismas ínfulas de gendarme mundial, pero con los
alcances muy contrarrestados por el poderío del socialismo chino y el potente
nacionalismo ruso e indio que hacen el contrapeso mundial a EEUU.
Maduro hoy está más obligado a proteger y al mismo tiempo a
transformar, lo que es la garantía más viable y pertinente para poder proteger
masivamente de forma más oportuna y sostenible. He aquí la razón clave para
haber usado las tecnologías comunicacionales de punta como es el Carnet de la
Patria o el criptoactivo Petro, así como el internet con toda la plataforma
digital necesaria con la cual es posible el uso exitoso de ambas herramientas.
Todo ello, quien mejor y más rápido lo interpreta, es la juventud patriota,
aunque también muchos sectores juveniles otrora apáticos que ya han empezado a
involucrarse y por ello a ser más protegidos por los proyectos lanzados por
Maduro como líder de un gobierno imbuido por el ideal revolucionario y con
mucha presencia de jóvenes en los altos cargos. Con ellos Maduro protege el
salario contra las campañas de especulación e inflación inducida por la
burguesía, y por tal razón el Presidente está dedicada a proteger también a la
empresa pública, la cual no debe descapitalizarse o arruinarse ante la
incruenta competencia de precios.
En medio de todo ese macro proceso, Maduro protege el
rendimiento de los deportistas, la salud de las embarazadas, el ingreso
integral de las familias, los hogares vulnerables y la mejor vida de las
personas con alguna discapacidad. Mencionar cómo lo hace, de todos es conocido,
sólo falta darle la significación y el sentido más justo en el momento
histórico que se vive, deber de cada ciudadano y ciudadana antes de ir a votar.
Eso lo hará la mayoría que el 20M va a las urnas, y frente por frente al rostro
de su líder dirá ¡Vamos Nico! ¡Vamos contigo al futuro!.
Sin todos esos recursos físicos debidamente concatenados en
un proyecto emancipador y el talento humano desencadenado, la protección de
Maduro hubiera transitado por caminos tortuosos y no exitosos como los que lo
han animado y motivado a seguir profundizando las transformaciones. Él ha
tenido la inteligencia, las virtudes y el valor que requirió el Libertador
Simón Bolívar para poder proteger estratégicamente al pueblo y este comprenda
mejor los problemas, el por qué del alcance de la satisfacción de sus
necesidades y de sus expectativas de manera que éste pueda más conscientemente
proteger a la Patria.
He aquí la fórmula de la protección dialéctica que marca el
rumbo de la vía venezolana al socialismo liderada por Maduro, el audaz y el
protector de la vida de todos y de todas, sin excepción, porque mantener al
país en paz y en una perspectiva de desarrollo sostenible, como bien lo han
reconocido hasta los industriales y agroindustriales privados, es una
aspiración de más del noventa por ciento de la población.
wongmaestre@gmail.com
0 comentarios:
Publicar un comentario