Por: Tony López R.:
Este 3 de mayo se
celebró el día Mundial de la Libertad de Prensa, fecha dedicada a una profesión digna y profundamente humana. La Libertad de Prensa es un derecho de todos
y una
gran responsabilidad del periodista
cuando la trasmite, porque debe ser objetiva, veraz, profunda, investigativa y oportuna, para que tenga no
solo el carácter informativo sino también educador.
Cuando el periodista matiza y manipula la información, sea
por razones políticas, sociales o económicas, está faltando a la ética
profesional y se convierte en un mercenario de
la pluma, del micrófono o de las cámaras. Lamentablemente la Libertad de
Prensa y los actuales medios masivos de la información, en nuestra región, han
perdido esa ética y esa razón de informar objetivamente, porque la mayoría de
dichos medios está en poder de las grandes trasnacionales de la información y
sus propietarios son acaudalados oligarcas cuyo objetivo es defender el modelo económico y político de su
preferencia y usar el medio informativo del cual es propietario para denigrar a
sus adversarios políticos, sociales y empresariales.
Dolorosamente los periodistas que trabajan en esos medios,
son también víctimas, pues los editores y jefes de redacción y directores son
los que determinan que se publica y que no, o que se publica y lleva una mezcla
de verdad y otra de falsedades. La línea editorial siempre llevará el sello político de preferencia del
propietario del respectivo medio, esa es
la práctica periodística de los principales medios en América Latina, así el
grupo Clarín y La Nación en Argentina,
el Mercurio, la Segunda y Tercera en Chile, O Globo en Brasil, El Comercio en Ecuador, El Tiempo y El Espectador en Colombia, El Nacional, Universal y Últimas
Noticias de Venezuela, La Prensa en Nicaragua,
responden a esos intereses y algunos a lo que le dictan desde Estado Unidos.
Trazan la pauta política y siembran su matriz de opinión.
Todos esos diarios y medios radiales y televisivos,
responden a la política editorial en defensa del modelo neoliberal y
deforman la información que proviene de
los sectores que consideran atentan contra sus intereses económicos y
políticos, pero más grave aún, abiertamente, desarrollan negativas campañas
contra los gobiernos de marcada
tendencia progresista, revolucionaria y de izquierda, que consideran enemigos,
es a esas campañas mediáticas, a la que ellos llaman Libertad de Expresión.
Es muy significativo como el tema de Libertad de Expresión
se utiliza para satanizar a los gobiernos que consideran enemigos. Hay varios
casos típicos de esa enajenada campaña, en Venezuela los medios opositores
descargan su campaña mediática contra la Revolución Bolivariana y el gobierno
bolivariano no toma ninguna medida legal en su contra, pudiéndolo hacer y sin
embargo el slogan de esa oposición y de los medios regionales, incluyendo los
de Miami acusan al gobierno venezolano de cercenar la Libertad de Expresión.
Así sucedió contra los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner en
Argentina, Lula y Dilma en Brasil,
Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y todo lo que pueda oler a
candidatos progresistas o de izquierda, como está sucediendo hoy en Colombia
contra el candidato Gustavo Petro y la campaña de Televisa en México contra
Andrés López Obrador.
Entonces, ¿a cuál Libertad de Expresión se refieren esos
medios?, es evidente que el propósito es imponer una matriz de opinión y
convertirla en una consigna política que penetre en el pensamiento de la
opinión pública y un elemento a
defender porque la Libertad de Expresión
es una acción importante de la “democracia” y
que al violarla convierte a ese Gobierno en una dictadura. Esa es en
realidad la esencia de porque esos medios elevan tanto esa consigna y la asocian a la defensa de los Derechos
Humanos, y en nombre de ella, se han llevado acabo intervenciones militares en
nuestros países y se excomulga a los gobiernos progresistas y revolucionarios
arriba mencionados.
Sea este artículo un
sentido homenaje aquellos periodistas y colegas que fueron asesinados en cumplimiento
de su deber como comunicadores públicos
y que honrando su profesión
denunciaron los abusos, la discriminación y exclusión social de un sistema y
modelo económico, político y social que
ha llevado a nuestra América Latina a
un grave
estado de insalubridad, analfabetismo, miseria, corrupción, narcotráfico
y males que tienen hundido en la pobreza
extrema a millones de habitantes de
nuestro Continente. De ese crimen
silencioso y brutal no hablan esos medios que dicen defender La Libertad de Expresión.
(*) Periodista,
politólogo y analista internacional.
jorgarcia726@gmail.com
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