Por Reinaldo Tamaris:
La necesidad de analizar sobre el consumo responsable, como
actividad para controlar los precios. En
los artículos anteriores, se hablo acerca de algunos elementos a considerar
para analizar la situación y coyuntura económica que se vive en Venezuela actualmente,
en donde a través de dos de los agentes que intervienen en el proceso
económico; Gobierno y Empresas, se vislumbran algunos tópicos a través de los
cuales estos agentes intervienen en la economía. En el presente artículo se
tocara el tercer agente; la Familia, quien tienen dos funciones muy bien
definidas, por un lado forman parte del ejercito de trabajadores y trabajadoras
y también una parte la conforman los dueños de los medios de producción; la
lucha de clases la 1ra gran contradicción del sistema, y su otra función la de ser los consumidores
y consumidoras de todos los bienes y servicios producidos, tanto trabajadores y
trabajadoras como dueños de medios de producción son consumidores
El sistema capitalista de producción, en su formación ideológica
siempre busca de mantener oculta su verdadera esencia, cuando se divide el
sistema económico en agentes intervinientes lo que se busca es mecanizar el
sistema y así ocultar su verdadero objetivo, como también deshumanizar la
función del hombre y mujer en dicho sistema.
A través de este esquema; el modelo acerca del circuito económico, se
pretende establecer funciones y reglas para cada agente que interviene en este
circuito, y precisamente cuando se habla acerca de la familia como un tercer
agente que interviene en este circuito económico, por lo general se obvia que
esas familias están conformadas tanto por trabajadores y trabajadoras y también
por los dueños de los medios de producción.
La acotación anterior es necesaria, debido a que se debe
tener claridad en la necesidad de fortalecer la conciencia de clases, y romper
los esquemas y paradigmas que la maquinaria ideológica; sobre todo la de origen
académico, que trata de mantener mediante la elaboración de ecuaciones que
buscan abstraer la realidad y manipularla a conveniencia, dando por sentado que
las personas solo forman parte del sistema a través del consumo de bienes y
servicios, y que para ello, que para vivir con un alto grado de calidad de
vida, se debe contribuir a este sistema capitalista. En otras palabras,
transforman a la sociedad en simples robots que tributan a un sistema
económico, al cual mantienen a través del consumo de lo que se produce, a
cambio de una vida llena de confort y bienestar.
En la medida que la conciencia de clases se incremente, en
esa misma medida la pseudo concreción se romperá y se tendrá claridad que el
sistema de producción capitalista continua siendo un sistema explotador del
hombre por el hombre, un sistema en donde los dueños de los medios de
producción continua explotando a los trabajadores y trabajadoras, incluso
aquellos que no se consideran estar dentro de la clase obrera o clase
trabajadora, ya sea porque su actividad económica no implica percibir un
salario o sueldo, son igualmente un sector explotado por el sistema. Es
precisamente este sector el más alienado, uno de los que más plusvalía
ideológica crea y el más proactivo a defender un sistema explotador,
comerciantes; formales o informales, lícitos o ilícitos, forman parte de una
clase igualmente explotada por el capitalismo.
El consumo responsable, es un término muy nuevo que surge
primeramente de los movimientos ecologistas, los cuales mantienen una posición
muy clara en cuanto al daño que el sistema capitalista infringe al ambiente y
que debido al consumo de manera anárquica está fortaleciendo ese daño al medio
ambiente. Ya actualmente este término está siendo utilizado con mayor
frecuencia y el mismo se ha desarrollo en su conceptualización, incluso este
término ha sustituido al llamado Boicot; como concepto usado en el ámbito
económico para referirse a la no compra o venta de algún bien o servicio para
castigar a la empresa o comercio que se considera está ejecutando una acción
moralmente reprochable.
Como ya en los párrafos anteriores se manifestó, el acto de
consumir no solo se debe percibir como un acto de una satisfacción a una
necesidad o deseo personal, sino, también debe haber la conciencia de que al
consumir se está colaborando en todo el proceso que se lleva a cabo para
producir un bien o servicio. Todo este proceso de producción tiene
implicaciones económicas, políticas y ambientales; tanto nacional como
internacionalmente, razón por la cual se debe tener el claro conocimiento de
que al consumir se está valorando positivamente al productor de ese bien o
servicio. Debido a todo esto, el consumo responsable (CR) consiste, en su
concepto básico, el de consumir; de acuerdo a las opciones que ofrezca el
mercado, tomando en consideración todas las implicaciones que conllevan a la
producción de ese producto o servicio.
El CR no se trata de consumir menos, y este será ejecutado
de acuerdo a la realidad social y económica de cada región en donde se aplique.
Por esta situación, es posible que en algún país haya la necesidad de consumir
menos, pero desde otra perspectiva, lo que se necesite sea la de cambiar los
hábitos de consumo, consumir diferente y de manera más eficiente. Para el caso
de Venezuela, posiblemente el medio para combatir la hiperinflación existente
sea a través de un cambio en la cultura de consumo que se tiene.
Existen tres actividades de consumo básicas que encierran el
desenvolvimiento de un CR, estos son: el consumo ético, el consumo ecológico y
el consumo solidario.
Se trata de consumo ético cuando se involucran en esta
acción los valores como una variante al momento de consumir. A la hora de
consumir se valoran las opciones más justas y solidarias en función del
colectivo, de la sociedad, de la humanidad. Para conseguir esa valoración es
necesario contar con una formación e información al respecto, entender el
contexto social en el cual se desenvuelve el consumidor (a), entender cuál es
el proceso detrás de cada bien producido, sus opciones, sus consecuencias, se
hace necesario tener un pensamiento muy crítico a la hora de consumir. Por otro
lado, se debe tener conciencia de la necesidad de reducir los niveles de
consumo, consumir lo realmente necesario en función de las necesidades reales y
no de las necesidades impuestas por la economía de mercado.
El consumo ecológico se fundamenta en la aplicación de las
tres “erres”; reducir, reutilizar y reciclar. Este tipo de consumo busca
neutralizar en gran medida, las propuestas de marketing que tratan de inducir a
la compra compulsiva de productos que valoran más lo estético que lo funcional
(obsolescencia programada). Los sectores agroalimentarios, ganadería, no
escapan a este tipo de consumo.
Y el consumo solidario trata precisamente de consumir
tomando en consideración las implicaciones laborales que surgen en la
producción de bienes y servicios. Este tipo de consumo busca que los
consumidores y consumidoras paguen el precio justo de bienes y servicios,
además de propiciar las condiciones necesarias para potenciar la integración
entre los diferentes actores que intervienen en el proceso económico. Del
consumo solidario surge lo que se conoce como el comercio justo, término usado
en diferentes latitudes, en donde el fin último es el de mantener una economía
sana y prospera, a través de la integración de productores, organizaciones
sociales, importadores, consumidores y Gobiernos para que trabajen en conjunto
para el beneficio de todos.
El CR como ya se indicó antes, se debe aplicar en función de
las condiciones materiales históricas de cada región, bajo sus realidades y
necesidades reales. Para el caso de Venezuela el CR debe ir dirigido en primer
lugar al equilibrio de los precios de bienes y servicios, para luego ir
avanzando y consolidar una economía prospera y sana que permita el desarrollo
de la Nación.
Como ya se explicó en artículos anteriores, la inflación que
existe actualmente en Venezuela obedece a dos hechos o fenómenos que terminan
unificados en una estructura económica que se fundamenta en la renta petrolera,
por un lado se tiene un mercado paralelo de divisas que sirve como marcador de
precios (dólar today) y por otro lado está la falta de una oferta de bienes y
servicios por parte de los productores para satisfacer la demanda agregada y
que genera una escases que obliga al incremento de los precios.
Los consumidores y consumidoras son quienes; dicho de manera
muy coloquial, tienen la última palabra a la hora de pagar por un bien o
servicio de acuerdo al precio que tenga ese producto. Desde otro punto de
vista, si los consumidores y consumidoras pagan a los precios existentes;
especulativos todos, los precios continuaran su incremento. Cuando un productor
o comerciante le coloca el precio a su producto y el mismo es cancelado por los
consumidores, este empresario continuara incrementando ese precio, bajo un
argumento irrisorio pero valido porque existe un sector de la población que los
paga.
Mientras exista un sector de la población que cancele los
productos, los precios continuaran en su escalada inflacionaria, la burbuja
inflacionaria seguirá creciendo hasta que explote y genere consecuencias muy
negativas para el país. La inflación inercial especulativa, la cual genera una
espiral inflacionaria a través de las expectativas de los empresarios y
comerciantes, solo puede ser detenida a través del Consumo Responsable, pero
para que esto sea una realidad primero es necesario que exista una organización
al respecto. El poder popular, debe asumir su protagonismo histórico al
fomentar en la práctica, políticas dirigidas a mitigar el problema económico
que existe en Venezuela, muy particularmente el de los precios de bienes y
servicios.
Ya es conocido como muchos organismos sociales se han
organizado dentro de estructuras como los consejos comunales y comunas, y a
través de estas nuevas estructuras de poder se han desarrollado nuevos esquemas
de producción, distribución y consumo. Las empresas de propiedad social, el
sistema económico comunal, son instrumentos de mucha utilidad para combatir la
problemática económica en Venezuela, ejemplos como los observados en la Comuna
Panal 2021; ubicada en la parroquia del 23 de enero, deben ser analizados y
comprendidos en toda su dimensión para luego ser llevados a otros espacios,
comunidades organizadas y así fortalecer el Poder Popular, dando nacimiento a
la nueva estructura económica socialista que propiciara y fortalecerá las
nuevas estructuras de poder.
Cuando se habla de un comercio justo, se espera que un
empresariado sea lo suficientemente consciente de la situación que existe en su
entorno, que debe tener presente que su negocio solo prosperará a través del
consumo de lo que ofrece. Esta situación debe llevarlo a comprender la
necesidad de velar por darle al consumidor la oportunidad de mejorar su poder
de compra.
Por otro lado, si el empresariado y comerciantes mantienen
su posición de mantener la ganancia a través de la especulación, le tocara a la
sociedad, al pueblo, tomar las consideraciones pertinentes y aprender
verdaderamente a consumir de forma responsable. Los consumidores y consumidoras
deben organizarse, para lograr mediante la información y formación educarse en
como consumir de manera que su poder adquisitivo mejore. Cambiar el hábito de
alimentación, buscar alternativas, usar las tres “erres” para fomentar
soluciones, entender los extremos como actividades de última instancia y no
como resultado de la problemática, será necesario para salir de esta guerra
económica que le tienen a Venezuela.
Las familias como agentes que intervienen en el circuito
económico, deben entender su importancia y desde su función como consumidores y
consumidoras, es necesario que comprendan su importancia como sujetos en este
proceso económico. El pueblo es quien tiene la última palabra a la hora de
aceptar el precio de un bien o servicio, y no se trata de caer en la anarquía,
sino al contrario, se trata de accionar de manera planificada, organizada, con
conciencia, se trata de generar una contraofensiva que le demuestre al
empresariado y a los comerciantes que el poder decisorio está en manos de
quienes consumen, de quienes pagan los precios, hay que hacer vales los
derechos del consumidor.
A fin de cuentas, que es la inflación; sino un instrumento
del capitalista para tener el control sobre el salario y los ingresos del
pueblo, razón por la cual, el pueblo organizado debe apropiarse de este
instrumento y utilizarlo a su favor. En la medida que se tenga conciencia y se
tenga claridad de como a través de la plusvalía ideológica, manipulan todas las
realidades, en esa misma medida se logrará acabar con esta guerra de quinta
generación o guerra hibrida.
Lic. Economía Social
reytamaris@gmail.com
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